"Te ibas acercando... cada vez más y más... hasta que..."
"¡Bú!"
Oliver: Qué susto me has dado, hostia.
Tú: uuh, ya veo. ¿Y tú eras el chico fuerte?
Oliver: No, no es eso. Es que estaba muy concentrado en el partido.
Tú: Ya, claro. A mí no me engañas eh...
Os mirasteis a los ojos durante un buen rato, de alguna forma, tú y Oliver os gustabais un poco. Tenía esos ojos que te encerraban, que tanto te gustaban, esos ojos color miel.
Hasta que Oliver reaccionó diciéndote: por cierto, qué sorpresa. ¿Qué haces aquí? solo hace un rato desde que te llamé... ¡haber avisado!
Tú: Es que, he venido a contarte algo... en menos de 10 minutos me mudo a Gerona, mi madre está esperándome fuera con el coche y venía a despedirme.
Se lo dijiste así, sin más. Esperabas una respuesta pero Oliver lo único que hizo desde que se lo dijiste fue abrazarte. Te quería muchísimo y eso lo sabías. A ti te gustaba un poco y tú le gustabas a él, y eso lo sabíais ambos.
Él te besó
Te quedaste un poco asombrada con el beso pero se lo seguiste. Parasteis de besaros y él te susurró al oído: "Esperaré el tiempo que haya que esperar para volver a verte de nuevo, no lo olvides"
Tú: Esa es la cuestión, que no sé cuándo volveré...
Oliver: No me importa, lo único que me importa ahora eres tú, y no quiero enterarme de que sufres por mi culpa. La verdad es que yo ya sabía que te ibas esta tarde...
Tú: ¿Qué? ¿Quién te lo ha dicho? ¿Laura verdad?
Oliver: Sí, hace menos de media hora que me lo ha dicho, mientras salía de tu casa. No quiero que te enfades con ella por esto, me alegro de que me lo dijera. Quiero que sepas que te quiero muchísimo, y que pase lo que pase quiero que siempre sea así.
No tenías palabras para aquello... llevabas como dos años pillada por él. Saliste con otros chicos mientras estabas pillada por él, pero en realidad nunca sentiste con ningún chico lo mismo que sentiste siempre por él.
Tú: Yo también te quiero.
Aparecieron tu madre y tu hermano pequeño Jordi, listos para iros. Entonces le pediste a tu madre cinco minutos más para despedirte mejor.
Oliver: Venga, ve ya, no quiero que se enfade tu madre contigo.
Tú: No me quiero separar de ti después de esto.
Oliver: Ni yo, créeme. Pero tienes que irte, solo prométeme bien, ¿trato hecho?
Le besaste
Tú: Trato hecho. Me voy ya.
Oliver te volvió a besar. Os separasteis y te dirigiste donde estaba el coche. Él te miraba desde lejos y tú lo único que supiste hacer es dedicarle una sonrisa falsa para que no se preocupara. Te alejabas de allí, de todo aquello que tanto querías. Hasta que por fin entraste en la carretera, y decidiste ponerte los auriculares para escuchar música. El camino no iba a ser corto para ti, por cada kilómetro que recorrías te acordabas de todo lo que habías vivido en ese barrio, en esas calles, tantos planes y fiestas que tuviste... con tus amigos, en especial con Oliver y Laura. Intentabas soportar las lágrimas pero se te hacía imposible.
Pasaron unas horas hasta que por fin, te topaste con uno de los posibles peores momentos de tu vida. Veías Gerona desde lejos, cada vez te acercabas más, en menos de diez minutos estarías ya en casa de tu abuela. Cruzando una de las calles de tu barrio viste a un chico. Pero no un chico normal, sino un chico bastante guapo. Pensastes: joder, como estás chico. Mientras le mirabas. A la vez te acordaste de Oliver, ¿le serías infiel de estar pensando en otros chicos? bueno, estabais empezando una historia, o eso creías en ese momento. Pero sin embargo no parabas de mirar a ese chico, no te pudiste resistir hasta que dijiste: "joder, cómo está ese chico". Tu madre te miró de una forma desafiante y a la vez con cara de asco, pero tú ni te diste cuenta, la ignorabas. Pasaron dos minutos y por fin llegasteis a casa de tu abuela.
Tu abuela: ¡Mi niña! que grande estás.
No la veías desde hacía por lo menos 7 años, casi ni te acordabas de ella. La abrazaste y le diste dos besos, luego hiciste lo mismo con tu abuelo. Subiste a tu habitación a dejar la mochila y a ver tu nueva habitación, escogiste la más pequeña, tampoco querías una habitación enorme para ti sola. Bajaste a hablar con tus abuelos de nuevo hasta que te aburriste y decidiste sentarte en el umbral a descansar un poco. Cuando bajaste la mirada viste un colgante con una "N" colgada a él. Te quedaste muy alucinada, te habías enamorado de ese colgante en cuanto lo viste. Lo cogiste y fuiste corriendo a preguntarle a tu abuela.
Tú: ¡Abuela! ¡abuela! ¿de quién es esto?
Tu abuela: ¡Ay! ya se le ha vuelto a caer...
No entendías nada, tu abuela miraba por la ventana como si estuviese buscando a alguien.
Tú: ¿Abuela? ¿abuela? ¿a quién buscas? ¿de quién es esto?
Te quedaste mirando a tu abuela, esperando una respuesta. Hasta que por fin tu abuela se decidía a contestarte y...