dieciséis

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athena

Esa tarde se me hizo imposible hablar con Mateo, pero tampoco dejé que me besara más, por mucho que me gustara no podía perpetuar algo que en algún momento iba a acabar.

Porque todo acaba, y el romance nunca ha sido la excepción; también porque él tenía una especie de novia o lo que fuere. Así que me fui de su casa con la excusa de que mis amigas querían verme.

No había dejado que me vaya sin invitarme a una competencia que tenía el fin de semana, tenía mucha curiosidad así que acepté.

Toda la semana me acompañó un ligero dolor de cabeza o unos mareos que se ausentaban cuando pensaba en el chico o algo relacionado a él.

Me daba miedo que la levodopaya no tuviera efecto, pero por otro lado había convencido a mi madre para hacerme la tomografía otro día.

—¿salen esas cervecitas?—me miró Paula y luego a Male.

—Yo no, chicas—eran las cuatro de la tarde, pero era sábado. Y sí, había arreglado para ir a lo de Mateo y desde allí a su competencia.

—¿Por qué?—Malena trenzaba mi cabello—si le preguntamos a tu vieja y nos dijo que si podías una cerveza de vez en cuando.

—es que en media hora me tengo que ir...—expliqué revisando mi celular.

—¿Por qué? Si nos acabamos de juntar—finalizó el peinado en mi cabeza, que no eran más que dos trenzas de raiz* a los lados.

—Es que mi mamá quiere que vaya al...—Paula me interrumpió.

—al médico o al hospital, o a un chequeo o que tu abuelo se muere...—enumeró con los dedos.

—o se quema tu casa, o te metieron brujería—continuó Malena.

—a nosotras no, Athena—la castaña pidió, pero aún me encontraba sin entender—no nos mientas más.

—¿qué dicen, chicas?—me sentía presionada y me puse nerviosa.

—dale habla, antes de que tengamos que recurrir a la violencia—Malena hizo una seña de matona y las tres contuvimos una risa para largarla al mismo tiempo.

—es que Mateo—ambas gritaron antes de que termine la oración. Rodé los ojos.

—¡Yo sabía!—Paula señaló a Malena—dame, dame. Malena buscó de mala gana plata de su bolsillo y se lo entregó a la otra chica.

—¿habían apostado?—me hice la ofendida y las dos me miraron atentas—¿qué?

—cuentanos todo—la morena se apoyó en su mano dispuesta a escuchar mientras que Paula sonreía a más no poder.

—no, lo creo todavía—agregó ésta última—que vos andes viéndote con alguien es como tan raro, que no sé...

—pase un cometa o ver dos tortugas garchando*—terminó Malena y las miré negando.

—que exageradas—busqué mi mochila para empezar a guardar mis cosas.

—¿¡te vas a ir así!?—Chilló Malena.

—sin contarnos nada—agregó Paula. A veces pensaba que se ponían de acuerdo para hablar.

—Les cuento mañana,—le di un beso en la mejilla a Paula—o el lunes. Si mi mamá llama, le dicen que estoy con ustedes.—saludé a Malena de la misma forma y las dejé mirándome incredulas.

Me sentía un poco mal por eso, pero se me hacía tarde y no quería llegar tarde a la cita.

¿dije cita?

No era una cita, más bien era una especie de reunión, si eso quedaba mejor. Lo que fuere a lo que me llevaba Mateo me tenía con los nervios a flor de piel.

Antes de salir tomé mi medicamento, me despedí de mi madre con un beso y con la mentira de que iría a la casa de las chicas a hacer la tarea.
Golpeé la puerta un par de veces pero nadie atendió. Me preocupé, quizá se habían ido sin mí, ya comenzaba a armar una trágica escena en mi cabeza cuando la puerta se abrió frenando todo.

—Hola—un hombre de casi la misma altura que Mateo me miró.

—Hola, Mateo me invitó a que lo...—estaba buscando las palabras pero me interrumpió.

—Ah sí, me dijo—abrió más la puerta para dejarme pasar.—Soy Pedro—habló una vez que estuve adentro y estrechó mi mano a lo que sonreí.

—Polina—recordé el nombre que le había dicho a Mateo.

Cada vez que alguien lo pronunciaba me recordaba que debía decirle mi nombre real, pero eso implicaba decirle que estaba enferma, y se sentía tan bien estar fuera de mí misma por ratos.

—Mateo está en su pieza—me sacó de mi trance. Asentí y me encaminé hacia el lugar.—¿Ya sabías donde es?—su voz me detuvo y abrí mi boca para sin saber que decir—No te preocupes, conozco a mi hijo.—Me quedé parada mientras veía como se perdía en la cocina de su casa.

No quería que se llevara una impresión errada de mi pero no quería incomodarlo, asi que busqué la habitación y abrí la puerta.

*;trenza de raíz: no encontré como se escribe correctamente, si es cosida o cocida pero hace referencia a ése tipo de trenza. Bueno, me enteré que se llama de raíz (aunque en arg no es tan conocida así)
*;garchando: modismo argentino, verb. garchar; En argentina significa tener relaciones sexuales, hacer el amor, etc.

🐇;votennn dale ahre y las invito a pasarle por mi historieta con Wosito. Gracias por los 400 votos acá y las +1,5K de lecturas 💓 las amo afa afa

anestesia ; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora