—¿Te vas a comer eso?Santiago desde que nos sentamos a almorzar no paraba de mirar el pudín de chocolate que acompañaba a mi almuerzo. La verdad es que no me sentía de ánimos ni para comer así que terminé pasándole el postre. El me agradeció dándome un beso en la mejilla y regalándome una sonrisa.
Cada vez que me sonreía me quedaba mirándolo con cara de niña tonta. Santiago quizá no era un galán de película, pero era bastante guapo y más que eso, lo complementaba con su actitud bondadosa y amable.
Siempre me había sentido afortunada de no haber quedado con uno de esos imbéciles amigos suyos, que más que nada tenían el cerebro en las pelotas y eran todos unos mujeriegos. Santiago siempre había estado enamorado de mí. Desde la primaria. Y siempre había hecho cosas estúpidas para llamar mi atención. Recordé que, en el primer año de secundaria, Santiago le sacó el aire a las llantas de mi bicicleta para asi convencerme de que su madre me llevara a casa, esto pasó 2 veces más hasta que un día molesta salí más temprano de lo usual y ahí estaba el... lo agarré con las manos en las llantas de mi bicicleta y una pinza para el pelo, le dije que más nunca se volviera a acercar a mi pero él siempre encontraba la manera de buscarme la vuelta y estar cerca. Al final, me terminó convenciendo y ya teníamos 2 años juntos. Para nuestras familias y amigos éramos perfectos el uno para el otro.
Siempre voy a recordar a Santiago por algo en particular. Cuando me empezó a cortejar, aparte de todas esas cursilerías que hacía, siempre me mandaba notitas en papel en forma de origami de barcos, ¿por qué? No lo se, hasta el momento nunca se lo había preguntado. Me gustaba el misterio tras sus muestras de cariño, era su marca personal que había dejado en mi corazón y con lo que le recordaría siempre.
Estábamos en la cafetería, en nuestro horario de descanso. Usualmente, en la mesa debía de haber más personas, pero los amigos de Santiago decidieron irse a almorzar fuera dejándonos a Santiago, Nicole, a otros dos chicos y a mí solos en la mesa. Algo que me alegraba, ya que sus amigos son unos escandalosos y sobre todo unos desagradables.
—Alex, ¿Qué te ha dicho Albués? — Nicole, que hasta el momento había estado concentrada en su teléfono abrió un tema de conversación— ¿Te ha permitido tomar nuevamente el examen?
—No me dejo tomarlo de nuevo — dije con desánimo — solo me ha mandado a tomar unas estúpidas tutorías.
Nicole me miraba con cara de sorprendía y a la vez de pena.
—Que mal, amiga —decía Nicole— una vez me tocó tomar tutorías de Biología en primer año, y ¿sabes con quién me tocó? —me preguntó, pero hice un gesto que claramente le dio a entender que no tenía ni idea de con quién — con Danna la de último año, que por cierto después que se hizo novia de Jesús es amiguita de este tonto — dijo señalando a Steven quien la miraba divertido llevándose un poco de pudín a la boca — Ya sabrás que la chica se creía Albert Einstein por saber sumar uno más uno y mostrarme el resultado en su super calculadora de mercado. Creo que nunca odié tanto a una persona como la odié a ella.
No pude evitar reírme por lo dramática que sonaba Nicole. Tomando en cuenta que Nicole era bastante sensible y que había que tratarla con paños suaves, podía decir que estaba exagerando.
—Ríete, estúpida — dijo haciéndose la enojada—pero cuando te pase lo mismo no me vengas a llorar.
—La verdad es que me da lo mismo—le respondí restándole importancia— mientras me ayude a llevar bien la materia yo estaré feliz.
—¿Ya sabes quién será tu tutor? — preguntó Santiago, quien al parecer estaba escuchando nuestra conversación—.
Miro a Santiago para luego mirar a Nicole con cierta picardía.
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La vida en DO sostenido
Storie d'amoreLos planes del destino son tan impredecibles que el predisponernos al futuro es el mayor de los errores en los que cae la humanidad. Quien mejor que Alessandra para asegurarlo. El amor, los sueños y las esperanzas son el cosmos y el caos en esta his...