Metanoia

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Estamos tan mal acostumbrados a dejarnos llevar por palabras. Utilizamos la lengua como un simple recurso para expresar sentimientos sin tener en cuenta que, todo lo que decimos es imborrable. Que a veces damos por sentado que esa simple unión de letras es verdadera sin atender a lo que de verdad importa: los hechos.

Cuántas veces hemos dicho te amo en vano? Cuantas veces lo hemos recibido? Y es que el ser humano tiene tanto miedo a perder, a cambiar; que se ahoga a si mismo con brotes de palabras llenas de significado pero que en realidad no representan nada. Y por eso decimos que queremos que algo "sea para siempre", decimos "sos el amor de mi vida" por miedo a perder. Y no, eso no quiere decir que en el momento no sintamos lo que estamos diciendo, porque se más que nadie que la intensidad corre por las venas en algunos casos; pero la realidad es que sabemos que cuando eso cambie, (si es que lo hace) nos va a dejar en el piso. Aun conociendo que las probabilidades de que la vida no nos dé un vuelco sean ínfimas. Queremos creer que va a durar. Porque el hecho de que no lo haga nos aterroriza. Pero por eso las relaciones se quiebran. Porque le tenemos tanto miedo al cambio que las convertimos en rutina, y la rutina aburre. Y luego viene el manotazo de ahogado por salvar lo perdido; y lo terminamos de romper. Con viejos reclamos de aquella vez que nos prometieron estar siempre, o no herirnos nunca.

Siempre y Nunca. Palabras que por dentro llevan una promesa como una bomba en cuenta regresiva. Esperando para explotar y de una vez dejarse romper.

Antes solía creer que robar el corazón de alguien a base de poesía y palabras difíciles de pronunciar era una hermosa manera de demostrar lo mucho que ese alguien me importaba, ya sea amigos, pareja, familia. Vivía entre testamentos y textos con el mismo discurso de amor incondicional discretamente esperando uno de vuelta. Hasta que entre viejas cartas descubrí, que si esas palabras estaban predispuestas a perderse en el viento entonces no valían la pena. Pocas relaciones son las que hoy puedo considerar certeras, y aun así me aterra el llamarlas eternas, porque ya no doy nada por hecho. Y no quiero que se mal interprete, mi corazón sigue teniendo la misma intensidad que siempre manejó. Sigo amando a aquellos que me mostraron querer quedarse y sobre todo verme bien. Pero aprendí a dejar esas palabras fluir en papel para no arriesgarme a querer retractarme cuando decidan irse.

Tampoco te culpo a vos, quien quiera que seas, que me estas leyendo, por decidir convertir tus viejos pensamientos en hechos fallidos. Porque sé que los que sienten de verdad lo hacen para siempre, de distintas formas y maneras pero eso no significa que dejen de hacerlo. Porque los sentimientos también cambian pero no se extinguen. A no ser que no haya sido real. Y yo, vieja amiga, amigo, vos: te quise y me equivoque, tal vez te fallé en algún intento,tal vez también me rompiste el corazón; pero te sigo queriendo y también teperdono, porque no voy a dejar que lo que dije se contradiga con lo que hago. No voy a romper mis promesas. Ni mucho menos voy a dejar de estar. Aunque te hayas ido, por decisión propia, acá estoy como siempre lo estuve dispuesta a coincidir.

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