𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 2 | ¿𝐀𝐥𝐠𝐮𝐧𝐚 𝐯𝐞𝐳 𝐭𝐞 𝐡𝐚𝐬 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐝𝐨?
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Eddie sollozó sobre su cuerpo, sin poder creerse que de verdad le estuviera pasando eso. La sangre seguía apareciendo de todos lados, manchando tanto a Richie como al castaño.
—¡Richie, despierta, por Dios!
Le agarró la mano. Estaba fría, como la de un muerto, y llena de sangre. Aun con los ojos llorosos, descubrió una verdad que le proporcionó una pizca de esperanza. Tenía pulso.
—Vamos, mi amor, vamos —susurró nervioso, intentando levantar el cuerpo inerte de su amado, fracasando en el intento—. Te vas a poner bien, Richie.
En ese momento, la puerta principal pareció abrirse, y se escuchó como alguien subía las escaleras.
—¿Eddie? —preguntó una voz conocida, muy cerca del baño. Era Stan—.Hemos oído tus gritos. ¿Pasa algo?
—¡Ayuda! ¡Es Richie, venid a ayudarme! —gritó Eddie lo más fuerte que pudo.
La puerta del baño se abrió rápidamente, y Stan y Bill aparecieron por ella. El judío abrió la boca, horrorizado, y se tiró rápidamente al suelo para socorrer a su mejor amigo. Parecía desesperado, incluso más que Eddie. No paraba de apretar sus heridas, como si así, el milagro se cumpliese y Richie despertara, sano y salvo.
—¡Tenemos que llevarlo al hospital! —Bill curiosamente, no tartamudeó, pero eso no era la prioridad en ese mismo momento.
Y otra vez, todo iba demasiado lento. Los sollozos de Stan, parecían lejanos. Bill daba órdenes, pero el castaño ya no lo podía escuchar. Solo se preguntaba qué pasaría si Richie Tozier, el Bocazas, el núcleo de el club de los Perdedores, no despertaba.
¿Qué pasaría con ellos?
¿Qué pasaría con Eddie Kaspbrak?
Porque el chico estaba seguro que sin el azabache no podría vivir. Nunca. No podría vivir sin esas tardes de besos a escondidas, ni el valor de su voz al decir un 'te quiero'. No podría.
El simple pensamiento lo llevó a esas noches donde nada importaba. Solo ellos dos.
Sí, definitivamente había sido una mala idea asistir a esa fiesta aún sabiendo que ninguna chica, ni en mil años, iba a acercarse a ellos. Porque, ¿quién podría gustar de un bocazas, un judío, un tartaja, un raro o un asmático? La respuesta era sencilla: nadie. Y ellos lo sabía. ¡Diablos, claro que sabían que eran unos malditos perdedores! Pero les costaba aceptar que, quizás, a nadie le importaran realmente.
Mike bufó, mientras miraba su bebida con recelo. Claramente, no quería llevarse esa substancia a la boca.
—¿Qué es esto? —preguntó con el cejo fruncido. Luego, olió el vaso, asqueado—. Huele a mierda.
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𝐎𝐍𝐄 𝐋𝐀𝐒𝐓 𝐁𝐑𝐄𝐀𝐓𝐇 | 𝚛𝚎𝚍𝚍𝚒𝚎
Fanfiction𝐎𝐍𝐄 𝐋𝐀𝐒𝐓 𝐁𝐑𝐄𝐀𝐓𝐇 | ❝¡Richie! ¡Richie, por favor! ¡Aguanta, aún te necesito!❞ Porque esa tarde, Richie Tozier se cansó de todo, y Eddie solo pudo suplicar para tener la oportunidad de besarlo una vez más.