6. Pérdida

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—¿Dónde… dónde está Joseph? —el rubio salió de la sala de maternidad con las manos vacías y una mueca de dolor en el rostro.

—Cariño, tienes que escucharme… —intentó tranquilizarlo el soldado, acercándose a paso lento.

—No, no, no puede ser cierto —no era necesario que su esposo expresara palabra alguna, su lenguaje corporal ya le había dicho todo— El doctor dijo…

—El doctor se equivocó —intervino Rogers antes de que su esposo se hiciera más daño—, los doctores se equivocan, Tony.

Las manos le temblaban, sus piernas apenas y podían mantenerlo en pie, sus ojos se nublaban con el pasar de los segundos.

—¿Sharon…? —alcanzó a preguntar aún con ese nudo en la garganta.

—Está recuperándose —sentenció presionando sus labios entre sí—, sé lo que estás pensando, Tony; la respuesta es no.

—Yo no estaba… 

—Estabas pensando en que podríamos volver a intentarlo —adivinó el rubio relajándose un poco; nadie tenía la culpa de nada, pero las cosas sucedían por una razón, quizá no estaba en su destino tener un hijo—; ella apenas y sobrevivió —informó con la intención de persuadir al castaño de siquiera mencionarlo frente a la agente.

[Flashback, cuartel general de SHIELD]

—¿Entonces…? —preguntó Carter con un tono infantil y juguetón— ¿Cómo salió todo? —le emocionaba haber formado parte del plan de Steve para proponerle matrimonio a Tony Stark

—Ah… No del todo bien —mencionó con una pequeña sonrisa causada por los recuerdos de la noche anterior—; quemé la cena y tuvimos que pedir pizza para comer fuera de la cabaña —agregó, todavía con esa sonrisa que Sharon sólo veía en él cuando se trataba de Tony.

—¿Ha dicho que sí? —inquirió un tanto confundida por el contraste que parecía haber entre la historia y la expresión del soldado.

—¡Ha dicho que sí! —ambos celebraron; Steve porque pronto contraería matrimonio con el amor de su vida y Sharon porque vería a esa pareja que tanto admiraba por fin junta.

—¿Interrumpo algo? —alzó la ceja el director Fury, al verlos jugueteando cual niños pequeños a medio pasillo del edificio.

—En absoluto —dijo Sharon mientras era bajada por el soldado, quien en su emoción la había alzado y dado un par de vueltas.

[Hospital de NY, cuidados intensivos]

—Debe ser un niño precioso —habló con una rasposa voz debido a lo seco de su garganta.

—Él… es todo lo que Tony y yo hubiésemos querido —mintió con dolor, no quería darle la noticia de forma tan cruda—; en verdad te lo agradezco, Sharon.

—Ah, no, ni creas que les será tan fácil librarse de mí —advirtió con una sonrisa tras beber del agua que fue dejada para ella por las enfermeras—; voy a ser la tía favorita de Joseph.

—No sé si Natasha esté de acuerdo —el genio hizo acto de presencia con una dolida sonrisa y un semblante triste.

—Tony… —no esperaba que se verían tan pronto, creyó haber logrado algo cuando le explicó la situación, pero ahí estaba su esposo, con el corazón hecho pedazos y la voz quebradiza.

—¿Está todo bien? —preguntó asustada la agente.

—Sí, él… —no sabía qué podría decirle, lo que fuese era mejor que la verdad, cuando menos en ese momento.

Dark Stony WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora