Corta de palabras

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Querido diario:

Ya no me come el coño como antes. Lo que antes era una entrada directo al paraíso ahora parece un trámite burocrático; tedioso y aburrido. Siento placer, sí, pero es muy distinta la manera en la que me provoca. La he notado ausente, muy ausente desde la última vez que nos vimos y algo me dice que no acabaremos bien. Pretendía escucharme pero sólo sonreía y de vez en cuando sentía con la cabeza mientras luchaba por no  mirar su teléfono.

No sé en qué momento caímos en la cotidianeidad, en lo burdo y aburrido. Y siento pena, genuina pena por ello. Es un poco triste pues lo que busqué con ella fue precisamente salir del color gris de la vida del adulto promedio. Juntas nos divertíamos, parecíamos una pareja en toda extensión pero sólo éramos eso, un espejismo, una efímera ilusión ante los demás. Creo sinceramente que no va a cambiar, por mucho que lo intentemos. Llegamos a ese punto difícil en donde nos falta la frescura y la espontaneidad de una pareja joven,  se complica volver a recuperarla si no es que imposible hacerlo.

Antes de llegar a esa conclusión que podría considerarse precipitada, le pregunté qué pasaba, si había algo en lo que yo pudiera ayudar, -ya hemos pasado por situaciones similares en las que hablando solucionamos el asunto- sólo me miró con algo parecido a la ternura y negó. Me dijo que no pasaba nada, sólo era un periodo cercano a su cumpleaños lo que la tenía tan distante.

Comprendo esa sensación ya que también lo he sentido acercándose mi cumpleaños pero nada me quita de la cabeza que hay algo muerto en nuestro idilio y está a punto de terminar. Es un mal presentimiento que no he podido desechar, para mi desgracia. La he dejado tomarse el tiempo, quizá eso le pueda dar perspectiva pero temo que haya sido contraproducente y al final decida dejarme.

No quiero llegar a ese final pues contra todo pronóstico y con el riesgo de parecer una tonta, me enamoré de ella pero también sé que no importa qué tanto la ame, si esta decidida a irse, nada la detendrá.

Camino SinuosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora