Gᴜᴀʀᴅɪᴀɴ ﹙Zʜᴇɴ Hᴜɴ﹚ FᴀɴFɪᴄ ﹣ [Hɪsᴛᴏʀɪᴀs ɴᴏ ᴄᴏɴᴛᴀᴅᴀs]

Episodio 35 Parte 2 : Caído

Antecedentes: Esta escena tuvo lugar el día antes de que alcanzaran a Ye Zun. Continuación de la historia del Episodio 35 Parte 1.

Guerra.

Llega un momento en que esa violencia es una necesidad para la paz. Sólo los más poderosos podían decidir el destino de los demás. Las mareas siempre cambiantes se balanceaban sobre un destino incierto; cuando el futuro de la humanidad estaba al acecho.

En cuanto al Enviado del Manto Negro, la mayoría creería que está acostumbrado a derramar sangre. Pero cada rebanada, cada muerte, aún no había endurecido su alma. Los sentimientos condenarían a cualquier líder. La muerte era la muerte. Por eso el amor y el afecto son sentimientos desconocidos entre los de su especie. Incluso con sus poderes, su escaso número los pone en desventaja. Tener emociones o apegos sólo puede traer distracciones - una proporción desastrosa con la batalla que se avecina en el horizonte.

Su ejército se había reunido rápidamente durante los últimos días para recoger información y discutir planes tácticos para la inminente batalla. Su líder, el Enviado del Manto Negro, fue la respuesta a sus plegarias. Como su salvador y fuente de poderes, Shen Wei no podía permitirse el lujo de distraerse. Sin embargo, en los últimos días, había estado desamparado, confundido y despistado.

No se debe culpar a nadie más que a sí mismo.

A pesar de lo que pasó esa noche, Kunlun había regresado asombrosamente a su antiguo yo, ven a la mañana siguiente. Ninguno ha dormido desde entonces. Ambos se echaron hacia atrás después de que Kunlun soltó su brazo, sus miradas desviadas. Sin una palabra para romper el silencio, el único sonido era el parpadeo del carbón ardiente que había cerca y el suave silencio del viento que pasaba a través de los cañones. Bajo las estrellas menguantes, esperaban la llegada del amanecer, con sólo las brisas susurrantes de la pradera para calmar la tensión en el aire. A la mañana siguiente, el disperso ejército de Dixing había llegado, sin dejar oportunidad de seguir discutiendo lo que había ocurrido la noche anterior.

Desde la llegada de los Guerreros, Kunlun había dado a Shen espacio para realizar sus tareas. Mientras Shen Wei estaba ocupado con su pueblo, su Salvador hablaba continuamente entre los soldados de todos los niveles. Su atención sacó incluso al guerrero más sospechoso de su caparazón. A diferencia de Shen Wei, que tenía sus puntos fuertes para mantener a otros en línea, Kunlun parecía tener la habilidad de atraer lealtad sin poderes ni amenazas.

¿Qué tenía este hombre que podía calmar cualquier situación sin recurrir al derramamiento de sangre?

Lo que es aún más asombroso es que Kunlun comprendió la difícil situación del pueblo Dixing y el sufrimiento que habían soportado desde que el meteorito cayó sobre Haixing. Reconoció que la falta de recursos haría que hasta los más honorables hicieran lo impensable. Ni una sola vez culpó a los pícaros Dixings por sus decisiones, que habían llevado a esta guerra.

¿Cómo fue posible? Shen Wei se lo había preguntado muchas veces desde que conoció a su Salvador. Este hombre no tiene prejuicios, ni ira. Lo entendió, y luchó a su lado.

No es de extrañar, con una actitud tan liberal y abierta, que los guerreros de Dixing no tardaran más de un día en rodear a Kunlun como si fueran abejas a un honeypot. Mucho para el disgusto de Shen. Intentó no prestar atención, pero cada vez que Kunlun tocaba, sonreía y se burlaba de los otros guerreros, se le apretaba el pecho. Su furia se encendió, los colores oscuros bañaron su cara, mientras era agobiado por la insoportable atención que Kunlun daba a los demás. ¿Este hombre nunca deja de coquetear?

¿Qué le pasaba? Capa Negra había decidido que las obligaciones eran más importantes que las relaciones personales desde el primer día. Pero este hombre no era como los demás. Aún así, a pesar de que Kunlun mantuvo su distancia durante días, nunca estuvo lejos. Atento y alerta, Kunlun fue siempre un ancla de apoyo y energía positiva hacia el futuro de su pueblo. La ligera irritación disminuía rápidamente cada vez que se levantaba, porque Kunlun siempre se separaba de los demás, y regresaba al lado de Shen.