30 de Octubre 1996
Un relámpago hizo que Valo despertara de golpe. Kalevi se quejó un poco, pero allí estaba, dormida, no había sido un sueño, seguía ahí descansando sobre su pecho. Los flashes de la noche volvían haciendo que se sonrojara de solo pensarlo. Había sido tan hermoso. Por primera vez luego de mucho tiempo, no había encendido un cigarrillo luego de estar con una chica, estaba tranquilo, feliz, no necesitaba nada más.
Había ganado una batalla.
El reloj marcaba seis treinta, la lluvia continuaba y no quería despertar a Kal.
Ville sentía un poco de culpa cada vez que se veían después de su trabajo, sabía que ella venía de horas parada cargando bandejas y aún así, no titubeaba para tomar al autobús hasta donde fuera necesario para verse un rato. Él también se agotaba, pero no era del mismo modo. Merecían descansar. Con cuidado la acomodó en la almohada y se dirigió al baño para orinar. Desde aquel viernes en el que la había visto por primera vez comenzó a escribir una canción, aún no había podido terminarla, pero sentía que era el momento de continuar con la composición.
Con cuidado recogió su cuaderno la guitarra y se escabulló con un cigarrillo hasta el sofá.
- Let me rise... wake... in your arms. Let me wake up in your arms- comenzó mientras probaba algunos acordes - Hear you say it's not alright. Let me be so fear of love. So far away from life just close my eyes -
- Hold me tight - la voz de Levi se escuchó en la penumbra y su silueta se acercó desde el marco de la puerta.
- Me encanta- escribió - Me encantas. Perdona por despertarte -
- Desperté después de que moviste la almohada. Se sentía muy diferente a tu pecho - ella se acercó a él.
Su cabello estaba revuelto y solamente vestía con una remera y su ropa interior.
- Estaba intentando continuar una canción, es una maqueta apenas - le extendió la hoja con la letra - ¿Cómo se te ocurrió "Hold me tight"? -
- Si despertara en tus brazos así como hoy, solo pensaría en abrazarte fuerte - Su sonrisa iluminó la habitación mientras lo cubría en sus brazos. Mientras el continuaba, ella se levantó hacia la cocina para traerle un café, en la barra, la botella de vino que habían abierto el día anterior estaba sobre la mesa, así que le dio un sorbo al resto de vino que quedaba dejando la botella.
Cuando volvió de la cocina, Valo había avanzado lo suficiente como para poder llamarle canción a su composición. La melodía no era gran problema, pero la letra era algo que a veces surgía y a veces no. Ahora era un niño con sentimientos a flor de piel, emborracharse con lápiz en mano funcionaba de maravilla, pero eventualmente se volvió cada vez más estresante escribir. Ahora tenía una nueva musa, así que se dedicaba a vivir y leer cuanto más podía para tener mejores recursos en un lenguaje que no era el materno.
- ¿Quieres escucharla? - consultó luego de beber con una sonrisa su café.
- ¿De verdad necesitas preguntar? - Kalevi beso sus labios - Muero por oírla -
La voz de Ville era algo que no se podía explicar, era una plegaria, un pedido por piedad, clemencia. Aunque a veces era una maldición, la invocación profunda e hipnótica de la que cualquier doncella incauta caería rendida en su conjuro.
No era solo su voz, sus labios y sus ojos, no había palabra dotada de belleza alguna que pudiera describirlo lo suficientemente bien.
Las palabras brotaban de si tanto como las lágrimas brotaban del interior de la chica que sin darse cuenta, estaba desbordada.
- ¿Linda? - sus ojos volvieron a encontrarse con los suyos - ¿Pasa algo? -
Era la primera vez luego de todo lo que había sucedido en que podía descansar, bajar la guardia. Ser ella misma frente a la persona que quería, estaba permitiéndose ser vulnerable como nunca antes y bajar esas barreras había sido liberador.
- Aún no entiendo como esto puede estar pasándome a mí- aceptó un trozo de papel de baño que le ofrecía para secar sus lágrimas.
- ¿No estás feliz? - el rostro del chico se veía preocupado, por un momento pensó que había hecho algo malo.
- Los estoy. Estoy muy feliz. Es que - suspiré - esto es demasiado bueno para mí. Esto no le pasa a la gente como yo -
- ¿Gente como tú amor? ¿Que estás diciendo? - él dejó su guitarra de lado y se acomodó sujetando sus manos. Quería contenerla, consolarla, pero no comprendía por qué se sentía de ese modo.
- Solo soy alguien soso, aburrido. Soy una mesera. Tú eres tú. Eres perfecto, talentoso. Eres alguien. Yo no soy nad - Sus labios chocaron contra los suyos sin dejarla terminar la frase.
- Kalevi- mencionó acomodándole un mechón en la oreja - Nunca jamás, vuelvas a decir que no eres nadie. Lo eres todo para mí-
De nuevo en la cama, ambos entrelazados entre si volvieron a dormir.
El amor adolescente había comenzado a brotar, ¿sería capaz de fijar raíces?
Esta vez había sido ella quien se había despertado temprano, a pesar de que era la una de la tarde. No quería perder todo el día solo durmiendo. Se dirigió camino a la cocina y luego de buscar un poco en las alacenas encontró todo lo que necesitaba para hacer un buen desayuno. Adoraba cocinar mucho más que comer, y cocinaba cada vez que estaba feliz. Era una de esas manías de cuando estas feliz, Cecilia por ejemplo amaba ordenar, algo extrańo dado que normalmente era un torbellino de alegría continuo tirándolo todo por todos lados.
Sin darse cuenta comenzó a tararear diferentes canciones que se le venían en mente, la voz de Billy Corgan estaba en su mente por ese entonces y mientras cortaba unos vegetales, los pasos de Ville la sorprendieron.
- Buenos días - saludó seguido a un buen bostezo.
- ¿Descansaste bien? - sonrió aceptando un beso en los labios.
- ¿Qué huele tan rico amor? - no podía evitar sonrojarse cada vez que escuchaba esa palabra de sus labios.
- Omelette - sonrió mientras dejaba de picar tomates, él le alcanzó los platos y luego de darle otro beso en la frente, fue hasta la heladera para abrir una lata de cerveza.
Ambos llevaron lo que había preparado a la mesa y encendieron la televisión para tener algo de fondo.
Ville estaba solamente con su pantalón negro y los pies descalzos, su cabello era un poema y la felicidad en su rostro al ver comida casera fue increíble. Los dos comenzaron el "desayuno" con una sonrisa y no podían pedir más, pues ya lo tenían todo.
- Un amigo dará una fiesta de Halloween mañana por la noche - Ville levantó la vista de su plato - ¿Te gustaría venir conmigo? Linde y los chicos irán, Cecilia también está invitada -
- Me encantaría ir contigo, pero no tengo disfraz- suspiró.
- Yo tampoco - se burló de si mismo - Tú sabes de ropa, podríamos improvisar algo. No pensaba ir, pero no quiero tenerte encerrada aquí solo conmigo. Quiero que los demás te conozcan -le tomó la mano haciendo caricias, aquello se estaba transformando ya en un hábito - Es solo una reunión con algunas cervezas y listo, nada ostentoso - el se rió - Vayamos al centro y se nos ocurrirá algo -
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Mis reinas, dadas nuevas ideas creativas y otras cositas más, en esta re edición de la historia voy a estar aplazando a sus años correspondientes algunas cosas, entre ellas la amistad con Bam Margera.
Si ya tuvieron oportunidad de leerlo en su primera versión, me da muchísimo gusto saber que hay gente que lo ha leído desde antes.
Con esto en cuenta, habrá algunos capítulos totalmente nuevos y cositas cambiando aquí y halla.
Con amor, Irina <3
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All I ever wanted was you, my love...
RomanceSiempre ha sido un tema dueño de largas madrugadas y desvelos el transcurso tan independiente y volátil de cada individuo en el transcurso de su existencia. ¿Cuál es ese cierto factor "X" que hace de algunos médicos, poetas o camareros? Quizás en al...