Capítulo I.

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Sonó el despertador haciendo retumbar por toda mi habitación; las 07:30. Me levanté de la cama con apenas los ojos abiertos. El sueño seguía siendo dueño de mi cuerpo, algo normal a las 07:30 de la mañana y más, el primer día de instituto después de unas breves vacaciones de Navidad. Me dirigí a la ventana que estaba justamente en frente de mi cama. Procuré no tropezarme con nada debido a mi gran torpeza pero tanto esfuerzo fue en vano. Justamente al dar dos pasos tropecé con un libro que estaba tirado en el suelo. Rápidamente, conseguí agarrarme al cabecero y no terminar por caerme al suelo. Tras mi tropiezo, procedí a correr las cortinas de mi ventana dejando pasar unos cuantos rayos de sol por ésta. Un día nuevo amanecía en la ciudad de Madrid. Esbocé una leve sonrisa y salí a paso lento de mi habitación. Entré al baño que había justo al lado de la puerta de mi cuarto. Me lavé la cara para así despertarme del todo. En pijama, bajé las escaleras y entré a la cocina. Allí estaban mis padres y mi hermano desayunando.

-Buenos días, Marcos. -dijo mi madre con una sonrisa de oreja a oreja.

Mi madre era psicóloga y supongo que por eso se levantaba tan de buen humor todas las mañanas.

-Hola, dormilón. -bromeó mi padre mientras terminaba de engullir su última tostada-. ¿Qué tal has dormido?

-Bien, supongo. -dije mientras me sentaba al lado de Hugo, mi hermano-. Buenos días a ti también, eh. -miré a mi hermano algo burlón que observaba la tele embobado mientras desayunaba.

Mi hermano se dedicó a alzarme el brazo en señal de saludo, o eso me pareció a mí, para luego seguir embobado viendo la televisión. No sé qué demonios le veían a esa caja tonta que nada más hacía emitir programas basura cuando existe internet. Desayuné lo más rápido que pude. Hoy quería llegar antes al instituto porque era el primer día después de unas breves vacaciones de Navidad, o tal vez por algo más particular. Me explico. El día antes de terminar el trimestre, nuestro tutor nos comunicó que una chica nueva entraría a nuestra clase después de las vacaciones. Y no, no tengo ningún interés en saber nada de ella sólo que soy un chico muy curioso, o así me definen todas las personas que me conocen. Una vez me puse el uniforme y había preparado mi mochila, me despedí de mi hermano y de mi madre y salí de mi casa. Mi padre ya se encontraba esperándome en el coche. Si tuviese que destacar algo bueno de mi padre, sería su puntualidad. No he conocido persona más puntual que él. Me subí al coche y como no, pusimos U2. A mi padre y a mí nos encanta U2. Tras cuatro minutos en carretera, mi padre aparcó a una manzana del instituto. Me despedí de él y bajé del coche cerrando la puerta de un leve empujón. Caminé unos cuantos metros hasta llegar a la puerta de mi instituto. Entré y subí a clase. Allí ya se encontraban algunos compañeros míos. Entre ellos, mi mejor amiga Carla. La saludé y nos pusimos a relatar algunas anécdotas de nuestras vacaciones. Apenas empezó a contarme qué tal fue su fin de año cuando el profesor apareció por la puerta. Enseguida, todos nos sentamos en nuestros respectivos sitios. Tras unos cinco minutos, nuestro tutor apareció por la puerta. En ese mismo instante, un leve escalofrío recorrió mi cuerpo. Dudoso, miré quién le acompañaba. Giré la mirada hacia su izquierda. En efecto, era la chica nueva. La observé de arriba abajo. Se llamaba Julia. Tenía el pelo largo y algo más oscuro que el mío. El suyo era castaño y el mío era rubio. Tenía unos ojos verdes y era delgada. Su piel era pálida, muy pálida, pero eso hacía que sus ojos verdes resaltasen más.

Aquella hora aburrida de Lengua se nos hizo muy larga. El resto del día transcurrió igual de aburrido que la primera hora de Lengua así que me ahorraré detalles. Sonó por fin el ansiado timbre de las 15:00 y todos salimos de ese aula infernal. Volví a casa caminando ya que no vivía muy lejos del instituto, solo que a mi padre le gustaba llevarme todas las mañanas en coche. Mi tarde prácticamente se resumió en jugar a videojuegos en el ordenador con mi mejor amigo David y terminar de leerme "Los Cien". Tras terminar de cenar, les di las buenas noches a mi familia y subí a mi habitación. Estuve escuchando un poco de música viendo algunas noticias en el ordenador antes de acostarme. Cuando mi cuerpo me pidió a gritos dormir, apagué mi ordenador y me acosté. Estuve unos minutos pensando en Julia, la chica nueva. A pesar de que pasó desapercibida durante todo el día, a mí me llamó la atención. Mis párpados me pesaban y terminé durmiéndome con el pensamiento de Julia en la cabeza.

Siento haberme enamorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora