Bajo el Ardiente Cielo

Destinos Divergentes

Van había desaparecido hacía ya un mes. Kana lloraba desde el amanecer  hasta caer la noche, yo solo me limitaba a observarla junto con Leo, mientras que Lucy y Klaus intentaban consolarla en vano.

- Tranquila Kana, Van volverá pronto-  Lucy era más optimista que Klaus

- No te preocupes por él, estará bien solo- El Dios del agua tenía sus propias opiniones al respecto.

Desde que Van se había marchado, Kana no emitía palabra alguna, solo lloraba desconsolada como si se tratase del fin del mundo. Ya comenzaba a molestarme aquella actitud de víctima, por lo que decidí tomar mi rifle y salir a dar una vuelta por los alrededores, Leo me siguió. En ningún momento me dirigió la palabra, fue hasta que llegamos a lo alto de una ruma de escombros.

- Esa chica Vangelis, Kana-

- ¿Qué sucede con ella?-

- Está casada con Alastor hace casi ya un año y medio-

- Supongo que lo presentía de alguna manera-  Leo y yo teníamos mucho en común, a pesar de que lo sabíamos, manteníamos distancias uno del otro sin haber motivo.

- La situación me tiene algo descontrolado- Comencé a explicar- Desde que Van se marchó no  nos hemos movido demasiado-

- Yo creo que deberíamos agradecer que Van se haya marchado, si llega a saber que Kana está casada con Alastor, iniciará el Exterminatus Solius-

-¿Exterminatus Solius?-

- Es el juicio final del Dios del Fuego. Cuando el planeta está hundido en corrupción o no tiene esperanzas, el Dios del Fuego inicia un exterminio sistemático de toda la vida existe en el planeta- Leo bajó la vista.- A pesar de que Van odia hacer ese tipo de cosas, es excepcionalmente bueno en ello-

- ¿Ya lo ha hecho en otros planetas?-

- Así es, ha pulverizado civilizaciones incluso más avanzadas. No le ha tomado más de un mes-

- Pero, no creo que eso ocurra- Añadí tembloroso- Nadie sabe ese secreto, ¿no es así, Leo?-

- Esperemos que así sea…- Cuando lo noté, Leo temblaba.- Aunque sea el Dios más fuerte, no soy capaz de detener a Van. Él tiene capacidades propias, es un ser totalmente superior a un Vangelis común, cuando recibió los poderes de un Dios se volvió insuperable para todos. Si Van se volviese loco, o decidiera ser un destructor de planetas, tenemos un plan para intentar luchar contra él-

- ¿Realmente crees que llegaremos a ese extremo?-

- Tenemos que colocarnos en la peor situación posible, la mayoría de los Dioses están aquí, por lo menos eso es de ayuda. Todos los dioses menos Acero, están informados del plan, nos fue imposible contactar con Acero, él es el único capaz de luchar contra Van de igual a igual durante al menos tres minutos, con ese tiempo podemos hacer una prisión para someterlo, sin embargo, Acero se esfumó sin dejar rastro-

- Yo creía que los Dioses Mayores y Menores estaban en guerra y no podrían ayudarse-

- No todos los Dioses Menores son malos- Añadió- Incluso si luchamos todos juntos, Van nos acabaría, yo sería el primero en morir- Suspiró- Cuando Van decide acabar con la existencia de algo, no le importa lo más mínimo lo demás, inclusive si utilizásemos a Kana como escudo humano la pulverizaría-

- Dejemos el tema-

- Creo que tienes razón, es lo mejor- Leo se rascó la cabeza- Será mejor que nos movamos, hemos estado bastante lentos últimamente-

-¿A qué se deberá?- Pregunté ilusamente

- Es culpa de Kana, en su estado no es conveniente someterla a presión. ¿Sabías que las mujeres son psicológicamente iguales aquí o al otro extremo del universo? Criaturas incomprensibles  por el macho de cualquier especie inteligente. No existe ningún hombre o Vangelis que tenga problemas diferentes a la hora de relacionarse con el sexo opuesto. He viajado por tantos planetas, galaxias que no serías capaz de imaginar, sin embargo, esta es una ley universal.- El comentario de Leo me hizo reír durante unos momentos y alivió el tenso ambiente que se había generado- Hace mucho tiempo, antes de ser el Dios de la Tierra, tenía novia, ella era hermosa y la amaba con todo mi corazón. Sin embargo, su padre era el comandante supremo de la Guardia Segadora, enviaron sus matones a asesinarme primeramente, pero, fallaron.  Erika siempre me protegía-