Leonardo se había ganado su propia habitación, tras varios años de compartir el espacio con sus hermanos menores. Al verla, quedó fascinado, tenía un diseño moderno, con muebles metálicos, incluso tenía una pared llena de casilleros como en la escuela.
Esa noche mientras dormía tranquilamente, fue despertado por un rechinido, tras el cual vinieron otros, al encender las luces, notó que las puertas de todos los casilleros estaban abiertas. Al acercarse vio que las cerraduras estaban maltratadas, y supuso que por eso no podía cerrarlas, así que se fue de nuevo a dormir. Por la mañana, se levantó de prisa, pues era tarde para la escuela, pero tuvo que interrumpir su carrera, porque se dio cuenta que todas las portezuelas estaban cerradas.
Durante las clases no paraba de pensar lo que había sucedido, pero dio por sentado que todo había sido un sueño, por haberse dormido pensando en su nueva habitación. Pero esa noche sucedió lo que la anterior y a la misma hora.
Solo que esta vez, alcanzó a ver un poco más en medio de la penumbra, un desfile de sombras, pasó frente a él, se dirigían a los casilleros y los abrían causando aquellos rechinidos.
El chico estaba sin habla, a punto de desfallecer por la impresión, pero por fortuna su padre ( hamato Yoshi) escuchó el alboroto y entraba para pedirle a Leo guardar silencio. Sus ojos casi terminan desorbitados al ver sombra tras sombra inundando la habitación.
Su reacción fue inmediata, sacó a su hijo del cuarto, mientras le pedía perdón. Aparentemente todo el mobiliario había sido rescatado de un viejo hospital, el cual había dejado de funcionar desde el día en que se quemó y murieron en el la mayoría de los empleados y pacientes.
Al parecer, muchos de ellos no se dieron cuenta de que habían fallecido, y seguía atados a su rutina, abrían los casilleros en el cambio de turno, y colocaron un paciente en la cama del chico, por suerte, este llegó después de que ellos habían salido de la habitación...