CAPITULO 6: AÑORANZA

501 38 7
                                    

BELLA

Edward… mi amor tan cerca de mi corazón y de mi mente y tan lejos de mis brazos y mi cuerpo. ¿Cuánto tiempo más te habré de esperar?… ven a mí.

Edward, no necesitas probar que eres fuerte. No necesitas probarme tu valor. Sólo... ven conmigo. Pronto que mi corazón desespera.

Tus brazos son mi fortaleza, en tus manos pondré mis sueños, en tu pecho mis esperanzas. Encuentra el camino de regreso y seremos otra vez uno sólo corazón, una sola carne, un solo ser.

"Te amo Bella" en la distancia resuenan tus palabras pero el tiempo va lanzando su veneno y confunde mis pensamientos ¿Por qué demoras tanto?

Ha comenzado a llover, el cielo está llorando, su pena es más grande que la mía, incontables gotas buscan la tierra… buscan reunirse, buscan el mar. Te espero, te espero…

— ¿Bella? ¿Otra vez aquí?— Alice llegó a hacerle olvidar por un rato su ausencia.

—Sólo miraba el cielo— dije endureciendo mi semblante.

—El cielo no está en el camino. Un día lo verás llegar y volverá esa sonrisa que tenías cuando volviste de tu viaje— puso su cabeza en mi hombro. Ojalá eso digan sus visiones.

—Han pasado tres lunas, el bardo no ha vuelto, estoy preocupada, siento… algo en mi pecho— confesé por fin.

—Y yo no sirvo para nada— se entristeció. Sus visiones casi desaparecieron porque ella también sufría.

—Préstame a tus cuervos— le pedí.

— ¿Quieres verlo? Puede que no veas nada— se encogió de hombros. Tal vez sea cierto pero si sigo sin hacer nada, sólo esperando, tal vez termine volviéndome loca.

—No importa, tengo una extraña sensación— le dije para convencerla.

—Bien. Les diré que por esta noche deben obedecerte. Intenta conectarte con ellos— sugirió. Sonaba fácil pero en verdad no lo era. Una vez lo intenté, craso error. Pero hoy podía arriesgarlo todo, incluso morir de frío. Para ver lo que mira un cuervo hay pasar por una suerte de trance, sin abrigo, ni el calor del fuego.

Preparé todo lo esencial aquella noche. Apagué la chimenea, abrí las ventanas y me tumbé sobre una piel donde me daba la corriente de aire helado. Pasaron horas, creo, no veía más que árboles y montañas.

De pronto la sensación se hizo más fuerte, aquella desesperación me paralizó. Ya no sentía mi cuerpo y eso ni siquiera me importaba, tenía la seguridad que Edward se encontraba en peligro mortal.

No sabía cómo ayudarlo, pedí mentalmente a todos los cuervos que me escuchen que acudieran en su ayuda y rogaba porque Edward recordara mis consejos. El dragón, Fafnir, lo estaba persiguiendo. Podía oler el fuego podrido de su aliento. Podía sentir el hedor de su cuerpo de reptil. Sus ojos en llamas no me miraban, buscaban algo en aquella cueva.

"Clava la espada en su corazón" grité al sentir un fuerte bramido, nada podía hacer más que mirar la columna de fuego que escupía la bestia.

Las visiones desaparecieron, miré el alto techo de mi habitación, rápidamente tomé una cobija y me envolví. Estaba helada, casi era un trozo de hielo.

Pero eso no importaba, lo único en lo que yo pensaba era en que Edward esté bien. Y por primera vez rogué que hubiera algo más grande que los dioses que yo conocía, imploré a algo superior que te proteja y te devuelva a mí.

.

.

EDWARD

Salí de Burgundia lo más rápido que pude, pero un extraño sopor empezó a calentarme el cuerpo.

VALKIRIA -Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora