Capitulo III

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Al día siguiente en la escuela, todo transcurría de manera ordinaria. Los amigos de Santiago estaban en la mesa de la cafetería almorzando y como de costumbre el ruido y el escandalo no pudieron faltar. Yo por mi parte estaba junto a mis amigas hablando de cualquier cosa, de vez en cuando nos reíamos de alguna payasada que dijeran los chicos cuando les daba la gana de incluirnos en la conversación.

En lo que respecta a las nenas, esta es la promoción más agraciada que este instituto haya tenido — dijo uno de ellos. Su nombre era Jesús y por su estatura, cariñosamente le decían "El niño Jesús". Me daba mucha risa cuando alguno lo llamaba así.

Ya vas a empezar — dijo Nicole a mi lado rodando los ojos — Al final ninguna te hará caso.

Eso lo dices porque no llegas ni al top diez, además tu eres una Junior, no eres parte de esta promoción — le respondió Jesus a lo que mi amiga le saco la lengua — Aunque pensándolo bien... contigo podría hacer una excepción, con ese trasero que tienes te colocaría en primer lugar, preciosa.

Todos nos reimos ante aquello. Realmente mi amiga tenía un gran trasero. Era la envidia de muchas en la escuela, mientras ella se sentía insegura de aquel atributo completamente natural. Yo de broma siempre le decía que la habían equipado con un sofá en vez de un trasero.

Los chicos empezaron a decir nombres de las chicas que para ellos eran las más guapas de la escuela, mis amigas y yo nos mirabamos de vez en cuando con cara de asco cuando mencionaban a alguna que no era para nada linda. Más que nada, el parametro principal que estos estupidos tomaban era si tenía buenos pechos o buen trasero, y al parecer lo demás pasaba a un segundo plano.

Para mi la más linda es la capitana del equipo de Soccer — dijo Santiago mirándome por el rabillo del ojo tratando de disimular una sonrisa. Todos empezaron a hacer más bulla y a tirarle restos de comida.

Lo dices porque es tu novia, Romeo — dijo otro de los chicos — aunque la verdad es que con ese cuerpesito está entre las mejores 5 — todos empezaron a reir mientras que Santiago le lanzó una manzana a su amigo para luego darme un beso y reir en conjunto.

Pero hablando en serio — empezó a decir otro de sus amigos llamado Eduardo — para mi la más linda es la chica está de tercero, Samantha... — al escuchar esto miré a Nicole quien puso los ojos en blanco porque sabíamos que se iban a meter por ahí — la chica tiene el cuerpo, tiene la cara, tiene los ojos... es que mírenla...

Siguió hablando mientras sus amigos apoyaban su comentario, instintivamente todos estabamos mirando a la mesa de al lado donde estaba el resto del grupo, entre ellos se encontraba ella. Samantha. Esta, al darse cuenta de que la miraban puso cara de confusión mirandonos a todos al no tener ni idea de lo que estaba pasando.

¡ES QUE ESTAS BIEN BUENA! — grito Eduardo parado en el taburete de la mesa. Todos en la cafetería empezamos a reír, yo no pude evitar agachar la cabeza y negar. "Este tipo estaba loco"  fue lo que pensé. Mire hacia la otra mesa y ví como la chica estaba roja como un tomate, riendo y negando.

El receso se nos fue en risas y mas risas con los chicos. Luego de que sono la campana nos vimos obligados a irnos cada quien a sus clases. Como siempre, Santiago se despedía de mi deseandome buena suerte y dandome un beso en la frente.

El día pasó igual que los demás, lento y cansón. Esperaba la hora de poder irme a casa a descansar hasta que recorde que ese día después de las prácticas de soccer empezaba las tutorias de matematicas.

Me despedí de las chicas del equipo mientras salía de los vestidores para dirigirme a la biblioteca la cual prácticamente era otro campus aparte. Era gigantesca con una forma pentagonal, tenía tres niveles y los tres estaban llenos de libros, mesas, salones de estudios... y más libros. En el primer piso me encontre a varios de mis amigos a los cuales saludé rápidamente. Subí al segundo nivel, empecé a buscar en los salones de estudio a ver si encontraba a Samantha, pero no lo hice hasta que subí al tercer piso.

Me acerqué a la puerta del ultimo salón y por el cristal pude ver a una castaña con anteojos, con unos audifonos mirando la pantalla del ordenador muy concentrada. Sin pensarlo dos veces entre y ella no se percato de mi presencia hasta que puse mi mochila en la mesa. Al parecer mi presencia la espantó ya que me miro con cara de sorpresa.

Hey — dije secamente sentándome en la silla a su lado.

Llegas tarde — dijo quitándose los audifonos e ignorándome. Esta chica no podía ser mas borde.

—Si bueno, tenía práctica de soccer, además si me hubieses dicho en que salón ibas a estar quizá hubiese llegado más rápido — le respondí de la misma forma, pero mirándola indiferente.

Samantha fijó sus ojos en mi para luego volverse a su mochila para sacar un libro. Buscó una página en internet con muchas figuras y fórmulas, la puso a un lado para luego volverse a mi. Se me quedo mirando como esperando algo. Yo la miré confundida hasta que entendí a que se refería. Saqué mi libreta y un lápiz de la mochila y los coloqué en la mesa, cuando me volví a ella nuevamente ya estaba leyendo el contenido que me iba a explicar

Como hoy hablaron de las cónicas voy a empezar por ahí. Si no entiendes algo me dejas saber de inmediato, ¿vale? — dijo mirándome seria a lo que yo asentí — Las cónicas son las diferentes figuras que se forman cuando un plano intersecta a un cono. Si ves en esta figura — dijo esto señalando una figura de un cono con diferentes figuras dentro de el — es como si tomaran el cono y con un cuchillo lo cortasen, dependiendo de el ángulo con que el cuchillo corte el cono, su superficie tendrá una forma distinta.

La chica siguió explicándome cada una de estas cosas pero mientras más nos adentrábamos a las fórmulas más difícil y aburrido se tornaba. Llegó un momento en el que dejé de escucharla y me adentré en mis pensamientos. Me acordé de la hora del almuerzo, de todas las payasadas que decían los chicos, especialmente me acordé de la bobada que hizo Eduardo. "Estas bien buena parcera"  había dicho. Y en ese momento mi mirada se fue de los libros a Samantha.

Ella estaba muy concentrada enseñandome figuras y explicándome su relación con el tema. Yo solamente asentía, pero mi mente estaba en otro lugar. Al tenerla justo al lado, la cercanía me dió la oportunidad de detallar cada una de sus facciones. Samantha tenía diminutas pecas esparcidas por la nariz y mejilla, me dí cuenta que cuando se concentraba se le formaba una 'v' entre las cejas y cuando algo no le hacía mucho sentido arqueaba la ceja izquierda. Me hacía gracia.

En lo que no pude evitar fijarme fue en sus ojos. Nunca la había tenido tan cerca para verlos. Si sabía que eran verdes. Pero aquel verde no podía ser normal... en mis 16 años de edad había visto un sin numero de ojos verdes, pero nunca como aquellos... eran demasiado intensos, tan intensos que hipnotizaban. Parecían diminutos cristales de esmeraldas unidos rodeando una perla negra. No sé cuánto tiempo me quedé observándolos, pero creo que fué lo suficiente para darme cuenta de que tenía los ojos más hermosos que había visto nunca.

Alessandra, ¿me estás poniendo atención? — dijo sacándome de aquel trance en el que estaba. Samantha estaba muy seria, parecía enojada al darse cuenta de que mi mente estaba en todo menos en su explicación.

Yo asentí nuevamente a lo que la chica me pedía que le repitiera todo lo que me había explicado hasta el momento. Yo me quedé de piedra, sentía como la sangre corría fuertemente por mis mejillas. Traté de recordar algo de lo que habíamos leído para no quedar como una estúpida.

Pues en total hay cuatro figuras... mhm... esta el círculo, la eclipse, la hiperbólica y la parabólica...

A ver Alessandra — dijo cortandome secamente y señalando las figuras en el libro — no es hiperbólica o parabólica ni tampoco eclipse, se llaman hipérbola, elipse y parábola... como las que colocan en las casas para la televisión por cable — me miró otra ves enarcando la ceja, como verificando si había entendido. Me sentía tan estúpida en ese momento que sólo me quedaba asentir.

Si lo piensas es prácticamente lo mismo, lo que pasa es que tu le das un toque más científico —repliqué a su explicación.

¿Un toque más científico? — dijo mirandome nuevamente alzando una ceja, pero a diferencia de las otras veces se le escapó una pequeña risa que inmediatamente aplacó con su característica seriedad.

Había sido la primera vez que la veía reir asi de cerca, naturalmente siempre la veía reir cada vez que uno de nuestros compañeros hacía un chiste, con sus amigas en la cafetería o en los pasillos de la escuela. Pero esa había sido la primera vez que se había reido por algo que yo había dicho, aunque haya sido una estupidez.

La vida en DO sostenidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora