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Washington D.C.

28 de febrero

7 A.M.

El mundo entero estaba atento a la transmisión en vivo desde el parque cerca del Monumento a Washington. Del lado izquierdo del lago se había adornado con una larga alfombra blanca. El sendero estaba rodeado de flores del mismo color. Se permitió el acceso al público en general del lado derecho del lago. Habían cientos de personas expectantes.

Tony, Natasha, Bruce y Thor avanzaron sobre el camino trazado cargando a la altura de sus hombros el féretro simbólico del Capitán América. Todos estaban vestidos con colores oscuros y tenían una expresión bastante seria. La tristeza que sentían estaba reflejada en el color de sus ojos , así como en la zona oscurecidas de las ojeras. Ninguno había podido descansar.

Una cámara de televisión sobre rieles laterales avanzó a la par que los héroes para que ningún espectador tuviera oportunidad de perderse algún detalle de ese emotivo momento. Una bandera de los Estados Unidos y el escudo tan conocido del supersoldado descansaban encima de la lujosa madera del ataúd.

El día gris colaboraba con la atmósfera melancólica presente. Algunas personas tenían lágrimas en los ojos. El sonido de la pequeña orquesta que acompañaba el acto era una muestra simbólica del aprecio que se sentía por el servicio del capitán Rogers.

La ceremonia oficial dio inicio al pie de las escaleras. Los vengadores dejaron el féretro encima de la base ya dispuesta en el centro. Una imagen del capitán con su traje característico estaba expuesta encima de un pedestal adornado con telas blancas.



Suecia

28 de febrero

1 P.M.

Una pantalla plana de grandes dimensiones estaba encendida en el canal de noticias internacionales.

-A esos americanos sí que les gusta llamar la atención -el mayor Ritz cambió varios canales. El funeral de Steve Rogers era tendencia mundial en ese momento. Stark dio un discurso en nombre de los Vengadores, así como el mismísimo presidente de los Estados Unidos.

-Apaga eso, ya tenemos suficiente -ordenó Strucker con fastidio. Se levantó de su lugar en las sombras de esa habitación y caminó hasta la salida que daba al pasillo. Las nuevas instalaciones tenían todos los adelantos tecnológicos que necesitaban.

En el piso inferior, varios científicos trabajaban en proyectos para mejorar el armamento de guerra. El objetivo de Hydra seguía siendo el mismo, apoderarse del mundo y para lograrlo, debían comenzar de cierto punto.

-Tu plan está funcionando a la perfección -Strucker hizo un comentario optimista al ingresar a una sala con varias luces apuntando a una cama de metal.

-Así es, mi plan no deja variables sin considerar, esta vez -la voz robótica de Arnim Zola se escuchó a través de los parlantes. Una imagen similar a la que Steve y Natasha habían encontrado en el abandonado Campamento de Entrenamiento Lehigh años atrás estaba en la pantalla de un monitor antiguo. Una parte importante de esa consciencia virtual del científico había sido copiada varios años antes y la habían reestablecido en la desesperación por volver a erguir el poder perdido.

-Eso espero, doctor.

Encima de la cama metálica descansaba el cuerpo inconsciente de Steven Grant Rogers. Llevaba puesto un pantalón blanco sin nada que cubriera su torso. Lo habían conectado a un máquina que registraba sus signos vitales. El punto de hacerle creer al mundo que el supersoldado ya no existía había sido completado con éxito. Rogers yacía dormido, conectado a una sustancia que lo obligaba a permanecer así. No querían arriesgarse a que él tuviera oportunidad de escapar. Sus brazos y piernas estaban rodeados por más vibranio que habían comprado, después de una difícil negociación, de Ulysses Klaue.



El arma de HYDRA |Romanogers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora