1

192 5 0
                                    

Me presento, soy Kim Taehyung, tengo 19 años y estudio Economía, estoy en el segundo semestre. Desde pequeño supe aprovechar mi inteligencia, por eso no me fue difícil conseguir una beca universitaria, con la que actualmente me mantengo. Además, trabajo en una cafetería los lunes, miércoles y viernes por las noches, lo que me permite pagar el arriendo de un departamento pequeño, pero suficiente para mí.

Me dirigía a la universidad tranquilamente cuando, al llegar a la entrada, un joven de cabello gris, cuerpo bien tonificado y cara de estrella de novela me guiñó el ojo. Yo, sin poder evitarlo, le devolví el gesto, porque, ¿a quién engaño? Puedo ser el mejor de mi facultad, pero tengo una debilidad: mi curiosidad es enorme. No suelo desaprovechar las oportunidades para conocer a otras personas, así que, sin perder tiempo, el tipo se acercó y me dio su número de teléfono. Le sonreí, tomé el papelito y lo guardé.

Caminé por el pasillo de mi facultad hasta llegar a la puerta de mi salón. Para mi suerte, no había nadie, así que me senté en una de las sillas del medio y dejé mis cosas. Saqué mi celular y le envié un mensaje al chico de la entrada.

Yo: 8:15 Hola, precioso.

                                                                           Desconocido: 8:15 Hola, muñeco. No creí que me                                                                                                                                          escribirías tan pronto.

Yo: 8:16 Jaja, ¿para qué retrasar lo bueno?

                                                                           Desconocido: 8:16 Tienes razón. Entonces, ¿dónde y                                                                                                                                    cuándo?

Yo: 8:17 Jaja, ¡vaya, qué directo! Me gusta eso. ¿Qué te parece si, al salir de la universidad, nos vemos en el bar de la esquina? Yo tengo clases hasta las 15:30, y ahí decidimos qué hacer.

                                                                            Desconocido: 8:17 Me parece perfecto. Entonces ahí te                                                                                                                               veo, muñeco.

Leí el último mensaje, guardé el celular en el bolsillo de mi pantalón y observé cómo los demás iban entrando, incluido el maestro, que comenzó a dictar la clase. Todo siguió su curso normal hasta que tuve un descanso para ir a comprar algo de comer. Caminaba tranquilamente cuando alguien se abalanzó sobre mí, colgándose de mi cuello y posando sus labios sobre los míos. Sin rechistar, correspondí al beso y luego bajé al sujeto de mi cuello, diciendo:

—Jimin, ¿te das cuenta de que estamos en la cafetería y todos nos están mirando?

Vi cómo sus mejillas se coloreaban, y él respondió:

—E-es cierto, pero no importa, porque tú eres mi novio.

Suspiré, me acerqué a la vendedora y le pedí muy amablemente un sándwich con un jugo, agregando un guiño cuando Jimin no me miraba. Así es como suelo obtener un buen descuento en la cafetería, aunque no me interesen las chicas. Jimin y yo buscamos un lugar vacío para sentarnos, donde platicamos de cosas triviales. Terminamos nuestra comida y Jimin decidió faltar a clases e ir a la bodega. Para mi suerte, las siguientes clases eran de las que ya estaba exonerado, y el mismo maestro me dijo que no era necesario que asistiera.

Dejémonos Llevar Hasta El FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora