Memorias Carmesí
-- Van, despierta hijo- La voz de mi padre me seguía pareciendo un mal augurio, todas las mañanas me despertaba con voz siniestra y cada vez que lo hacía a tales horas ocurría alguna desgracia, aunque mi vida en sí era una desgracia.
Para ser un Vangelis de diecisiete años, mi estatura y musculatura me hacían ver mucho más adulto, la principal razón de todas era mi cabellera gris, como la de un anciano. A esas alturas ya no tenía nada en contra de mi estirpe, sin embargo, no era así por ambos lados. Los Vangelis éramos seres que vivían para hacer el bien a los demás o al menos eso se nos había enseñado, pero por alguna razón era siempre maltratado por mis compañeros del Auditorio, y todos deseaban que no fuese aceptado como soldado como cualquier Vangelis normal. Mi camino iba a ser truncado en todos los ámbitos que existiesen para un Vangelis.
Nuestra cultura se basaba en la creencia y búsqueda del equilibrio, ya que a nuestros antepasados se les encomendó aquella sagrada tarea: Mantener el orden del universo y luchar contra nuestros enemigos naturales, los Káisers, seres de piel roja y gran estatura, se dice que son fuertes guerreros y que en su tiempo llegaron a la misma Balha, dispuestos a acabar con nuestra especie, pero los 7 Dioses Vangelis se opusieron y los desterraron a diversos mundos, separando así a su ejército casi infinito.
Nuestra raza, denominada Vangelis que significa: “Pacificadores Gloriosos” ha sido siempre una raza orgullosa y arrogante. Una sociedad divida por la ambición y el deseo de gloria. Existen muchos estamentos dentro de esta sociedad, cosa que solo debilita a nuestra raza. Se menosprecia a todo el que no tenga aptitudes para la lucha o la magia, arrojándolos a la marginalidad y la una vida miserable, mientras que los jóvenes aptos para la lucha son llevados a un Auditorio, lugar en donde aprenderán a desarrollar sus habilidades y serán entrenados como soldados o magos, los que más tarde podrán elegir a participar en una de las tres grandes Guardias de los Vangelis. Lamentablemente, nuestra capital, Balha, es un antro de corrupción, siendo el emblema de todas aquellas malas costumbres que están presentes en nuestra cultura.
Aquel día no fue distinto, por lo menos durante la jornada de la mañana, recibí una paliza de mi entrenador de artes marciales, quien lo hacía para que todos mis compañeros entendieran porque yo habría de ser sido excluido del mundo al que a ellos se les abrirían las puertas de par en par.
- Ustedes nacieron fuertes, pero no todos tenemos esas ventajas. Miren a este pobre diablo, no será aceptado en ningún trabajo, morirá en poco tiempo de hambre, por eso les digo que entrenen arduamente para que no queden como esta basura, renegado- Siempre era el mismo discurso, pero siempre lograba herirme más sentimental que físicamente. Aunque ya conocía a la perfección cada uno de sus movimientos, siempre había pensado que era mejor ser golpeado que herir a alguien.
Desde pequeño entrenaba a solas ya que de alguna manera nací con una gran cantidad de información o recuerdos de los que nunca he podido justificar su procedencia. Desarrollé así grandes habilidades en artes marciales y combate mixto. Desde pequeño mi fuerza, agilidad e incluso mi habilidad con armas a distancia dejaban ver que no era un Vangelis común y corriente, según mis padres, eran habilidades que si bien me podrían traer de mucho provecho, sería un problema si alguien más llegase a descubrirlas. Por alguna razón, cada vez que llegaba al Auditorio me sentía perteneciente a otro mundo, como si fuese de una raza distinta. Yo ya había asumido mi trágico destino, me había rendido a la vida. Nada me importaba ya. Por vergüenza ocultaba todo lo que era capaz de hacer, sólo para no llamar la atención, pues así lo había prometido a mis padres, quienes eran esforzados criadores de grifos de glifos, enormes aves que utilizaban los soldados y los nobles para desplazarse. Eran bastante cariñosos y amables. Tenían un corazón noble.
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Bajo el Ardiente Cielo
Ciencia FicciónEn un destruido planeta Tierra, se libera una guerra entre dos razas: Vangelis y Kaísers. Los humanos, atrapados en medio del conflicto se ven al borde de la extinción. Cuando la situación llega a su punto critico, un joven soldado se encuentra con...