Capítulo 1: Desesperación

194 8 0
                                    

Woburn Abbey, Bedfordshire, abril de 1850

Jasmine se preparaba para la cena, lamentando tener que ver a la bruja de su madrastra un día más. Últimamente, su padre estaba teniendo ataques de tos. Debía darse prisa en encontrar un marido. La temporada anterior no consiguió ningún pretendiente porque fue muy exigente buscando un duque. Pero no podía bajar el nivel, necesitaba que fuera un duque, el más alto rango de la nobleza. Solo él tendría el poder suficiente para enfrentarse a su madrastra. Aunque si esta vez no conseguía ningún pretendiente, la sociedad empezaría a mirarla mal.

La joven suspiró apesadumbrada ante el espejo, llevaba tiempo pensando en urdir un plan para engañar al duque de Northumberland. Había oído de él en una fiesta y parecía el indicado. El primer problema era que nunca pedía la mano de ninguna dama. Jasmine no creía ser una gran belleza, se consideraba la típica inglesa: piel blanca, pelo rubio, ojos azules y pocas curvas. Además, su única experiencia con el sexo opuesto era su padre ausente y su hermano de doce años. Jamás podría seducirlo y convencerlo del matrimonio.

El segundo problema era que su madrastra insistía en buscarle un marido barón o vizconde, sin apenas poder. Esa mujer era astuta, pero encontraría el modo de vencerla.

Se alisó el vestido y se alegró de estar en primavera, ya que refrescaba menos por las noches.

Al bajar, se encontró con la duquesa y sus hermanas. La silla de su padre permanecía vacía. No debería esperar nada de él, pero su niña interior seguía albergando esperanzas de que los salvara. Observó a sus hermanas. Lily y Daisy jugaban hasta que su madrastra las regañaba por no comportarse como señoritas y amenazarlas con no encontrar marido, lo que las paralizaba de inmediato. Violet parecía imaginar otros mundos, ajena a su alrededor. Poppy... ¿dónde estaba Poppy?

Segundos después llegó su hermana con el vestido lleno de polvo y los zapatos sucios.

—Poppy Russell, ¿cómo se atreve a presentarse así a la cena? —dijo la duquesa con un tono bajo para guardar las maneras pero cargado de odio.

—Fuera —dijo la chica encogiéndose de hombros.

—Las señoritas no deben pasearse por ahí como vulgares muchachos —empezó el ya conocido discurso.

—¿Cómo va el viaje de padre en Londres? —preguntó Jasmine para cambiar de tema mientras Poppy se sentaba a la mesa despreocupada.

—Bien. Ya está arreglado todo para que vayamos la próxima semana —dijo la madrastra en tono neutro—. Espero que esta temporada os comporteis como hijas de un duque —remarcó mirando de reojo a Poppy, quien ni siquiera levantaba la vista de su plato.

Jasmine pensó en lo irónico que era que fuera a ser ella la que montaría un escándalo y no Poppy, pero tenía que hacerlo por su familia y la bruja no le daba opción.

—¿Cuando volverá Ros? —preguntó su hermana Lily.

—Lillian Russell, ¿cuántas veces tengo que repetirle que su nombre es Charlie? —remarcó la duquesa de Bedford impaciente.

—Eso es mentira —la acusó su tímida hermana Daisy—, usted le puso ese nombre —la señaló con el dedo—. Madre lo llamó Rose.

—Lily, Daisy —Jasmine las llamó lanzando una seria advertencia con la que las mellizas se callaron, aunque podía ver cómo entristecían sus expresiones. Sus hermanas no la tenían en alta estima precisamente porque parecía estar siempre de parte de la madrastra. Aunque no era así, ella debía actuar como si lo fuera por temor a perder sus vidas.

—Charlie volverá del internado por vacaciones, como cada año —explicó la mujer intentando contener sus modales, pero solo porque tenían catorce años.

Jazmín (Flores perfumadas I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora