CAPITULO 2

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Por un tiempo Elsa negaba tener sentimientos hacia Anna, se decía así misma que era algo "enfermo", y se odiaba por soñar con su hermana. Algunas veces trataba de entender el asunto, explicar algunas cosas, tener ventajas y desventajas, pero todas esas respuestas positivas, siempre terminaba con una respuesta negativa.

Aunque Elsa opinara de su situación, sabe que Anna realmente no es su hermana, y que no llevan el mismo Adn pero aún así, su madre está casada con el padre de Anna.

La historia de ellos puede ser algo aburrida para la albina, su madre se había enamorado profundamente de Agnarr, padre de Anna. Los dos habían compartido clases desde la secundaria hasta la universidad, pero en esa época Iduna dejaba de pensar mucho en el chico.

Había comunicación entre ellos, no tenían una buena amistad porque cada quien solía estar con su grupo de amigos, pero los dos se pensaban a cada rato. La verdad es que los dos estaban enamorados de uno hacia el otro, pero su timidez y el miedo de ser rechazados, nunca se atrevieron a confesar sus sentimientos.

Después de que concluyó la universidad, cada uno inició una nueva vida, conocieron a otras personas y formaron una familia.

Pero cuando el esposo de Iduna había fallecido por causa de un accidente automovilístico, ya no sabía cómo continuar con su vida. Tenía a Elsa pero ella aún tenía 6 años, pensaba que su hija no iba a reconocer lo que había pasado en sus vidas pero lo que ella no sabía es que Elsa entendía toda la situación.

Bastaron dos meses para que Iduna volviera a continuar con su vida, su hija fue de gran apoyo, tal vez por eso tomó el valor para seguir adelante, pero ni ella pudo haberse imaginado que en el primer día que salió de su casa iba a encontrarse con él amor de su vida.

Agnarr estaba recogiendo unos papeles que se le habían caído en plena calle, iduna fue ayudarlo pero el tampoco se iba a imaginar que ella iba a estar ahí, a lado de él.

Los dos comenzaron hablar, Agnarr le comentó a Iduna que estaba caminando de regreso a su casa porque fue a recibir unos papeles de su divorcio. Igual comentó que tenía una hija cuyo nombre era Anna y que tenía 3 años de edad.

Los dos se pusieron de acuerdo para ir a un lugar y conversar un rato de sus vidas. Después de mucho tiempo tuvieron una relación como amigos hasta que una noche los dos confesaron lo que hace tiempo quisieron hacerlo.

Aceptaron los dos porque se decían qué él destino los volvió a unir, compraron una casa para empezar una familia y el resto es historia.

Aunque Anna no fuera hermana de Elsa, para ella siente que si lo es. Es decir, convivieron como familia y sus padres decían que eran hermanas. Y cuando alguien te repite las mismas palabras cada vez que pueden, sabes que es cierto, o al menos empiezas a creerlo.

Estaba vez Elsa se encontraba terminando su tarea en el comedor, quería hacerlo en su habitación pero sabía que si estaba allí, iba a dormir en vez de terminar con sus proyectos.

—Cariño, en un momento vamos a comer— dijo iduna desde la cocina. —Solo espera que Anna regrese de su escuela y...-

—Y vamos a comer, ya lo sé, me lo dijiste desde la vez que te pregunté. — Elsa había respondido de un modo que no era tan agradable para Iduna.

—¿Estás de mal humor?— y su madre llegó para ponerse de lado de Elsa. —¿Es por tu tarea que estás así?

—No...— mintió. —Bueno, tal vez. Pero no es el punto.

—Si hubieras leído mi mensaje ya estaríamos comiendo juntos. — Elsa había recordado que su madre le envió un mensaje diciendo que debía esperar a Anna por sus clases extras. Pero en vez de hacerle caso, solo lo ignoró. —Espero que Anna no venga caminando.

—¿Por qué?

—El clima ha estado un poco raro estos días, me preocupa que venga caminando y llueva.

—No pasará eso amor— y Agnarr se unió a la conversación. —Anna es inteligente, podría tomar un taxi o...

—Venir caminando– murmuró Elsa. Agnarr se acercó a la albina y le mostró una foto de su teléfono. —¿Y eso?

—Un chico está vendiendo unas piezas de lego, creo que son las que perdiste la otra vez.

—Oh...

—Se me olvidó decirte— regresó Iduna de la cocina. —Tu hija está de mal humor porque ya tiene hambre y no quiere esperar a su hermana.

Agnarr se había reído junto con iduna pero para Elsa no fue nada gracioso.

—Tranquila, Anna no va a tardar.

—De hecho lo hace, su clase debió terminar hace media hora pero no, aún no regresa.

—¿Acaso te aprendiste el horario de tu hermana?— preguntó Agnarr con un tono de burla.

—No— una mentira más.

—Y hablando de el rey de Roma, Anna me envió un mensaje diciendo que su clase va a tardar más.

Cuando Elsa escuchó aquello, solo se quejó en silencio y fue al refrigerador para  tomar una lata de soda.

La albina salió de la casa para tomar aire fresco, al estar afuera notó que el clima cambió bastante y que empezaba a llover.

Bufó.

Podía a oler a tierra mojada y eso significaba que la lluvia iba a estar intensa esta vez, y que Anna no iba a encontrar ningún taxi por las calles.

Entró nuevamente a la casa y le preguntó a Agnarr en cuanto tiempo iba a llegar Anna, él dijo que faltaban unos 20 minutos, para ese entonces la lluvia estaría fuerte.

Fue hacia el sofá, se sentó cerca de la ventana y esperó hasta que pasaran los 20 minutos.

𝐘𝐎𝐔𝐍𝐆 𝐀𝐍𝐃 𝐁𝐄𝐀𝐔𝐓𝐈𝐅𝐔𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora