Capitulo final.
El día que el rayo cayó.
Rayos azotaron la tierra, la electricidad se fue de media ciudad por la gran sobrecarga, Willphen fue secuestrado y los chicos de Kentirvur murieron; Maclet perdió la batalla por los deseos de Él...
El reinicio.- Hicieron lo que quisieron conmigo. Me volvieron uno de su tipo al implantarme sus asquerosos apéndices, al hacerme resistente, medio inmortal. No tienes ni idea de lo difícil, extraño, que es todo esto. No sé ni por dónde empezar.
-Solo dímelo, así como salga.- dijo Willphen sentado en el suelo.
- Ahora sé cosas que jamás se me hubieran ocurrido como una verdad. El cuerpo humano es un universo, todos contamos con setenta y seis universos dentro de nosotros. Y yo vengo de uno de los tuyos, al igual que Ellos.
Willphen frunció el ceño -Eso es imposible.
-Es verdad. Los rayos que viste eran un portal. Tu ADN, tu sangre... al fusionarse con los rayos, me permitió salir. Ellos lo notaron también -La barbilla de Elcar cayó sobre su pecho -Sé que te dije que fue tu culpa... en realidad fue mía. Yo, sin quererlo, los traje aquí. Nada es coincidencia, ni Cassea, ni tú, todo lo que te redea se ve involucrado.2007.
Lexender y Mardo acostumbraban pasarse con Merderich a cenar todos los viernes, todos juntos como una familia. El bebé Willphen, de pocos meses, ver a Lexender tan feliz también la hacía dichosa.
Había, sin embargo, algo que preocupaba a la señora Herluy.
Muy frecuentemente, una especie de salvajismo ardía en los ojos de Mardo cuando esta miraba al niño. Lexender como padre primerizo, y distraído con su reciente matrimonio, no se daba cuenta de nada más. En su antigua habitación, Lexender había instalado una cuna, en caso de que Willphen necesitara dormir un poco cuando visitara a su abuela. Merderich recordó, mientras removía el estofado de res en el fogón de la cena y los jóvenes charlaban a la mesa en espera de la comida, a la almohada en sus manos temblorosas frente a la cuna cuando Lexender apenas era un bebé.
Al término de la cena, Lexender prometió ir por helado al autoservicio, con lo que las dos mujeres se quedaron solas. Solo el rumor del agua corriendo en el fregadero se escuchó por momentos.
-Sé lo que estás pensando. -Mardo dejó de ver la reluciente superficie de madera de la mesa. Sus ojos azules se arremolinaban con oscuros pensamientos.
-¿De qué está hablando, señora Merderich?
-No me gusta cómo ves al niño. A veces, tengo la impresión de que le harás daño.
-No diga tonterías ¿cómo lastimaría a mi hijo? Yo lo amo. -La mujer mayor cerró el grifo y se dio la vuelta hacia su nuera, que se estremecía con la cabeza gacha.
-Si eso dices, te propongo entonces una cosa: pruébalo. Prueba que lo amas. -Merderich deslizó hacia atrás una de las sillas para sentarse frente a la joven -¡Pruébalo!
-¡No puedo! -Mardo se rasgó las mejillas con las uñas, las lágrimas saladas escociéndole allí -¡Yo amo a su hijo, usted y él lo saben! ¡Pero por más que trato no puedo sentir cariño por el niño! ¡Ojalá no hubiera nacido!
Merderich tragó saliva. Conocía bien la asfixiante sensación de estar atrapada.
-Vete, Mardo. No quiero que los lastimes, no quiero que vivas lo que yo. Aún eres joven, hermosa... Yo cuidaré de ellos, te lo prometo.
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𝐍𝐨 𝐄𝐬 𝐔𝐧 𝐒𝐢𝐦𝐩𝐥𝐞 𝐑𝐚𝐲𝐨 ©
General FictionLa desaparición de un chico es la clave para evitar los planes de un grupo, El reinicio. Jamás será lo mismo. Obra registrada. Prohibida su copia y/o adaptación. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. Portada hecha por @Akire_Saitam. Agradezco la ayuda a @...