Cuando la noche apareció en la ciudad de la Nueva Troya, Cira y Olopa se acercaron a una pequeña puerta secreta que Cira conocía a las afueras de la muralla que llevaba al interior de la ciudad. Los dos se movieron con cautela para no ser vistos por los guardias de la muralla. Al llegar entraron por la pequeña puerta y comenzaron a gatear por un angosto y estrecho camino que atravesaba la muralla. A medió caminó Olopa preguntó.
- ¿Y este camino nos llevará a Siris?
Cira, que iba adelante de él, dijo.
- No, éste camino nos lleva a un pequeño mercado.
Olopa asintió y siguieron avanzando.
Cuando llegaron al mercado se levantaron y se aseguraron que no haya ningún guardia. Una vez seguros ella dijo.
- Bien, vamos a tener que dividirnos. Tu irás por Siris. Debes atravezar medía ciudad hasta llegar al palacio, una vez allí tendrás que atravezar el enorme patio sin ser detectado, después debés entrar al palacio y llegar al pasillo de las habitaciones, al fondo hay una puerta negra, esa lleva a las prisiones y los calabozos.
Olopa asintió y dijo.
- De acuerdo¿Tu que harás?
- Los esperaré aquí con los caballos ya listos del otro lado para tener un escapé rápido- de repente comenzó a nevar y Cira dijo- será mejor que nos apuremos.
Dicho ésto, Olopa partió hacía el palacio. Todo el recorrido lo iba haciendo de la manera más ágil posible sin ser visto. Se movía por las sombras de las casas y evitaba las zonas iluminadas. En un momento avanzó por la esquina de una casa y se encontró a un soldado. Olopa reaccióno al instante y lo golpeó en la garganta dejándolo sin respirar y después le clavó una flecha. Dejó el cuerpo en las sombras y siguió su camino. Un par de casas más adelante se frenó porque escuchó la voz de dos soldados acercándose así que rápidamente subió al techo de la casa. Una vez que los soldados pasaron se dispuso a bajar pero pensó que iba a ser mejor ir de casa en casa. Olopa fue saltando de casa en casa hasta llegar a las puertas del patio del palacio. Desde el techo le disparó a los únicos dos guardias que custodiaban la puerta. Cuando ambos cayeron al suelo, Olopa bajo y se acercó a la entrada. La observó fijamente y recordó el día en el que llegó junto a Juanides. Después salió de sus pensamientos y siguió viéndola, al parecer solo se abría desde adentro. Olopa no podía derribarla, eso haría mucho ruido. Entonces se acercó a uno de los muros y recordando a su amigo, sacó dos flechas y las enterró en la pared para poder escalar. Cuando llegó a la cima de la pared observó el patio. En el se veía a no más de 15 soldados llevando a varios prisioneros. Uno de los prisioneros era Siris. Olopa la siguió con la vista y también empezó a contar a los soldados. Buscaba a los arqueros, los cuales solo eran cuatro. Después volvió a observar a Siris. Esta, al igual que los demás prisioneros, fueron puestos de rodillas para ser ejecutados. Olopa reaccióno rápidamente y le disparó al soldado que iba a matar a Siris. Ésto llamo la atención de los demás soldados y vieron a Olopa. El semidios rápidamente le disparó a los cuatro arqueros, después bajó al patio y comenzó a dispararle a los demás soldados. Solo dos lograron llegar con Olopa pero éste rápidamente le clavo una flecha a uno y al otro lo golpeó tan fuerte con su arco que salió volando varios metros y cayó inconciente. Olopa observó a su alrededor por si quedaba otro soldado pero no encontró a nadie, después dirigió su mirada a Siris. Está también lo estaba observando sorprendida y sin pensarlo más ambos enamorados se acercaron rápidamente para hundirse en un gran abrazo.
Ambos se separaron después de unos segundos y Siris dijo.
- Sabía que vendrías, lo sabía.
Olopa tomo sus manos y le dijo.
- Cira nos encontró y nos dijo lo que había pasado, ahora está esperándonos con los caballos por una puerta secreta, debemos irnos.
Olopa comenzó a avanzar pero Siris lo detuvo. El la miró confuso y ella le dijo.
- No puedo dejar a todos ellos aquí- dijo mirando a los demás prisioneros.
- Siris, sólo tenemos dos caballos, los establos están muy protegidos y cuando se enteren que nos fuimos, alcanzarán en caballos a los que vayan a pié.
Arios, que también se encontraba allí como prisionero, se acercó y dijo.
- Princesa, Olopa tiene razón, somos una carga, por cierto, es un gusto verte Olopa- el semidios asintió- No se preocupe por nosotros prinsesa, ayudaremos a escapar a los demás y nos veremos más adelante.
Siris asintió con la cabeza y dijo.
- De acuerdo.
Después Olopa y Siris salieron rápidamente del patio por la puerta principal pero antes le dijo a Arios que se encontrarían en el pueblo troyano pasando el bosque.
A diferencia del viaje de ida que hizo Olopa, la vuelta era menos sigilosa. Ambos corrían rápidamente y llamaron la atención. En la entrada secreta Cira vió como sus dos amigos se acercaban a toda velocidad seguido por algunos soldados. Cira les señaló dónde estaba y luego comenzó a pasar por la entrada. Siris y Olopa llegaron al instante y siguieron a Cira. Una vez todos afuera y del otro lado de la muralla, cerraron la entrada y se subieron a los caballos para ir rápidamente hacía el bosque. Allí no serían encontrados.
Cuando llegaron al bosque, se adentraron y Olopa dijo.
- Conozco un lugar para descansar.
Olopa llevo a las dos al mismo lugar donde Juanides y él habían descansado cuando habían empezado el viaje. Todos estaban muy cansados así que fueron a dormir sin hablar sobre lo que había pasado. Al día siguiente Olopa se levantó y despertó a Siris y a Cira para continuar con el viaje. Ahora avanzaron lentamente y de forma tranquila, ya que nadie los seguía. Olopa y Siris iban en un caballo mientras que Cira iba en el otro. Los tres hablaron durante unos minutos sobré lo alegres que estaban de volverse a ver pero después Siris preguntó.
- ¿A dónde vamos?
- A un pueblo troyano, es el mismo donde estaba el Minotauro.
- Ya veo¿Allí nos espera Juanides?
La pregunta de Siris dejo a sus dos amigos cayados. Hubo un incómodo silencio por varios segundos hasta que Siris volvió a preguntar.
-¿Qué ocurre?¿Donde está Juanides?
- Juanides..... está muerto- dijo Olopa.
Al principio Siris quería pensar que eso era mentira pero al ver una lágrima derramándose por la mejilla de su amiga, supo que era verdad. Con un tono triste y los ojos llorosos dijo.
- Lo siento mucho. Nunca pensé que un guerrero como el moriría en combate.
- No lo hizo- dijo Cira- se sacrificio para poder vencer a Hades.
- ¿Hades?- pregunto confundida.
- Tienes mucho por saber- le dijo Olopa.
En lo que quedó de viaje por el bosque, Olopa y Cira le contaron a su amiga todo lo que habían descubierto sobre Hades. Le dijeron que su padre había sido corrompido por su poder y ahora era una marioneta del dios, que las tres bestias fueron puestas por Hades para ganar poder de las muertes que generarán, que trabajaba con los hijos de Ares y que también pensaba atacar a los pueblos troyanos para ganar más poder con todas las muertes de la guerra.
Luego de una hora, salieron del bosque y llegaron al pueblo troyano.
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JUANIDES Y OLOPA: EL MITO PERDIDO
PertualanganUno es un simple granjero huérfano y el otro es un gran guerrero que odia a los dioses, pero sus caminos tendrán que unirse cuando una gran amenaza se cierne sobre Grecia. ¿Serán lo suficientemente poderosos para detenerla y quedar grabados en la hi...