Capitulo I: Maldito Juego¡

609 30 2
                                    


Reunión de amigos

En la vida las cosas no se dan como se quiere, no sabemos la manera en la que sucederán, las consecuencias que traerá o el dolor o felicidad que sentiremos por eso.

A veces, las cosas tienen que pasar ¿y quién soy yo para juzgar lo que me depara el destino, lo que me depara la vida, lo que me depara el amor, lo que me depara Dios?

Esta historia empezó de una manera patéticamente sencilla, fue cuando nuestros padres estaban de viaje, estaban en Ecuador, así que estábamos solos como por una semana y eso nos permitió tener la libertad para poder hacer lo que se nos viniera en gana, así que ni cortos ni perezosos, ese mismo día decidimos invitar a unos amigos a casa, claro él a sus amigos y yo a los míos.

Emilio mi hermanastro, era para mí lo peor que alguna vez haya podido conocer en mi corta y confusa vida. Era sucio, mujeriego (o eso creo), terriblemente desagradable para mi vista. Odiaba tener que vivir con él bajo la misma casa y ver como todos los días llegaba con una historia de como impresionó a varias chicas.

Él era muy popular y según mi mejor amiga, Daniela, muy apuesto. Yo siempre lo veía detestable.

Nosotros estábamos en la parte de la sala, de nosotros me refiero a Renata, Textos, Daniela y yo.

Mientras que en el segundo piso estaba Emilio junto a sus amigos, riendo y rompiendo cosas, se reían estrepitosamente mientras nosotros bebíamos limonada y contábamos chistes de los cuales ninguno se reía.

___Deberíamos unirnos con el grupo de tu hermano, Joaquín-- dijo mi amiga viendo como el grupo de mi hermanastro se divertía.

___¿Estás loca, Renata? Nos echaran con piedras de su lugar.

__¿Cuál es el problema?—bufó textos---somos casi de la misma edad que ellos.

___No lo sé, si quieren vayan ustedes. —dije resignándome.

__Yo sí quiero, los chicos con los que está tu hermano están muy guapos—dijo Daniela.

Negué con la cabeza sabiendo la mala idea que era y resoplé mirándolos mal para que sintieran un poco de cargo de conciencia, pero no lo logré.

Todos se levantaron y me quedé solo, como un bobo, así que me levanté rápido. Éramos en total cuatro y ellos también, aproximadamente.

Llegamos al otro grupo el cual se estaba divirtiendo y me recosté en la pared con una sonrisa mientras le preguntaban a ese divertido grupo.

Sabían que no se juntaban los chicos de 18 con los chicos de 16, empecé a sonreír al ver que tendríamos un plácido fracaso, pero par mi sorpresa fueron muy amables y les dijeron que sí.

Mi sonrisa se apagó cuando Emilio se levantó y me cogió de un brazo llevándome, o mejor, arrastrándome hacia el pasillo.

____¿Estás loco?—dijo furioso—Te dije que no te acercaras.

____Suéltame—dije haciendo un movimiento brusco provocando que soltara mi frágil brazo—También les dije a ellos y no quisieron hacerme caso. Por sin no sabes contar, con 3 contra uno, y no me emociona para nada estar junto a tu grupito—dije haciéndole una mueca de desprecio.

__¡Eres un tonto¡. Yo sí los hubiera convencido.

___Pues ¿Por qué no vas y hablas con ellos a ver si los convences, pequeño tarado? Adelante, corre.

__No voy a hacer lo que tú no pudiste.

___Ni siquiera eso puedes hacer—dije retándolo y él miró al grupo ya unido que se encontraba hablando y riendo.

Puse los ojos en blanco ya que no hizo nada y me fui con una sonrisa triunfante a ver de qué tanto se reían. Él me siguió.

Volvimos al grupo y todos reían mucho, hablaban con indiferencia y me agradó.

Decidimos bajar a la sala ya que el espacio era más grande y podíamos sentarnos y seguir riendo sobre todas las cosas con las que salían.

Contábamos chistes, hacíamos bromas y jugamos a los típicos juegos de "verdad o reto", bebimos un poco y fue una noche increíble.

Siempre subestime a los amigos de Emilio, creyendo que eran como él, pero realmente eran agradables.

En esa reunión estaba Mau, el mejor amigo de Emilio y él siempre me había gustado,. Como se podrán dar cuenta hasta este punto, si, soy chico y sí, soy gay y algo dentro de mi sabía que Mau también lo era, así que empezamos a coquetear, él me hablaba y yo me sonrojaba y sonreía jugando y mirando hacia un lugar opuesto.

En uno de los juegos nos tocó tocar nuestros labios pero sin pasar de un beso, yo estaba super feliz ese día, no me quería cambia por nadie y realmente ya me sentía mareado, tal vez ebrio debido al trago ingerido.

Después de un rato todo se estaba apagando, entonces uno de los amigos de Emilio, se levantó realmente emocionado y dando pequeños saltos de alegría.

Todos lo mirábamos extrañados, yo seguía emocionado...y pues ebrio.

___Qué pasa, Mario?—preguntó uno de los amigos de Emilio.

___¡Chicos¡---empezó a reír---conozco un juego que les va a encantar.

Maldito juego. 

Mi detestable hermanastroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora