⚘ Beso . . .✧

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Estaba harto ¿Cómo demonios lo habían convencido de abandonar una maldita montaña congelada, para luego irse al lugar más jodidamente caliente del mundo? ¡Y básicamente era su primer día en el lugar! Solo se habían registrado en el hotel y hablado un poco con los organizadores del Árbol de batalla el día anterior y ahora, oficialmente iniciaban sus tortuosas vacaciones. De verdad ¿quien lo convenció de semejante tortura?

—¡Te traje helado!

Ah, cierto; Green, su estúpido y adorable prometido.

Red casi se abalanzó sobre el castaño para arrebatarle el helado de las manos. Necesitaba algo congelado con urgencia, definitivamente la idea de viajar a una isla tropical fue un error, realmente le estaba pasando factura.

—¿No puedes comer como una persona normal?— Reclamó el castaño, mirado con desagrado como su novio engullía por completo el helado —Recuerda que regresaste a la civilización.

Y cuando Green trató de darle el primer bocado a su paleta de hielo, Red se la arrebató de un movimiento, para seguidamente llevársela a la boca sin remordimiento alguno, por el contrario, parecía realmente satisfecho.

—¡¿Pero qué...?! ¡Si quieres, sólo pídelo! — Claro que el líder de gimnasio trataba de ser comprensivo. Entendía que Red había pasado aislado de la sociedad por mucho tiempo, teniendo como única compañía a los pokemon y las bajas temperaturas del Monte Plateado... ¡Pero había sido su propia decisión! ¿No podía al menos intentar reincorporarse al mundo de verdad y dejar de actuar como un salvaje egoísta?

El legendario campeón tan solo le miro con aparente desinterés, sacando de su boca el palito de madera, lo único que quedó de la paleta helada.

Green suspiró frustrado, mientras se frotaba el tabique de la nariz, se suponía que esto serían unas lindas vacaciones para ambos y hasta ahora solo se la habían pasado discutiendo.

—De acuerdo, no importa. Seguro las olas te refrescarán— El castaño sonrió entusiasmado, realmente deseaba sumergirse en el mar de Alola... Red por el contrario hizo una mueca de desagrado; dándole la espalda, dispuesto a regresar al hotel, poner la calefacción al mínimo y no salir de ahí —¡No, claro que no lo harás! ¡Tú te vienes conmigo!

Y sin más, ambos se dirigieron a la costa. Algunos turistas por aquí y por allá. Fantástico, multitudes, una de las cosas que más odiaba el azabache.

—Vamos, no seas gruñón. A nadie le importará quien eres.

Trató de animarlo el más bajo, acomodando un par de sillas de playa y una sombrilla de considerable tamaño.

—¿Esos son...?

—¡Son Red y Green!

En menos de lo que pudieron notarlo, ya estaban siendo rodeados por toda la gente del lugar.

Algunos solo trataban de tomarse fotos, otros pedían a gritos un combate con cualquiera y algunas simplemente clamaban por ellos.

Red instintivamente agachó la cabeza, cubriéndose mejor con su gorra y posicionándose detrás de su acompañante.

Por otro lado, Green sonrió forzadamente, llamando a Alakazam para que los teletrasportara lejos de ahí.

—Lo siento— suspiró desganado el mas bajo una vez se vieron alejados de la atención no deseada.

—Está bien.

Red abrazó a su prometido, sabia que si bien éste no gozaba de que se metieran en su vida privada, manejaba mucho mejor a la gente y si esta vez no les había atendido a uno por uno, fue por mantenerlo lo mas cómodo posible.

30 Días de Originalshipping!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora