Daddy give me more ~ [YoonSeok]

01

-Yo, Min Yoongi, acepto serte fiel en la riqueza y la pobreza, así como en la salud y la enfermedad, cada día de mi vida, hasta que la muerte nos separe.

Esas fueron las últimas palabras de Yoongi antes de su condena, su madre había estado hace tiempo molestando con que ''sentara cabeza'', hasta que por fin el día llegó.

Seulgi era la indicada según él, pues una mujer responsable era lo que un hombre de su edad necesitaba.

Yoongi ya tenía 30 años y parecía no querer una relación seria hasta que la conoció. Una mujer con un encanto que pocas poseían, además de que era mayor que él; ella sería perfecta si tan solo no tuviera de hijo a un mocoso de 20 años

Jung Hoseok era el tipo de chico presumido y orgulloso, popular de la universidad, caprichoso que obtenía todo lo que quería a como diera lugar, en pocas palabras todo lo que detestaba.

La relación con el chico nunca fue buena, en realidad ambos preferían ignorarse, pero ahora que estaba casado con Seulgi debían convivir todos los días, pues estarían bajo el mismo techo.

-Puede besar a la novia.- dijo el sacerdote al finalizar todo el ritual que indicaba que por fin se había casado con una buena mujer.

Yoongi tomó de la cintura a su ahora esposa y juntó sus labios con los de ella, en su mente se repetía que era la mujer perfecta, pero en su corazón no sentía esa emoción de la que todos hablaban cuando se referían al amor de su vida.

Todos los invitados se pusieron de pie para celebrar la unión, algunas mujeres se limpiaban las lágrimas por la ceremonia tan emotiva, algunas otras sonreían hipócritamente pues envidiaban a la novia por haberse casado con un hombre multimillonario y guapo a más no poder, fuera de eso la mayoría se encontraba alegre por la pareja.

Y digo que la mayoría porque habían personas que realmente no estaban disfrutando del evento, como ese joven de cabello rojizo sentado en la primera fila con cara de asco al ver como su madre se estaba casando por tercera vez desde que su estúpido padre los había abandonado. Ya sabía cómo terminaría todo, así que para nada se emocionaba.

-Quita esa cara Hoseok, no es un funeral,- su mejor amigo le regañó mientras aplaudía como los demás.- es la boda de tu madre.

-Si. La tercera en los últimos diez años. ¡Que emoción!- exclamó con sarcasmo Hoseok.

-¿Podrías bajar la voz por lo menos?- Hoseok prácticamente estaba gritando, haciendo que todos voltearan a verlos.- Ahora pon tu mejor cara y ve a felicitar a Seulgi y al señor Min, no querrás arruinarle la boda a tu madre.

Oh, Hoseok claro que quería, se iba a encargar de arruinar el resto de la boda y no solo eso, también se encargaría de arruinar la vida del gran señor Min Yoongi, pues su rostro y actitud de superioridad lo fastidiaba tanto.

La recepción era en un fino salón en una de las torres más famosas de Seúl, Hoseok aprovecharía a embriagarse con champagne caro de eso estaba seguro, pero antes debía encargarse de unos asuntos.

Vio a su madre y a Yoongi sentados en una mesa especial para los novios, se veían asquerosamente felices y bufó ante la imagen. Pronto se vio acercándose a ellos.

-¡Cariño! Por fin te dejas ver, ¿Dónde te metiste? Creí que me ayudarías a arreglarme para la ceremonia.- su madre hiso un ridículo puchero.

-Mamá deja de hacer esos gestos por favor. Te ves ridícula.

Vio a Yoongi retener una risa por lo que dijo y también quería hacerlo pues la expresión de su madre fue graciosa.

-No seas grosero bebé.- regañó Seulgi.- Y tú no te rías.- esta vez se dirigió a Yoongi dándole un pequeño golpe en el hombro.

-Felicidades mamá, por tu tercer boda. Rompiste récord, esta vez duraste menos tiempo en atrapar a alguien.- Hoseok dijo de repente y el ambiente entre los tres se volvió tenso.- Y felicidades también a usted señor Min, espero que como mi padre postizo se encargue de meterle algunos millones a mi cuenta.

Hoseok conocía tan bien a su madre que sabía perfectamente bien que ella no estaba más que con Yoongi por su estabilidad económica, siempre fue así. No era quien para juzgarla pero también empezaba a hartarse de esa situación, no iba a permitir que su madre hiciera infeliz a otro hombre más por la ambición insana que tenía, aparte de eso, su nuevo esposo no le agradaba, había algo en él que lo hacía ponerse nervioso, su piel se le enchinaba cuando lo oía hablar, le provocaba sensaciones que desconocía y no iba a permitir que estuviera tanto tiempo a su alrededor.

-Lo haría, claro, si no fueras tan solo un mocoso que malgasta el dinero.- respondió Yoongi con veneno en su voz.- Y por favor guarda un poco de respeto por tu madre y por mí.

-Señor Min, usted no es mi padre, así que no espere nada de mi.- Las cosas entre ellos siempre fue así, por esa misma razón no hablaban cerca del otro, pues cualquier cosa era motivo de una discusión.

-Por favor Hoseok, no ahora.- su madre estaba roja de la vergüenza por el comportamiento de su hijo, no sabía cómo controlarlo, desde hace algunos años su pequeño no era el mismo y no entendía eso, antes solían llevarse relativamente bien, Hoseok era un chico dulce y amigable con todos pero un día se volvió un chico exigente y grosero con cualquiera que se le acercara.

-Está bien mami, será después.- con un poco de burla en su voz Hoseok se dio media vuelta y se fue.

Yoongi desde su lugar lo vio alejarse, la cólera brotaba de su interior. No entendía como Seulgi le permitía tanto a esa pequeña mierdita con aires de grandeza.

-¿Por qué dejas que te hable de esa forma? Debiste educarlo mejor.- Yoongi no se quedaba callado cuando algo le molestaba.- Ya es un adulto y sigue comportándose como un niño caprichoso.

-Yoongi, hemos tenido esta conversación miles de veces, no la tengamos hoy en nuestro día especial.- Su esposa tenía razón, no quería terminar enojándose más por culpa de ese malcriado.

Sin más problemas la pareja se olvidó de Hoseok, quien estaba en una mesa lejana a ellos, con su mejor amigo embriagándose con alcohol caro y bailando con un par de chicos desconocidos.

Muy probablemente uno de ellos terminaría en cama de Hoseok.