CAPÍTULO XII: "¿QUÉ? DE CELDA"

325 28 4
                                    

(Timothy)

Nos dirigimos a las celdas y decidí voltear la página, esa vergüenza que acababa de pasar y no hablo de la caída sino del rechazo, profundamente me sentí tan cómodo con Roman, que lo visualicé como el novio perfecto, el protector, romántico, cuidadoso con sus palabras. Pero si no es lo que a él no le gusta entonces estaba todo perfecto, soy bueno para dejar de lado a las personas que no necesito y al Roman novio lo deseché en un instante.

Las necesidades que uno siente como ser humano, sexuales me refiero, son inevitables, más si eres homosexual y los cuerpos de los hombres están casi trabajados, brazos grandes y fuertes, pectorales, algo de barriga y tatuajes por doquier, hacía que mi desesperación y sed aumente. Pero debía de centrarme en no ser faltado de respeto.

Por lo que decidí empezar a preocuparme por mi estética para poder coquetear con otros que sí eran de mi equipo y darle a entender al mundo que un prisionero homosexual también es de temer.

-Hoy no empezarás a hacer tus ejercicios sin mí, ¿está claro? –dije.

- ¿Hablas en serio? Esa actitud me encanta, vamos.

Comenzamos a precalentar los músculos para evitar lesiones, y me encontraba tan pero tan concentrado que ni siquiera miré los oblicuos de Roman en toda la rutina, pero de lo que sí noté es que cuando me quité la camisa se quedó fijamente mirando los míos.

-No te vayas a venir a mi bando mirándome mucho, por favor prosigue. –dije bromeándolo, él sólo reía.

Ya a la mitad de la rutina se me iba a salir el corazón por el ano, pero tenía que demostrar ser fuerte...

-Me rindo. –dije

- ¿Qué? Pero si recién vamos a la mitad Timmy.

-Mi cuerpo no da más.

-Venga yo te ayudo. –dijo mientras se posicionaba detrás de mí levantando mis brazos bromista, reconozco haber sentido su bulto detrás y no podía dejar que me dejara en paz, hasta que se quitó y dijo.

-Ya estás molido tío, te dejaré, el primer día siempre es difícil.

(Roman)

Nos secamos el sudor mientras nos acostábamos en el suelo de la celda para que el aire secara por completo todo nuestros cuerpos.

- ¿Entonces seré tu coach todo este tiempo? -pregunté

-Coincidencia que yo tenga diez años de prisión por el caso Williams y a ti te queden once, esperaré un año para verte afuera.

-Saliendo de aquí no conozco a nadie... sólo a ti. -dije

Nos echamos a reír de lo patético y meloso que había sonado eso, teníamos un sentido del humor bastante parecido. Era evidente la química que teníamos pero no podíamos convertirla en algo imposible.

-Me iré a acostar, estoy cansado. –dijo cambiando su estado anímico.

- ¿Estás bien, Timmy?

-Sí, todo bien.

-Ok.

Se acostó y me acosté yo también, me costó conciliar el sueño tenía pensamientos sobre Timothy bastante sexuales, se me venía mi mejor amigo de la infancia y todo parecía normal. Cerré los ojos fuertemente hasta que logré quedarme dormido. Pero por poco tiempo.

Desperté a las dos horas después, lo bueno de la "celda del castigo" es que no tenías a nadie al frente observando lo que hacías y a los lados había otras pocas y no se escuchaba con claridad lo que pasaba, estaba duramente erecto y no lo podía bajar. Quería masturbarme pero no quería despertar a Tim. Mi mente estaba hecha un lío y mi corazón latía adrenalina pura, tenía en mi mente a Tim, lo quería hacer... no debía pero tenía que hacerlo.

Roman: Mi héroe en prisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora