Cpt. 15- Perfecta.

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(escuchen la canción de arriba, polfa) Perfect de Ed Sheeran y Andrea Bocelli.

Narra Ruggero.

Tenerla mirando películas a mi lado me había hecho entrar en una realidad que estaba deseando desde que se fue.

Estaba claro que extrañaba tenerla acurrucada contra mi pecho, también la valentía que tenía al mirar películas de terror.

Amaba tantas cosas de ella, cosas que me habían hecho caer rendido con las defensas bajas ante su ser, deseando que me dé más cariño y amor del que ya me daba.

Me sentía bien cuando ella me amaba, me sentía especial después de toda la mierda que viví durante tantos años y en este “corto” tiempo que pase sin mi Huracancito.

Tal vez otras personas han vivido cosas mucho peores, y tal vez estoy exagerando pero mi maldita actitud me hace ser así y la única manera que puedo calmarla es con unas jodidas pastillas que no me agradan pero ya había aceptado tomarlas el día que la curiosa de mi Huracancito fue a buscar respuestas en otra persona. Agustín.

Había dejado las pastillas pero debía continuar tomándolas, claro que sí si de esa forma sería como cualquier persona controlando los ataques de ira y humor repentinos. Lo que menos deseaba es hacerle más daño y que ella volviera a irse.

Aunque mi Huracancito también me ha hecho daño ya, sabía que le tenía miedo a un mundo sin ella y aún así se fue dejándome más roto. Yo le había confesado eso el día que vino aquí para hablar del beso que me dió en la plaza, tenía un miedo de mierda a que me abandone pero de todas maneras lo hizo.

Me dejo.

Le besé la cabeza cuando sentí su respiración tranquila, la miré, sus ojos cerrados me hacían ver que estaba dormida.

Sonreí al recordar que dijo que no volvería a dormir conmigo y justo ahora esta en nuestra cama. Porque sí, era nuestra.

Deje otro beso suavemente para que no despertará, deseaba que esté así lo más que pueda que yo pueda observarla.

Apague la televisión y me dediqué a observarla. Era hermosa.

—¿¡Quién eres!?

—¡Oye, calmate!

—¡Te estoy preguntando que quién eres!

Me senté en la cama al escuchar esos putos gritos, no hacían más que joder en esta ca… Mierda.

Salí de la cama y corrí al piso de abajo, en la cocina estaba mi Huracancito agarrando una sartén y apuntaba a Lorenzo.

—¿Quién eres?

—Primito, ayúdame, está chica está loca —me rogó.

Mi Huracancito se giró a mirarme, aún apuntaba a mi primo con la sartén.

—Yo no te conozco —sonreí.

—¡Has entrado a robar! ¡Admítelo! —ahora lo miró a él.

—¡Soy el primo de los hermanos! ¡Te lo juro!

Mi Huracán De Emociones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora