Las calles de Nueva York ofrecían una hermosa vista navideña, la gente sonreía y los niños esperaban con ansias sus presentes mientras jugaban en la nieve que caía apaciblemente. Era como un sueño.
Toda mi familia estaba esperando la Noche Buena con más alegría de lo que hubiese imaginado, luego de varios años, toda la familia se había reunido, desde el primo más lejano hasta de aquellos tíos que nunca has visto en tu vida, y te dejan con el mal sabor cuando relatan tus historias de niño con una gran propiedad. Nunca viste a estas personas pero saben cada detalle de tu niñez y te dejarían en vergüenza frente a cualquier invitado; En mi caso no era la excepción.
Al ser el mayor de todos los nietos, era en el que recaía el futuro familiar, o al menos así me lo habían inculcado desde que tengo uso de razón. Toda mi vida fui tachado de genio, a mis 21 años terminé mis estudios en medicina, estos mismos estudios me habían llevado a trabajar en muchos hospitales y clínicas de renombre, y luego de reunir el dinero suficiente había sido capaz de abrir mi propio consultorio. Todos estaban orgullosos de mis logros, me sentía bien por alcanzar mis metas como de cumplir las expectativas familiares. Sin embargo no todo pudo ser perfecto.
Habían anunciado un excelente tiempo para la tarde, nevaría de manera tranquila, cosa que rara vez se veía, ya que últimamente los fuertes sismos cerca de San Francisco y Boston habían forzado al clima a comportarse de manera salvaje y destructiva en gran parte del país. El hielo de los polos se estaba derritiendo y muchas naciones costeras estaban comenzando a desaparecer. El equilibrio natural del planeta pendía de un hilo. Aunque se habían tomado muchas medidas para detener lo que estaba ocurriendo, nada parecía funcionar. El calentamiento global estaba llegando a su punto crítico.
Aquella noche del 25 de Diciembre, decidí salir de casa un momento para recoger un pastel que la familia había ordenado para navidad a una tienda cercana. El tiempo me acompañó, pues la leve brisa nevada era algo hermoso y pacífico en comparación a las fuertes ventiscas que había tenido que pasar para llegar desde Londres a casa, en Nueva York.
El pastelero se tomó su tiempo en darme aquel valioso postre navideño, por lo que se me hizo un poco tarde para llegar a casa, estaba molesto, pero sentía algo mas, era un mal presentimiento. El viento comenzó a agitarse y el cielo comenzó a abrirse lentamente. Un fuerte haz de luz me encegueció, y para cuando pude ver con claridad, una lluvia de proyectiles ardientes, rayos y una serie de misiles caían del cielo, haciendo trizas la ciudad, que ardía con demasiada rapidez. Tiré el pastel y comencé a correr sin mirar el cielo, solo corrí para llegar a casa, sin embargo, un enorme explosión había dejado un gigantesco cráter, borrando el recinto que alguna vez pude llamar hogar. Caí de rodillas, no entendía que estaba sucediendo, por un momento el tiempo se detuvo, los gritos, las explosiones, todo calló por un momento. Miré a mi alrededor, solo había devastación y muerte. Las personas corrían por las calles mientras les disparaban con armas de un calibre tan alto que eran despedazadas brutalmente con solo un tiro. En la avenida central hubo una ráfaga de disparos que duró bastante tiempo, cuando me levanté para correr, el número de miembros y vísceras humanas hizo que diera la vuelta y buscara otro camino, al dar la media vuelta resbalé en el cráter de lo que había sido la casa de mis padres, inconscientemente comencé a buscar algún superviviente, sin embargo, lo único que encontré fue parte del brazo derecho de papá que aun tenía su reloj marcando las doce de la noche. La hora en la cual comenzaron a bajar ángeles con grandes armaduras desde el cielo, era un ejército enorme. Ese fue el combustible que me hizo correr quizás por más de dos horas hasta llegar al centro de la ciudad mientras lloraba de terror y dolor. Había perdido a todos mis seres queridos, ahora estaba solo en el mundo, más aun no quería morir.
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Bajo el Ardiente Cielo
Science FictionEn un destruido planeta Tierra, se libera una guerra entre dos razas: Vangelis y Kaísers. Los humanos, atrapados en medio del conflicto se ven al borde de la extinción. Cuando la situación llega a su punto critico, un joven soldado se encuentra con...