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Segunda parte.

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6 meses después.

Steve caminaba por las calles de Rusia. Le había costado bastante tiempo encontrarla, era toda una espía digna de su título, la admiraba pero aún así se sentía cansado y destruído. Algunas veces quería desistir de su búsqueda, se sentía agotado, pero luego miraba aquella foto juntos y sus fuerzas revivían.
Para pasar desapercibido, se dejó la barba y oscureció su cabello. Según la información que T'challa le había proporcionado, Natasha se encontraba encubierta, fingiendo ser la maestra de ballet de una niña cuyo padre era el jefe de un laboratorio de experimentos humanos. Natasha, o Natalia, se había ganado la confianza del Jefe, incluso quienes no los conocieran, pensarían que Natasha se sentía atraída por él. Steve no le agradaba para nada eso, sabía que era su trabajo, pero no podía dejar de sentirse celoso.
Se posicionó lejos de donde ella se encontraba, estaba por acabar su "cita" con el Jefe, estaba hermosa. Su cabello le llegaba a la cintura y estaba ondeado. Aquel vestido rosa pastel sencillo la hacía ver toda una dama. Resaltaba su figura y sin duda Steve se volvió a sentir flechado por Cupido al volver a verla luego de meses de intensa búsqueda.
Su ira salió a flor de piel cuando lo vió posar una mano en la cintura de la fémina. El celular del Jefe sonó, y con cara de irritación atendió al llamado. Parecía algo importante ya que enseguida se separó de la rubia. Se despidió de ella sin antes dejar un beso en la mejilla de Natalia y fue a su auto de último modelo.
Era ahora o nunca.
Se armó de valor y camino directo hasta la rubia quien parecía hablar con alguien por teléfono.

- Ya tengo la información necesaria. Hoy en la noche atacaremos. - anunció sería. Alguien la tomó del brazo y alarmada se dió la vuelta levantando su puño para atacar a quien haya osado tocarla. Pero antes de siquiera hacer lo que tenía en mente se quedó estuperfacta al ver a quien tenía allí de frente. Sus ojos celestes estaban ocultos bajo unos lentes falsos y su cabello despeinado le quedaba demasiado bien, aquella barba que no veía desde que estuvieron prófugos le trajo buenos recuerdos. Sentimientos encontrados se cruzaron por su mente y se mantuvo tiesa por segundos.

- Señora Romanova ¿Cómo a estado?. - habló sacándola de su mundo. Al ver que ella no respondía, acarició su mejilla, juntamente dónde antes la habían besado. - ¿Cómo estás Nat?.- los ojos de Natasha al escuchar su voz se aguaron.

- Lo siento. - habló luego de minutos en silenció. Steve suavizó su rostro y la abrazó absorbiendo su olor a jazmín. La extrañaba tanto que no pudo resistir abrazarla. Tocó su cabello y frotó su espalda al escucharla sollozar. Sus pequeñas manos viajaron hasta la espalda de él y se quedó allí. Se arrepentía tanto de lo que hizo, pero el merecía algo mejor que una mujer incompleta. Ambos se mantuvieron así durante minutos, se habían extrañado. Natasha se separó y busco la mirada de su esposo y cuando fue a hablar su teléfono sonó.

- Hola. - dedujo que era Alguien del trabajo por el semblante serio de la fémina. - Si, está aquí conmigo. Me hubieras avisado. - "Fury" se dijo para si. Fué al primero que le pregunto dónde estaba su esposa. - Mañana iremos a la gala y terminara todo. Adiós.- cortó su llamada y miró a Steve.- Yo... No sé que decir... ¿Qué haces aquí?.

- Será mejor que hablemos esto en otro lado. - ella asintió y ambos se fueron donde ella habitaba. Era un departamento pequeño en la un segundo piso. Era un comedor pequeño junto a la cocina donde había una puerta a un pequeño balcón donde la rubia colgó algunas plantas y ropa mojada. Una habitación y una puerta que daba al baño. Natasha colgó su bolso sobre el perchero y dejó los zapatos a un lado. Y se le señaló un sofá gastado a Rogers dónde se sentó y la espero a que se cambiara. Le dió su espació para que se sintiera cómoda, pero en realidad el tenía ganas de besarla y no soltarla hasta que se quedará sin aliento, se contuvo, merecía una explicación y aúnque le doliera la verdad, sentía que no importaba lo que haya sucedido, él la quería en su vida. Natasha se sentó a su lado y suspiró profundamente. Pasaron los minutos en los que ella miraba el suelo y él la observaba, se veía agotada y las ojeras de bajos sus ojos lo confirmaban ahora que se había quitado el maquillaje.

𝓞𝓷𝓮 𝓢𝓱𝓸𝓽𝓼 𝓡𝓸𝓶𝓪𝓷𝓸𝓰𝓮𝓻𝓼 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora