Capitulo VIII: Tocando el cielo¡

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*contenido sexual*

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___Shhhh----le dije colocando mi dedo índice sobre sus labios, no hablemos de mi estúpido padre, ni de que me pidas perdón, está noche Emilio Marcos, está noche quiero que me hagas el amor.

Emilio me cogió la cara con delicadez y empezó a besarme con suavidad. Todo se sentía diferente, sus besos eran apasionados -me produjo esas extrañas pero emocionantes mariposas en el estomago que en un comienzo creí que era vómito. Después de un rato de besos empezó a tocarme y caí ante sus encantos.

Emilio:

No podía negar que si extrañaba el sabor de la boca de mi pequeño Joaquín. Yo lo besaba con júbilo, lo apretaba a hacia mi cuerpo lo más que podía, mis manos acariciaban la espalda desnuda dentro de su camiseta, y el se dejaba, pero ¿si realmente no quería? Tal vez no se oponía porque no podía, tal vez en estos momentos mientras me estaba besando esta pensando en Mau...así como la primera vez....

Lo separé de mi inmediatamente, pues no quería obligarlo...

__¿Qué paso?---pregunto el con pena, Emilio ya no me quieres?, ¿Ya no me desea?, ¿qué fue lo que paso?

___Joaquín, a estas alturas ya habrás notado que mi amigo esta grande, quiero parar porque no te quiero obligar a nada, quiero estar seguro que tus besos, son porque realmente me quieres besar a mi, más no, que estés pensando en Mau, me iré a mi cuarto, espero que me perdones por lo que acaba de pasar, trataré de controlarme.

__¿Y quien te dijo que no quiero?, ¿quién te dijo a ti Emilio Marcos que yo Joaquín Bondoni no deseo estar contigo?, en este momento estoy pensando en ti, estoy pensando en como se sentirá nuevamente estar junto a ti, pero esta vez viéndote a los ojos, sintiendo tus caricias...dime ¿Quién te dijo que no quiero?

---¿Quieres?—lo miré con una sonrisa picarona. El bajo la cabeza con las mejillas rojas.

Levanté su mentón y lo volví a besar, esta vez retrocediendo hasta caer nuevamente en la cama, tenía su cuerpo bajo el mío, ese cuerpo que era culpable de innumerables fantasías, al fin lo tenía y ahora lo mejor...que era solo para mi.

No sabía como describir todo lo que el cuerpo de mi Joaquín me hacía sentir....era como nuestra primera vez viéndonos a los ojos... nuestra primera vez amándonos, sin ninguna etiqueta y venciendo todos los estereotipos.

Mis manos estaban dentro de la camiseta de Joaco y recorrían toda su espalda, le levanté la camiseta y se la quité...Mientras bajaba lentamente dando pequeños besos por su cuello, Joaco quebró la espalda ante el éxtasis de mi boca sobre el.

Con manos torpes intentó sacarme mi sudadera, y yo le ayude, tener nuestros cuerpos juntos era perfecto...era lo que tanto buscábamos.

Pero cada uno de nosotros queríamos más. 

Bajé mis manos a la bragueta de su pantalón y lo baje con cuidado, mientras lentamente fui besando su abdomen una vez a la altura de su miembro, pude notar su gran erección, así que no dude ni un segundo en deshacerme de su bóxer y comenzar a acariciar lentamente su masculinidad.

Sus gemidos estremecieron cada parte de mi cuerpo, me encantaba, es más adoraba escuchar gemido tras gemido salir de sus labios tan rosados y sensibles.

Cada vez aumentaba la velocidad de mis movimientos, cada vez más y más rápido, después de unos segundos posicione mi lengua sobre su pene y lo fui lamiendo poco a poco, es así como lograba que sus entrecortados gemidos crecieran aún más y sus delicadas manos se agarraran de mis rulos, causando un dolor placentero, pero debía parar, no quería que acabara tan deprisa, no quería que solo fuera un hermoso y perfecto orgasmo, así que fui elevándome nuevamente hasta llegar a su boca, la cual estaba deseosa de atención, nuestras lenguas bailaban al ritmo de un maravilloso compás.

Mi detestable hermanastroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora