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Por muy agotador que hubiera sido personalmente el día, Charlie Morningstar no se daba por vencido. Cuando llegó a casa desde Cannibal Town, no quería nada más que llevar a Vaggie a su habitación y posponer los problemas más importantes hasta mañana, pero no podía hacerlo. No cuando vio a Angel, Husk, Niffty y Pentious, todos decididos a defender el hotel que llamaban hogar en lugar de huir de lo que pronto se convertiría en el lugar más peligroso del infierno.
Dejó de lado lo que quería y se centró en lo que necesitaban las personas que confiaban en ella. Les dio habitaciones a los caníbales (lo más lejos que pudo de los residentes reales, porque no le gustaba la forma en que seguían mirando a Angel y Husk) y escribió tantos planes como pudo pensar, luego enrolló su mangas y ayudó con las fortificaciones.
Sin embargo, a pesar de lo concentrada que estaba, se mantuvo muy consciente de la ubicación de Vaggie en todo momento. La emoción de los caníbales respecto a qué sabían los ángeles era… preocupante, por decir lo menos, cuando ya había un ángel viviendo bajo el mismo techo. Charlie podía soportar muchas cosas, pero alguien que intentara darle un mordisco a su novia sería más que cruzar la línea (Esperaba que ninguno de ellos hubiera visto las alas de Vaggie, no con ese entusiasmo específico por probar las alas de un ángel; incluso la idea de que alguien intentara ir tras esas alas la hizo comenzar a ver rojo)
El ángel desapareció brevemente con una bolsa, pero cuando cuando reapareció, Charlie se aseguró de orientarse constantemente a una distancia segura de su pareja. Vaggie estaba ocupada indicando a las empleadas de Carmilla qué hacer con el enorme botín de armas (Charlie no estaba segura de cómo había pagado todo eso; ¿tal vez la overlord iba a enviarle una factura?) después se despidió de Odette y Clara con una sonrisa y un apretón de manos amistoso (espera, ¿de qué se trató eso?) y se lanzó a cualquier trabajo que requiriera esfuerzo físico.
Sin embargo, por alguna razón, todavía usaba escaleras para llegar a lugares altos, a pesar de que tenía alas en perfecto estado que Charlie puede o no haber estado esperando ansiosamente ver en acción.
Fue un día de trabajo largo y agotador, pero nadie se quejó. Husk se aseguró de sacar agua para mantener a todos frescos e hidratados, y Niffty usó sus descansos del trabajo para preparar pequeños bocadillos para mantener su energía. Alastor no estaba por ningún lado, pero eso probablemente era algo bueno después de lo que pasó antes; Charlie no estaba segura de cómo reaccionaría Vaggie si tuviera que estar cerca del Overlord tan pronto.
Había una incertidumbre persistente en el aire entre los residentes del hotel, pero cuando Vaggie le pasó a Charlie una botella de agua y fue recompensada con un rápido «Gracias, cariño» y un beso en la mejilla, pareció que todos (Vaggie incluida) soltaban un suspiro de alivio, con la seguridad de que las cosas realmente iban a estar bien.
