Capítulo 6

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Narra Karol.

Estaba en mi casa por culpa de un dolor de cabeza intenso que he empezado a sentir desde esta madrugada. Veía una película desde mi cama cuando mi teléfono sonó. La puse en pausa.

-¿Diga?-Contesté.

-Karol, querida. Soy yo. Vengo del bar donde trabaja mi hija-habló la otra voz.

-¿Y qué tal ha ido?-Pregunté.

-Mal. No ha cedido. ¿Sabes lo que eso significa, verdad?-Respondió ella.

-Sí-asentí.

-He visto al doctor Pattinson. Estaba en el bar con Sol. Se metió en medio sin más. Desgraciadamente me tocó sentarme a su lado, por lo que me oyó hablar con mi hija. Lo vas a tener difícil el conseguir que se enamore de ti-habló la madre de Sol.

-No me importa. No pienso rendirme. Y en cuanto a lo otro, ya pensaremos en cómo y cuándo dar el paso. Ese bebé será tuyo-acepté sin más.

Y colgué el teléfono. Le di al play y continué viendo la película.

Narra Sol.

Estaba en mi casa arreglándome para ir con Robert a cenar. A Jorge lo vestí con una camiseta negra de manga larga, y encima, un mono vaquero de color blanco, también largo. Yo me puse un vestido negro con unos leotardos del mismo color y unos zapatos de tacón.

Mi padre no tardaría en volver del trabajo. Le hice la cena y le escribí una nota.

El timbre sonó y fui a abrir. Era el doctor Pattinson.

-Hola, Sol-saludó él.

-Hola, doctor Pattinson-lo saludé también.

-¿Estáis listos?-Preguntó Robert.

-Sí, voy a por Jorge y nos vamos-asentí.

-Está bien. Te espero aquí-dijo él aceptando.

Cogí a Jorge, le puse su abrigo y una bufanda y lo metí en su carro. Me abrigué, tomé mi bolso y salí de la casa apagando las luces y cerrando la puerta con llave.

Robert decidió que fuéramos en su coche y guardó el carro de Jorge en los asientos traseros del coche. Me abrió la puerta delantera como todo caballero y me senté en el asiento abrochándome el cinturón de seguridad y poniendo a Jorge en mis piernas. Robert dio la vuelta y se puso a mi lado.

Tras unos diez minutos, los tres llegamos al restaurante. Una camarera nos atendió. Nos sentamos a la mesa y Robert y yo miramos la carta del menú. Al rato, la camarera regresó.

-¿Qué van a tomar?-Preguntó ella.

-Pollo empanado con patatas fritas-responí tras unos minutos.

-Yo igual-asintió Robert.

-¿Y de beber?-Siguió la camarera.

-¿Te gusta el vino, Sol?-Cuestionó Robert.

-No mucho, la verdad. No bebo nada que lleve alcohol. Lo siento-respondí con una sonrisa apenada.

-Tranquila, yo tampoco. Traeme una fanta de naranja-respondió Robert.

-A mi, una coca-cola-dije.

-Estupendo-aceptó la camarera.

-¿Qué tal has pasado el resto del día?-Me preguntó Robert.

-Duro. El jefe es insoportable. A penas hemos tenido clientes-respondí-. Eso lo tiene de un humor de perros.

-Tranquila. Mira el lado positivo, no vas a volver a trabajar con él más que lo que queda de semana. ¿Recuerdas la propuesta que te hice esta mañana?-Comentó Robert.

-¿La de trabajar contigo en el hospital?-Pregunté.

-Sí, esa misma. Pues he hablado con mi jefe y ha aceptado. Estaba buscando una nueva secretaria para nuestra área. Al parecer la señora mayor que había antes, se ha cogido una baja por problemas personales. Ha dicho que si tú lo quieres, es todo tuyo. Empezarías la semana que viene. Tiempo suficiente para hacer todos los trámites necesarios-dijo Robert.

El corazón, en mi pecho, revoloteaba muy alegre. No esperaba que su jefe aceptase.

-¿En serio?-Pregunté emocionada.

-Sí. Cualquier cosa que necesites, me avisas y ahí estaré-sonrió Robert.

-Está bien. Entonces, ¿el próximo lunes?-Pregunté con duda.

-El próximo lunes, porque entiendo que eso es que aceptas el trabajo-comentó él.

Asentí con la cabeza. Entonces todo se me vino encima. ¿Y si no lo hacía bien y metía la pata a la primera de cambio? No solo me quedaría sin ese empleo sino que además, podría arruinar el trabajo de otros doctores, incluido el doctor Pattinson.

No, no podía permitirme eso.

-¿Sol, qué pasa? ¿Estás bien? Te has quedado pensativa-Cuestionó Robert con preocupación.

-¿Y si no lo hago bien?-Pregunté con miedo.

Él negó con la cabeza mientras sonreía.

-No pienses eso. Lo vas a hacer muy bien. El primer día, mi jefe y yo te recibiremos en la planta de nuestra área y te iremos enseñando como funciona tu puesto y lo que debes hacer para que todo vaya bien. Por cierto, me parece que eres mi secretaria así que, vamos a estar más cerca de lo que crees. Si necesitas ayuda, pídemela. Solo eso-respondió Robert explicándome.

-¿Estás seguro?-Cuestioné.

-Desde luego. ¿Tienes mi número, verdad? Cualquier cosa, sea lo que sea, me avisas. Si tienes alguna urgencia y por lo que sea, no puedes venir a trabajar un día, me avisas y ya veo como solucionarlo. ¿Sí?-Siguió Robert.

Asentí con la cabeza. Ahora tendría que encargarme de hablar con mi padre y con mi jefe.

Narra Robert.

Después de haber estado hablando sobre el asunto de su trabajo en el hospital, más concretamente en mi área y casi seguro que como mi secretaria, la camarera nos trajo la cena.

A partir de aquí, estuvimos hablando de cosas muy vanales. Entonces, Jorge empezó a llorar y ella lo tomó en brazos. Me indicó que iba al baño y yo asentí. Me sonrió y se llevó el carro.

No sé cuánto tiempo pasó, pero Sol no volvía y estaba empezando a preocuparme. Entonces la vi venir.

-Perdón por la tardanza-dijo apenada.

-Tranquila, pero estaba empezando a preocuparme-comenté sonriendo.

Nos miramos a los ojos y sentí como me sonrojaba. Sol también reaccionó de la misma manera.

Pagué la cena y salimos del restaurante. Conduje hasta la casa de Sol. Bajé primero del coche, le abrí la puerta a Sol para que saliese del asiento delantero con Jorge en brazos, y luego saqué el carro del pequeño.

-¿Qué tal? ¿Te has divertido?-Pregunté.

-Sí, me ha encantado. Y muchas gracias por lo del trabajo allí en el hospital. En serio, no tenías por qué hacerlo-me dijo ella sonriendo.

-Me encanta ayudarte y vi que esa era una manera de hacerlo, así que te consulté, tu aceptaste y entonces yo he hablado con el jefe de mi área y tienes un lugar de trabajo allí. No ha sido ninguna molestia-sonreí.

Sol me abrazó, dejó un beso en mi mejilla y abrió la puerta para entrar. Antes de que lo hiciera, no pude resistirme, y la detuve un instante. Me fui acercando a sus labios y finalmente, nos fundimos en un pequeño beso que dejaba ver todo lo que sentíamos el uno por el otro. Luego, a regañadientes, me despedí de ella, me senté en mi coche y tomé rumbo hacia mi casa.

Continuará.....

Dificultades existentes para ser feliz (Robert Pattinson y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora