JungKook se imaginaba rodeando con su brazo los hombros del rubio, acurrucándolo en su pecho y terminar la velada en un beso romántico y pasional bajo las tenues luces del cine, perdiéndose ambos en los ojos del otro, como en las mejores escenas de un cliché. Pero, esto era la vida real, y ese tipo de situaciones resultaban absurdas y poco originales.
Incluso no sabía lo feliz que podía sentirse solo con estar saltando los dos en sus asientos, riéndose y lanzándose palomitas a la cara. Sonriendo entre ellos cuando las demás personas los mandaban a callar, completamente molestos por el desastre que estaban haciendo.
—¿Haremos silencio en algún momento? —El rubio se rió, ladeando la cabeza y llenándose la boca con el chocolate, mirando a la pantalla cuando la princesa alienígena apareció, y el pelinegro se encogió, seguro de que el mayor no estaba entendiendo nada de la película cuando volvió a verlo, sonriéndole y picándole una costilla con los dedos llenos de dulce.
Eso explicaba porque estaba tan entusiasmado en buscarle juego.
JungKook se dio un par de golpecitos en la barbilla, tomando la mano de Jimin para levantarlo y sacarlo de la sala de cine, entre las sombras y con el audio de la película sonando a sus espaldas. Giro a verlo, el rubio ladeando aún más la cabeza cuando estuvieron en la calle.
Lo llevo al centro, con la idea en su cabeza de que tal vez pudieran hacer algo divertido. Algo en lo que no solo se divirtiera él, sino los dos.
Sus ojos se iluminaron cuando se cruzaron con un dibujante, jalando la mano del rubio distraído admirando las luces de la ciudad, en medio de una noche estrellada donde el cielo estaba despejado, mostrándose en su más esplendoroso brillo. La brisa fresca que les golpeaba la cara mientras caminaban, moviéndoles algunos mechones de cabello.
—¿Puedes dibujarlo?
—Claro, aunque... —El chico pálido hizo una pausa, pareciendo ligeramente avergonzado. —Soy solo un aprendiz, pero, agradecería si me dieras la oportunidad, aun así.
—Solo… solo dibújalo.
El chico sonrió, pidiéndole a JiMin que se sentara. Y el rubio lo hizo, haciendo una mueca y sonriendo cuando el dibujante se señaló la boca sonriente, sus manos alisando el papel blanco y presionando el lápiz. Los trazos suaves marcándose con el ritmo de su mano, la figura en grafito luciendo en líneas finas, llenas de la gracia singular de las manos que la dibujaban y le otorgaban forma sobre el papel. El sombreado delicado realzando la belleza del rostro del rubio cuando el artista dio el último toque a su obra, girando el lienzo para que los ojos mieles y brillantes observaran su reflejo en el diseño.
Park JiMin estaba maravillado con lo que veía.
—YoonGi, Ha Joon y yo hemos estado esperando, ¿has visto a Do Joon, o a WooSung?, ¡¿y dónde rayos esta JaeH…-?! Oh. —El moreno dejo de hablar, mirando al pálido sonreírle y mostrarle su arte con el dedo. —Te quedo muy lindo, Yoonie. Te dije que tenías talento para esto.
JungKook miro al otro chico de reojo, acuclillándose a acariciar la cabeza del perrito blanco que se froto contra su pierna, el pelaje blanco escurriéndosele entre los dedos, y sonrió, soltando una pequeña risa cuando el animalillo le lamió la cara.
Vivía con esto todos los días, no era algo que le molestara.
Gajes del oficio, supone.
—Hey, eres el chico de la tienda de mascotas.
JungKook regreso su vista al alto, ladeando la cabeza cuando lo reconoció. —Sí, soy yo. Qué tal todo con este amigo, ¿eh?
—RapMon es maravilloso. Un buen amigo.
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O Sole Mio 🌾
Random→KookMin →Mini fic →Especial cumpleaños JiMin 2019 Donde a JungKook le gusta JiMin y planea como acercarse a ese recién llegado. ¿El problema? JiMin no habla coreano. Solo entiende italiano. ¿La única frase que JungKook sabe? "-O Sole Mio..." Portad...