Lujuria I

1.6K 87 4
                                    

2 am la hora perfecta para tomar un trago en el bar que siempre frecuento en busca de mi nueva víctima, bueno víctima no pero si pequeña dama de compañía.

Solía sentarme en el v.i.p y en solo 2 minutos ya tenía mi mesa repleta de champán, whisky del más fino y algunos complementos para pasar la noche.

Me serví mi trago a la roca y tanteé el lugar en busca de alguna chica que se viese apetecible ante mis ojos, pero ninguna me llamaba la atención o simplemente ya las había probado.

—hola namjoon—rápidamente me giré al escuchar su voz, era seongil, aquella chica fácil qué simplemente con destapar unas cuántas champañas así mismo abría sus piernas ante mi.

—hola seongil, que te trae por aquí?— mi pregunta estaba de más pero hoy quería hacerme el educado y preguntar esas cosas que se supone que debes preguntarle a las chicas para mantenerlas contentas.

—estaba por aquí dando la vuelta y te vi, te puedo acompañar?— dijo mientras exponía ante mi su revelador escote.

Seongil no era estúpida, simplemente sabía hacer sus jugadas y sabía de qué manera podía caer ante ella.

—claro, toma asiento— extendí mi mano y le invité a sentarse junto a mi.

La chica de ojos lujuriosos con cabello corto y sonrisa maléfica de labios carnosos y pintados de rojo sangre avanzó hacia mí con sus piernas expuestas en un revelador vestido rojo y zapatos de diseñador negros se había sentado a mi lado.

Debía decir que seongil era mi última opción cuando no encontraba algo nuevo en la noche y ella lo sabía y no le molestaba en lo absoluto, era una descarada y eso no le importaba y mucho menos a mi.

—quieres tomar algo?— la miré bajo las luces tenues del bar.

—claro, ya sabes lo que me gusta— sonrió y tomó un cigarro de su bolso.

Tomé la champaña de la mesa y le serví una copa mientras ella encendía su cigarro.

—aquí tienes— le extendí la copa y ella la recibió a la vez que acariciaba mi mano con su dedo.

Sabía y notaba sus indirectas desde el primer momento, me gustaba que la chica tenía iniciativa pero esta vez no quería jugar, quería algo nuevo.

—ya encontraste a alguien?— me dijo sonriente.

—acabo de llegar, aún no veo nada que me interese—dije a la vez que me daba un trago de whisky.

—ummm ya veo, creo que no hay nada nuevo por aquí, por qué no buscas en otros lugares?— preguntó curiosa.

—no quiero, este lugar tiene mejores clientes que los que he ido antes.

—eres un necio— se cruzó de brazos y continuó hablando—sabes, si yo fuese tu me hubiese ido por el mundo a buscar mujeres de diferentes continentes del mundo, desde una latina hasta una europea, pero eres tan terco que solo te la pasas aquí en Seoul esperado no sé qué.

—bien, sabes que?— le dije mientras dejaba el vaso en la mesa.

—¿que?— me miró sarcástica.

—si no consigo alguien en 3 días renuncio a este lugar y me voy a viajar por el mundo a buscar nuevas chicas— elevé mi mentón y pude ver la cara perpleja y luego de malicia de seongil.

—trato hecho—extendió su mano pero rápidamente se detuvo.

—¿que?— la miré

—¿que ganó yo en todo esto?— me miró expectante.

—te irás conmigo en el viaje y verás mis nuevas victimas— sonreí y ella asintió.

—es un trato— dijo y luego se empinó de la copa hasta beber el último rastro de champán de esta.

A veces hacer apuestas o tratos  con seongil era divertido en otras era un riesgo pero estaba seguro de qué esta apuesta la ganaría y qué encontraría alguien con la que no me haya acostado en este bar.

Difícil?... si... pero no perdería ni le daría el gusto a seongil de irme de aquí, y mucho menos irme por el mundo viajando con ella.

—tienes hasta el viernes a las 2 am para que nuestra apuesta termine— dijo

—y cuáles son las reglas?— la miré desafiante.

—no puedes elegir cualquier cosa, debe ser una chica que de verdad te guste ni se vale traer alguien que hayas visto por ahí, te estoy vigilando y conozco la gente que frecuenta estos lados, así que no me puedes engañar— dijo apuntándome al pecho.

—bien, eso era fácil— estaba dudando dentro de mi cabeza— ya verás que llegará alguien, ahora mientras tanto cállate y déjame seguir observando el lugar, me distraes.

—como digas— tomó la botella de champán y se empezó a servir.

Yo continué mirando el lugar por unos minutos más quizá esta vez me esté equivocando o quizá no, pero de lo que estaba seguro era que no me dejaré vencer tan fácil por seongil.

Al fin y al cabo si no obtenía nada esta noche aún tenía la segunda opción que era seongil podía acostarme con ella con solo mirarla ella me seguía, lo que si era que el tiempo corría y solo tenía 3 días y el juego no se veía a mi favor por ahora pero quizá mañana si.

Esta apuesta la ganaba yo!....

...

Como las ciudades en guerra, todas la mujeres tienen un blanco indefenso. Cuando se les descubre, la plaza se rinde inmediatamente.

𝑳𝒐𝒔 𝒔𝒊𝒆𝒕𝒆 𝒑𝒆𝒄𝒂𝒅𝒐𝒔 𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒂𝒍𝒆𝒔 (𝒃𝒕𝒔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora