🄿🄰🅁🅃🄴 3

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La única mujer del grupo de los Vengadores, y ahora la líder, despertó de golpe como consecuencia de una pesadilla. La imagen del supersoldado desvaneciéndose entre sus dedos no dejaba de atormentarla. Solo quería poder desconectar su cuerpo de tanta incomodidad.

-Ya ha pasado un tiempo y no mejoras -Clint estaba recostado junto a la pared al lado del cristal que daba una vista privilegiada de la ciudad. Las cortinas no estaban completamente puestas permitiendo que luz del exterior iluminara tenuemente la habitación.

Natasha se pasó las manos por el cabello.

-¿Qué haces aquí? -preguntó sumamente irritada. No le gustaba mostrarse débil antes los demás. Ella sabía muy bien que su mejor amigo tenía muchas cosas mucho más importantes que atender que estar allí.

-Intento ayudarte, Tasha. ¿Cuánto tiempo más crees que tu cuerpo soportará la carga emocional y los duros entrenamientos a los cuales lo estás sometiendo? -inquirió preocupado. Barton deseaba tener a su amiga de vuelta. La extraña demasiado. Quería ver su sonrisa.

-Solo hago mi trabajo, no exageres. Debemos ser mejores cada vez más rápido. Hydra ya demostró que puede derrotarnos. Yo... -suspiró hastiada-. Hago lo mejor que puedo...

Clint se acercó hasta su amiga, sentándose a su lado para verla a los ojos.

-Tasha... -le tocó el hombro-, llegó el momento de que lo aceptes para dejar ir a Rogers. Si no lo admites... Será mucho más difícil pasar por esto.

Los ojos de la mujer comenzaron a humedecerse. Odiaba que Barton se hubiera dado cuenta primero de lo que le estaba sucediendo, pero el hombre tenía razón. Hydra los necesitaba totalmente enfocados en su búsqueda para lograr algo que apaciguara aunque fuera un pequeño porcentaje del dolor que cargaban.

Abrazó a su amigo dejando que sus lágrimas corrieran con libertad. Los sollozos la hicieron estremecerse en los brazos del arquero.

-Estoy enamorada de Rogers -admitió con dificultad.

El hombre acarició la espalda de la rusa en un intento por confortarla. Algunas lágrimas amenazaron con escaparse de sus ojos, él lo evitó de inmediato ya que era mejor no comenzar o nunca terminarían de llorar entre los dos. Le partía el corazón el estado de su amiga.

-Lo sé, Tasha. Lo vi hace tiempo en tus ojos -susurró el hombre.

-El amor solo te hace sufrir... -ella lamentó hipando levemente.

Clint esperó unos segundos antes de hacerla mirarlo a los ojos.

-Sabes que eso no es cierto. Es una lástima que no hayas podido disfrutar de un amor correspondido, pero cuando eso sucede te haces una mejor persona. La felicidad del otro se vuelve la tuya. No hay sufrimiento en eso.

La rusa intentó limpiar sus lágrimas de su mejilla pero eran tantas que solo logró mojar su palma.

-Entonces yo tengo mala suerte en el amor. Creí estar enamorada de ti cuando me salvaste pero fue solo agradecimiento. Y Rogers... Él es tan... -tragó grueso-. Él fue el perfecto caballero... Odio sentirme así. Odio extrañarlo tanto cuando no teníamos nada. Yo... Solo quisiera olvidarlo, pero no puedo.

-No es necesario que lo olvides. Recuérdalo en sus mejores momentos. Atesora sus enseñanzas.

Natasha asintió prometiendo en silencio intentarlo.

Esa noche la torre se encontraba sumida en el silencio. Todos, a excepción de Rogers, habían salido para hacer diferentes cosas. Steve estaba sentado en su cama, pasando el lápiz una y otra vez sobre su cuaderno de dibujos. Hizo una mueca al ver el resultado final. Había trazado las líneas de un atardecer campirano, pero algo le faltaba algo para terminar el trabajo. Sus manos se movieron de inmediato completando los trazos faltantes de la silueta de una mujer caminando hacia el horizonte.

El arma de HYDRA |Romanogers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora