En las alcantarillas de Nueva York cuatro tortugas adolescentes jugaban con su juguetes de robot.
Pero a diferencia de sus hermanos, donnie nos los cuidaba, al contrario, experimentaba con ellos y los dañaba; los quemaba, los despedazaba, etc.
Según su estado de ánimo, era el modo que escogía para destrozar sus juguetes. Decía que era un doctor y que el salón de juegos, era su quirófano. cuando eso ocurría donnie se peleaba con sus hermanos hasta que splinter les castigaba con entrenamiento extra.
Un día splinter regalo a donnie por su cumpleaños un nuevo juguete que causó sensación: un robot con inteligencia artificial, que aprendía a jugar con sus dueños.
splinter llevo el nuevo artefacto a su hijo.
– Ahh, otro juguete!- dijo donnie en tono despectivo.
Pero se sorprendió al oír que el robot le respondió:
– Soy un juguete completo, mi nombre es R1 y estoy aquí para jugar contigo. ¿Cómo quieres llamarme?
– ¡Wow, al fin un juguete que me gusta! – dijo un poco más animado y se fue al salón de juegos con su regalo.
Una vez allí, comenzó con su ritual: acostó al robot en una mesa que tenía y lo desarmó con un destornillador. Le destapó el compartimiento de circuitos y empezó a cortarlos mientras se reía a pesar de las protestas del robot que no quería que lo dañaran.
Esa noche llovió fuerte y las alcantarillas se inundo mucho, a donnie le pareció buena idea sacar a R1 a las aguas de las alcantarillas. El robot, que estaba programado para identificar las situaciones de peligro para su integridad, también protestó en vano.
Terminada su tarea, donnie se fue a cenar. Mientras comía con su familia, se escuchó un ruido fuerte y, seguidamente, todo quedó a oscuras.
donnie verifico los fusibles de la electricidad.
En la habitación de Donnie se escuchaban extraños ruidos y la familia de donnie Entraron a la habitación y comprobaron que todo estaba en orden. Incluso R1, estaba perfectamente acomodado sobre la cama de Donnie.
Esto les sorprendió gratamente, así que le dijeron que estaban felices de que le hubiese gustado tanto el nuevo juguete.
donnie estaba confundido y, al mismo tiempo, temeroso. Él sabía que había dejado al robot en las alcantarillas, bajo el agua y con sus circuitos expuestos.
Bajaron para terminar de cenar, pero donnie casi no probó bocado por la preocupación y el desconcierto.
Splinter notó su ánimo y le preguntó qué le pasaba, pero él solo pidió permiso para retirarse a su cama.
Subió a su habitación y ya el robot no estaba sobre su cama. Se acercó para revisar debajo y escuchó que la puerta se cerró detrás de él.
Al darse la vuelta, Donnie vio frente a él a R1 que le dijo:
– Mi nombre es R1 y te voy a enseñar que a los juguetes no se les daña.
donnie gritó asustado y sus hermanos y splinter subieron al instante para ver qué pasaba.
-El robot me habló- dijo con voz entrecortada por el miedo.
– Claro hijo, para eso está diseñado- responde su padre sonriente.
– No, no. Me habló amenazándome. Dijo que me enseñaría a no dañar mis juguetes.
Pero splinter y sus hermanos no le creyeron. En cambio le dijeron que habría sido su imaginación, y que por supuesto que el robot hablaba porque era uno de los atractivos de su diseño.
Al notar la insistencia de donnie, decidieron probar preguntándole al muñeco su nombre y este contestó:
– Me llamo Chatarra y soy el juguete de Donatello.
Aunque les pareció que Chatarra no era el nombre que esperaban que donnie le pusiera al robot, no dijeron más nada, les dieron la buenas noches y se fueron cada uno a su cuarto.
donnie estaba confundido, pero tras un rato se convenció de que había sido su imaginación y cuando estaba a punto de dormirse, escuchó horrorizado:
– No soy tonto. Te enseñaré a cuidar tus juguetes. No importa lo que le digas a tus hermanos y a splinter, nunca te creerán. Deberás acostumbrarte a mi compañía. Ja, ja, ja.
A partir de entonces, donnie dejó de dañar sus juguetes y siempre paseaba acompañado de su robot.