1. Corrupción

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Tras la pelea contra Thanos, todos habían quedado con heridas; un par de huesos rotos, sangrados internos, incluso había quienes perdieron la capacidad de caminar. Tony era, en apariencia, uno de los menos afectados; “claro, una armadura de acero le protegía”, acusaban algunos, pero había algo que la armadura no podía proteger: la cordura de Tony.

—El mundo se está yendo al caño —y justamente fue eso lo que perdió; para él la Tierra ya no tenía salvación, incluso podía ver cierta razón en los ideales del Titan loco, claro que él tendría una mejor solución, siempre las tenía.

Un par de meses de investigación en su taller y el Extremis estaba terminado, sólo necesitaba un modo de difusión.

—La tecnología es siempre la respuesta —chasqueó los dedos con una gran sonrisa de satisfacción.

—¿Tony? —buen día había elegido la antigua prometida de Stark para bajar al taller.

En cuanto los Vengadores consiguieron la victoria ante el ejército de Thanos, Pepper había decidido terminar con el compromiso; ya contaba con gran estrés en su vida, y permitirle la entrada al hombre de acero sólo sería un plus a sus preocupaciones.

—Señorita Potts, un gusto contar con su presencia el día de hoy —mencionó con alegría; no le guardaba rencor, sabía la carga que él significaría para la rubia y estaba del todo de acuerdo con su decisión—; apuesto a que te encantará lo que tengo preparado para hoy.

—¿Aún estás con lo del Extremis? —cuando le llamó a las 3 de la mañana, contándole sobre la gran idea que le había llegado en un sueño, creyó que se quedaría ahí, en un sueño.

—¡Por supuesto que sí! El mundo necesita unas cuantas actualizaciones, ¿no lo crees? —casi le parecía un niño pequeño emocionado por su primera creación, sí tan sólo la mujer supiera lo que esa “actualización” causaría.

—Bien, si eso es lo que quieres hacer… Sólo prométeme que subirás a comer algo —ya no eran una pareja, pero ella no podía evitar cuidar de él, era ya parte de su vida después de todo.

—Claro, en cuanto termine aquí —le prometió con una sonrisa mientras la observaba irse—. Bien, Viernes, prueba número uno —subió la manga de su brazo, colocándolo en la fría mesa y esperando que la aguja penetrara su piel—, déjalo fluir —pidió con emoción, si esto funcionaba sería de sus mejores creaciones.

—A la orden —expresó la IA antes de liberar el líquido azul brillante, que comenzaba a expandirse en las venas de Tony.

Ardía como si brazas al rojo vivo fueran puestas en su piel, pero sabía que valdría el sufrimiento.

—¿Es todo? —dejó de morder aquella tela arrugada y abrió los ojos, el ardor se había detenido.

—Afirmativo, el Extremis está en su sistema —informó Viernes.

—Ahora a esperar —una amplia sonrisa se dibujó en su rostro, no habían transcurrido ni cinco minutos y él ya se sentía como una versión mejorada de sí mismo.

[Tercer día de prueba del Extremis, taller de Anthony Stark]

—Tony, cariño —la rubia ya empezaba a preocuparse, el científico no salía de su taller, apenas y comía comida rápida y eso con intervalos de tiempo muy separados entre sí—, ¿todo en orden?

—Todo está genial —afirmó, sin siquiera dirigirle la mirada, se encontraba ocupado perfeccionando la aplicación que utilizaría para esparcir el Extremis.

—¿Has comido algo ya? —cuestionó mordiéndose el labio, observando los cientos de envolturas de hamburguesas y las grasosas cajas de pizza vacías.

Dark Stony WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora