Una cita

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De pie con una sonrisa en la cara y una sombrilla en la mano afuera del restaurante donde nos veríamos, lo esperaba a él, a Arthur. Pasó una hora. Pasaron dos horas. Pasaron tres. A la cuarta hora ya había perdido toda esperanza. Sola con el paraguas y mi ropa empapada empecé a caminar hacía mi casa, pero de repente veo un rostro conocido corriendo hacía mi.

Mi corazón se aceleró, mis piernas comenzaron a temblar, un nudo se amarró en mi estómago. Las lagrimas que caían suavemente por mis mejillas se confundían con la lluvia. No era él.

No era él.

Tan sólo era un chico corriendo para protegerse de la lluvia. Sólo volví a casa, sola.

No abrí mi galería durante la siguiente semana. El lunes decidí abrirla, quité un cuadro viejo de la pared para poder venderlo, pero la verdadera razón por la cual lo quité fue para colocar mi nueva pintura.

Un tramado de líneas de azules de todos los tonos. Desde el azul más claro hasta el azul más oscuro, que podría confundirse con negro. Luego de colocarlo me alejé un poco para poder admirarlo, desde la lejanía parecía un cuadro abstracto pero era más que eso. Me acerqué cada vez más y tomó forma. Una chica en medio de la lluvia protegiéndose de ésta con su paraguas mientras la noche avanzaba. Solté un suspiro de nostalgia. Ya había llorado mucho.

—¿Cuándo lo hiciste?—Preguntó una voz que hizo que se acelerara mi corazón. No podía comenzar a llorar ni que me temblara la voz.

—Cuando un chico me pidió una cita y no asistió.—Contesté de la forma más seca posible.

—¿Estas gotas representan tus lágrimas, verdad? —Preguntó señalando los trazos que caían de las nubes del cielo y se fusionaban con el rostro de la chica.

¿Cómo pudo haberlo adivinado? Pero no iba a demostrar debilidad. Ya me había roto el corazón. No podía permitir que viera eso.

—Una pintura puede tener cientos, quizas miles de significados. Mírelas por donde la mires. Eso depende de el o la artista que la pinte. Si tú piensas que es la tristeza, es porqué o estás triste o hiciste algo que te debe hacer sentir triste, quizá culpable. Todo en ésta vida , incluyendo las pinturas, dependen de cómo las mires. A mí modo de ver, éste cuadro representa a una chica, independiente y fuerte resistiendo la tormenta por la cual está pasando su vida. Es lo hermoso del arte

—No pude asistir porque cuidaba a mí hermanito enfermo de leucemia.

Mi corazón se rompió de nuevo. Lo había juzgado mal. Una pequeña lágrima traicionera se escapó de mi ojo. Él me abrazó por la espalda y me susurró al oído:

—¿Podemos tener una segunda primera cita?

No contesté. Pero él sabía que era un sí.

De nuevo en el presente, la rabia se apoderó de nuevo de mí y ahora con más fuerzas que antes. ¿Cómo podía? ¿Tan cínico podía ser?

—Pero dime una cosa.- La rabia se conquistó de mi voz. —¿Eso se lo dijiste e hiciste a todas? ¿O yo fui especial para ti? —Mi mirada se tornó fría y me hervía la sangre en mi interior.—¿Tan especial como Jeanine? ¿Cómo Alexandra?



La última balaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora