Capítulo 13: La libertad se gana, no se compra.

1K 113 14
                                    

¿Dónde estarán Jose, Alicia y Álvaro? Llevo mucho tiempo sin verles y me estoy empezando a preocupar, no se si se habrán ido, la verdad.

Ahora mismo voy a nuestra casa para ver si el resto sabe algo de Álvaro, Jose y Alicia.

-Chicos, ya estoy aquí--digo entrando por la puerta-- siento haber tardado tanto.

-Elisa--me llama Pao--ven un momento.

Yo me acerco a ella, ¿ Qué querrá  decirme?

-¿ Qué pasa Pao?

-Tengo que decirte algo sobre Álvaro.

-¡¿ Él esta bien?!--pregunto alarmada.

-No. Javier envió a Alicia, Jose y a Álvaro en una misión para obtener información sobre el hombre que organizó el ataque a la ciudad. Él no quería ir, pero si no iba Javier amenazó con matarme y el accedió, accedió cuando yo no estaba aún despierta. Se fue a esa misión por mi, y por ti también, para que nosotras pudiéramos estar juntas, es un buen hombre.

-...

No sabia que decir, me había quedado  de piedra, no podia asimilar todo eso en un momento.

La tristeza se apodera de mi y rompo a llorar, Pao me abraza e intenta consolarme.

-Lo siento...--me dice mientras me abraza fuertemente.

....

-Esta bien.--dice Vass mientras levanta la espada dispuesto a cortarme la mano.

Vass baja la espada y corta la mano derecha, pero no la mía, si no la de Sergio. Mientras este bajaba el arma yo arrastre a Sergio hacia a mi aprovechando que el hombre que debía sujetarme por detrás no lo había hecho, me levanto con los gritos de dolor de Sergio y los vítores del resto de presos de fondo. Empujo a Vass y tiro a Min lejos de la mesa, un hombre se acerca hacia a mi pero cae muerto con una bala en el pecho atravesándole, cuando su cuerpo cae al suelo puedo ver a Mario recargando el arma que esconde bajo el brazo, la tenia todo el tiempo, por eso quería el cargador, necesitaba las balas, me giro y veo que Vass me ataca con la espada pero la esquivo, le golpeo en el brazo quitándole el arma y pegandole una patada en la entrepierna, este queda de rodillas y le pongo la espada en el cuello.

Mario y Manuel se acercan a mi, los hombres de Min nos rodean apuntándonos con sus rifles de asalto.

-¡Alto!--dice Min levantándose del suelo tras mi empujón.

-Un movimiento y a Vass le faltará la cabeza--le digo apretando la espada contra su cuello.

-¡Vamos matame!--me dice Vass.

-Escuchame, estoy haciendo un gran esfuerzo por no hacerlo, te lo puedo asegurar.

Los hombres nos miran nerviosos mientras nos apuntan. Me preocupa más lo que piensan los presos, si todo sale bien, puede generar un cambio.

-Ni si te ocurra chico.--Me dice Min poniéndose delante de mi.--¿ Qué vas a hacer? Si matas a Vass no nos quedaran motivos para dejarte vivo. ¿Lo sabes, no?

Lo cierto es que si lo sabia. ¿ Qué debo hacer?

-¡Min! ¡Ayudame!--dice Sergio acercándose a Min y  garrándose el brazo donde antes tenía la mano, la cual seguía en la mesa.

-¡Callate!--dice Min sacando una pistola y disparando a Sergio en la cabeza dándole muerte.

-Min--digo dirigiéndome a él-- Quiero algo a cambio de Vass.

-¿El qué?

-La libertad de toda esta gente.

-Eso no puedo concederlo, pero te propongo algo mejor, tu libertad a cambio de Vass.

¿Mi libertad? Puedo irme de aquí. Podré volver a reunirme con mis amigos.

-A caso--dice Min sacandome de mis pensamientos-- no quieres volver a ver a Elisa, a Jaime, a Ana, a Jose, a Vanessa.

-¡¿ CÓMO SABES TU SUS NOMBRES?!

Min comienza a reírse.

-Cómo les hayas hecho algo...

-Necesito una respuesta--dice dejando de lado mi amenaza.

-No quiero mi libertad, no puedo ser libre mientras tantos siguen aquí.

-¿Entonces?

- Quiero que Manuel y su hija Fati sean libres, pero como se que no me lo vas a conceder, como mínimo que estén en la misma celda y que ella no sea torturada.

Min dudaba si concederme aquella petición. Él necesitaba a Fati para que Manuel hablase, pero no quería perder a un aliado como Vass.

-De acuerdo, suelta a Vass y llevaremos a la chica a vuestra celda.--dice Min.

-¡No! ¡Álvaro, puedes ser libre! ¡No seas tonto!

Yo le ignoro y suelto a Vass. Tiro la espada al suelo y me dirigo con Mario y Manuel a nuestra celda.

-¿Por que lo has hecho?

-Si me voy de aquí sera muerto o con el resto de presos.

-Estas loco. ¿A caso no te importan tus amigos?

-¿Ves a esta chica?--digo sacando el dibujo que me hizo Ana y señalando a Elisa-- en cuanto vuelva, no me voy a separar de ella nunca más.

- Pienso que deberías haberte ido, serias libre.

-La libertad se gana, no se compra.

¡NO SEAS UN LECTOR FANTASMA! ¡COMENTA Y VOTA LA HISTORIA!

Diario de un superviviente 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora