°°Indescriptible°°

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El sol se oculto dando inicio a la noche, todos se hallaban en la sala de la casa sentados alrededor de una vieja mesa de madera. Los tres demonios miraban curiosos a la pelinegra, quien estaba concentrada dibujando algo en una hoja. Les había estado contado un poco sobre las vidas que llevaban de humanos, pero para que le entendieran mejor decidió hacerles ilustraciones.

-¡Ya está! Inosuke, tu siempre llevabas una máscara de jabalí, mas o menos así.-Mostró una de las hojas que tenía.

-¡Lo recuerdo! Yo la destroce de un golpe.-Dijo el pelirrojo bastante emocionado.

-En actitud sigues igual, agresivo y salvaje, tu cabello no era tan azul y tus ojos eran verdes.

-¡Verdes! ¡Asombroso! ¡Los quiero verdes de nuevo!.-Grito eufórico el oji zafiro.

-Zenintsu-kun, tu cabello era mucho más brillante y no eras tan serio. Usabas un haori de triángulos amarillo.-Rebusco entre sus montón de hojas y saco el que tenía plasmado lo que ella describía.

-No me vendría mal tenerlo de nuevo.-Comentó calmadamente el rubio.

-Creo que lo tire a la basura el dia que los transforme..-El oji rubí rasco su nuca un poco nervioso.

-B-bueno, sobre sus familias no se si tenían alguna.

-No es de verdadera importancia.

-¡Yo no necesito familia!

-Onii-chan, tu siempre usabas un haori a cuadros verde, así.-Sacó otra hoja con el dibujo.

El chico se quedó absorto en la imagen que le mostraba su hermana, recuerdos pasajeros llegaban a su mente a lo largo que la joven le contaba. Aparentemente tenía otros tres hermanos menores, pero sinceramente él no podía recordar cómo eran a pesar de las ilustraciones, tampoco podía hacerse una idea de cómo era su madre.

-Lo siento..no puedo recordarlo.-Bajo su cabeza decepcionado.

-No te disculpes, no puedes recordar todo en un dia.

-Gracias, niña.-Le sonrió melancólicamente.

-¿Sabes? Ella solía cantarnos una canción de cuna sobre un conejo.

-¿Sobre un conejo dices?-La miro pensando si sería la misma que a veces llegaba a su mente.

-Si, si, iba así; Toc toc conejito de la pequeña montaña ¿Porque tus orejas son tan largas? Cuando mi madre era pequeña comió las hojas de un gran árbol y por eso mis orejas son tan largas.-Cantó tan solo esa pequeña estrofa para comprobar si el chico la reconocía.

-Toc toc conejito de la pequeña montaña ¿Porque tu ojos son tan rojos? Cuando mi madre era pequeña comió el fruto de un árbol rojo y por eso mis ojos son tan rojos.-Cerró sus ojos y siguió la canción.

Todos se sorprendieron al oirlo, su voz era melodiosa y suave, un verdadero regocijo para los oídos de cualquier ser. La chica estaba realmente contenta de saber que al menos no había olvidado aquella nana que solía cantarles su madre, mientras que el rubio mayor veía de nuevo ese misterioso resplandor proveniente de la sonrisa del joven, verlo y escucharlo cantar con tanto sentimiento hizo que se le pusiera la piel de gallina y su estómago se revolviera.

-¡Onii-chan! ¡Si lo recuerdas!.-Se abalanzó contra el chico lagrimeando de felicidad.

-Creo que nunca la olvide.-Acarició el cabello de la menor con una sonrisa.

-Interesante, los demonios también duermen.-Comentó Zenitsu viendo a su compañero roncar en el suelo.

-Una vez le cante esta misma canción y ocurrió lo mismo, creo lo mejor será llevarlo a dormir arriba.

¨Demon's Heart¨ [Rentan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora