Capítulo 4: El dilema del zorro

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Buen día, tarde, noche a ustedes queridos lectores!

Aquí les dejo el episodio número cuatro de mi historia.

Quiero agradecer a todos los que dieron favorito, comentaron y siguen esta historia.

No soy dueño de ningún personaje. Eso es trabajo de Rowling y Tite Kubo.


Capítulo 4: El dilema del zorro

Las manos, pasando lentamente por su abdomen tonificado por los largos años de entrenamiento shinigami, mandándole pequeñas descargas eléctricas que la hacían jadear entre roce y roce. Sus labios, depositando suaves besos en su nuca, aspirando el olor a shampoo de durazno que su pelo tiene. Descendiendo centímetro a centímetro por su espalda, logrando que la capitana se arquee ante tal sensación que el ojiverde le enviaba.

Sentada sobre su regazo, con sus piernas ligeramente abiertas y una pequeña pieza de tela azul aterciopelada cubriendo su sexo ya humedecido por las caricias que recibía constantemente. Caricias que bajaban pulgada a pulgada por su columna vertebral, mientras que sus manos se desviaban ligeramente entre sus pechos, apretándolos suavemente, sacándole gemidos de excitación a la capitana.

Sin poder aguantar un segundo más la mujer de pelo plateado decidió levantarse de su lugar, solo para que darse un giro de ciento ochenta grados y sentarse nuevamente sobre las piernas de su pareja de pelo cuervo, envolviendo sus extremidades alrededor del torso desnudo del muchacho, casi de la misma manera que una serpiente.

Sin perder un momento más, sus bocas se fundieron en un apasionado beso, mordiéndose los labios, sacándose hilillos de sangre, hinchándolos hasta que el dolor los adormezca. Introduciendo sus lenguas en el interior, batallando arduamente, mientras sus manos bailaban por todos resquicios de su cuerpo, absorbiendo cada sensación de suavidad que sus pieles tenían.

El crecimiento de cierta parte masculina estaba rozando constantemente la entrepierna de la peli plateada, gimiendo descontroladamente dentro de la boca del muchacho, quien movía sus caderas en un vaivén hipnótico, llevando al punto del éxtasis a la dama con solo tocarla superficialmente.

-Harry-kun! Harry-kun! Más! Más, por favor! – con el rostro rojo por la mezcla de vergüenza y excitación que tenía en estos momentos.

-Gin-chan! Te amo! Te adoro mi diosa de la muerte! – entre bocanadas de aire proclamaba el nieto del Comandante General.

-Harry! No me dejes! Quédate conmigo! AH! AH! HARRY-KUN! – llegando al clímax, gritaba desaforadamente la mujer con sonrisa zorruna.

-GIN-CHAN! GIN-CH...-

-Taichou! Ichimaru-taichou! Es hora de levantarse! – el teniente de la Tercera División, Kira Izuru, golpeteaba repetidas veces la puerta de la habitación de su superiora.

-Ehhh...? – fue la única respuesta comprensible que logró decir la mujer de pelo plateado, mientras trataba de sentarse en su cama, solo para sentir que el ambiente que la rodeaba olía a una mezcla de miel y almizcle, haciendo que se fije rápidamente a todos lados, tratando de advertir de dónde provenía.

Hasta que se dio cuenta que se generaba de la humedad que residía procedente de su entrepierna, provocándole un sonrojo masivo tras recordar el sueño que estaba teniendo.

Llevó una mano a su mejilla, tratando de controlar su rubor a un nivel normal antes de levantarse y empezar su día. Solo para detenerse una vez más y recapitular lo sucedido segundos atrás.

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