diecisiete

2.2K 158 21
                                    

Athena

Mateo estaba acostado en la cama, mirando el techo, con los auriculares puestos; pensando en quien sabe que cosa. Me miró y sonrió de forma rara.

-¿cómo estás?-me senté en la cama pero el siguió en su posición. No me respondió.

Recibí un tirón por parte suya y terminé acostada a su lado. Reí intentando contenerme y lo miré, éste tenía una cara de picardía o algo así.
Se sacó uno de sus auriculares y me lo extendió. No sabía que canción escuchaba pero no me desagradaba.

Escuchamos la canción y Mateo se apoyó sobre su codo para mirarme.

No quería sonrojarme pero no podía evitarlo, mi cara ardía.

-No me mires-me tapé la cara con ambas manos.

-Sos hermosa-sacó las manos que cubrían mi rostro.-¿Cómo querés que no te mires?-sonreí y antes de que pudiera decir algo la puerta se abrió.

-Vamos, Mateo, ya es hora-su padre con expresión neutra informó y el chico me miró.

Durante el viaje, Pedro sacó conversaciones triviales. Lo cual agradecí mentalmente porque de lo contrario hubiese sido incómodo.

Tomó una hora que estuviéramos en la plaza, donde poco a poco comenzaba a juntarse gente. Había algunas banderas con un "FMS" de color celeste, y todavía no lograba entender de que se trataban las siglas.

-Mateito-un hombre con barba y lentes oscuros le habló al chico a mi lado.

-¿cómo va?-se dieron esos saludos que se dan entre hombres y sus miradas fueron a mí.-Ella es Polina, una amiga.

-un gusto, decime Muphasa-se encogió de hombros y asentí.-Bueno, Mateo, en diez minutos empezamos.

Mi guía asintió y volvió su atención a mí.

-se siente raro que estés acá-soltó y sonreí.

-¿raro? Yo vine a ver nada más-hablé-hace como si fuera una chica normal.

-imposible.

Bueno me imagino que mis niveles de glucosa en sangre subían cada vez que estaba con Mateo.

Se formó una especie de círculo al rededor de él y un chico más, había un parlante portatil y Muphasa se encargaba de dar introducción u inicio al acontecimiento, presentó a Mateo como Trueno y a su oponente como Stuart.

Me llenaba de adrenalina saber de que se trataba, estaba sentada en el piso, rodeada de gente que no conocía, mirando a Mateo como si fuera a dar una clase de la materia más interesante del mundo.

La música sonó, pero sin letra, sino como sonidos con un ritmo demasiado pegadizo. Todos gritaron: tres, dos, uno, tiempo-al unísono y me sonreí por la sincronización.

La energía explosiva que Mateo irradiaba me deslumbraba, no lograba entender como las palabras que salían de su boca combinaban con las dichas anteriormente.
Fueron varios rounds, con temáticas o palabras, con o sin base.

Aún no podía creer como había ignorado ese mundo tanto tiempo, me di cuenta ese día, que jamás dejamos de aprender.

Anunciaron al ganador y Mateo, o Trueno, no logró llevarse la batalla; aunque había dado un gran espectáculo.

Me puse de pie y correspondí su abrazo.

-Estuviste re bien-opiné aunque no sabía mucho del tema.

-Gracias-se notaba su expresión de frustración y sentía la necesidad de hacerlo sentir mejor pero su contricante se acercó a saludar.

-Fue buena batalla-le dio un rápido abrazo a Mateo y éste asintió.

-Felicitaciones-dijo Mateo.

Salude con un movimiento de cabeza al chico y me devolvió una sonrisa antes de irse.

-¿Querés que comamos un choripan*?-pregunté y el chico me miró para soltar una risita.-¿Que tiene?serán las siete de la tarde pero un choripan le sube el ánimo a cualquiera-propuse y asintió.

-tenés razón-estábamos por movernos pero una voz femenina nos detuvo.

-Matu, ¿nos sacamos una foto?-pidió y éste asintió.

De pronto comenzaron a rodearlo para pedir firmas o fotos, fui desplazada hacia atrás y contemplé la imagen con algo de vergüenza.

Se tomó su tiempo para satisfacer a sus fanáticos, si es que eso eran y volvió a posar su atención en mí.

Junto a su padre, que se alejó un poco para ir a hacer algunas compras después de que obtuvimos la comida -supongo que entendía lo del espacio y era demasiado bueno en su trabajo-, miré a Mateo con el choripan entre las manos y metí mis labios dentro de mi boca para evitar una sonrisa.

-¿Qué?-levantó sus cejas antes de darle una mordida a la comida entre sus manos.

-Te gusta el chorizo-mi tono de burla terminó con mi propia risa.

-Que virga-habló dándome un empujoncito con su hombro.

Comimos en el banco de la plaza entre risas y miradas, y hablando de cosas que iban desde política hasta nombres que un perro no podía tener. Y la hora pasó como si fueran quince minutos.

El problema llegó cuando me tuve que poner de pie, un mareo intenso hizo que vuelva a sentarme.

-Poli-la voz de Mateo sonaba asustada igual que su expresión.-¿Estás bien?- su mano se posicionó en mi hombro.

-Sí-quise ponerme de pie, nuevamente, pero fue peor. Agarré su brazo con fuerta.

Entonces vino a mí como lluvia el recuerdo de que no había tomado mi medicamento hoy. Los nervios me invadieron y la preocupación hizo que me empiece a revolver mi mochila.

-¿Qué pasa?-el chico frente a mí preguntaba más alterado-¿querés que vamos a un hospital?

Negué mientras escarbaba en mi mochila sin mucho éxito. Mis dedos temblaban ante la desesperación.

*;choripan: Sándwich de pan blanco relleno de chorizo criollo asado a las brasas y al que, ocasionalmente, se le puede añadir lechuga, tomate, salsas, etc.

🐇; bueno quería publicAr pq na le dan el re cariño a la historia. Y eso, les agradezco muchazo. Como es época ando poblada d exámenes pero no quería dejarlas tiradas.(lo escribí directamente en wattpad así que disculpen los errores y esas cosillas)

anestesia ; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora