Capítulo XXI.

63 7 0
                                    

Se acabó todo. El último día del curso llegó, por fin. Nos graduábamos por haber terminado secundaria, a pesar de que seguiríamos en el mismo colegio porque bachillerato también se podía hacer allí. Yo me alegraba de que fuera así porque no me gustaría dejar el colegio que me ha visto crecer desde que era un mocoso. Estaba nervioso y, mis padres otro tanto. Sabía que terminar secundaria no era para tanto, pero no sé por qué, lo estaba.

Corría de un lado a otro por la habitación. Teníamos que ir con el uniforme de todas formas pero yo tenía que estar perfecto, impecable. Mi madre me tuvo que planchar tres veces el polo porque de puro nerviosismo me tiraba de la camisa y la arrugaba. Al final conseguí tranquilizarme.

Pensaba en Julia cuando, de repente, un fuerte dolor en el pecho me invadió. Caí en la cama y respiré hondo. Otra vez esta sensación. Las veces que sentía aquello era causa de Julia y sabía que esta vez también lo era.

Con gran esfuerzo, conseguí terminar de vestirme.

Pasada una hora, mi familia y yo llegamos.

-Nos veremos abajo -me despedí de ellos.

Me dirigí a clase y por el camino me iba topando amigos de cursos menores e incluso superiores que me daban la enhorabuena por graduarme. Seguía sin verle sentido a tanta celebración por pasar de secundaria a bachillerato. Y en ese momento fue cuando reparé en que esta mañana no estaba nervioso por la graduación. Por supuesto que no. Le eché la culpa porque no encontraba otro motivo por el que estar nervioso. Hasta que recapacité en que el dolor de pecho y el nerviosismo eran causados por el mismo efecto. Julia.

Lo dejé un poco estar y entré a clase. A la primera persona que me encontré fue a ella. Pareciera como si me hubiese estado esperando desde que entró, como si me tuviese que contar algo.

A paso lento, eché a andar en su dirección. A punto estaba de saludarla cuando Alicia se puso en medio. Sonreí un poco aliviado, la verdad. Temía hablar con Julia.

-Hola -me saludó.

-Hey.

-¿Nervioso? -preguntó.

-Un poco -dije frotándome las manos.

-Ya me he enterado de que te vas a Valencia este verano, qué pena.

-Sí, ya, una p... Espera, ¿qué? -Agité la cabeza confuso.

-Sí, que te vas a Valencia, este verano -repuso ella.

-¿Quién te lo ha dicho? -Intenté parecer lo más calmado posible.

-Carlos. -Sonrió.

-¿Y sabes si Julia está al tanto de mi marcha? -pregunté en un susurro. No quería que Julia nos oyese.

-No -contestó-. ¿Todavía no se lo has dicho? -añadió.

-Emm... no -contesté con voz temblorosa.

-Ah, bueno. Nos vemos luego, Marcos. -Sonrió enormemente.

-Hasta luego, Ali. -Me despedí de ella con la mano.

Julia se había movido de sitio en lo que yo hablaba con Alicia y la busqué por toda la clase. En una esquina, hablaba amistosamente con Alba. Fui hacia ella y Alba me miró. Se despidió de Julia y me dejó con ella a solas.

-Hola, pequeña. -Sonreí dándole un beso.

-Hey. -Me saludó y me rodeó con sus brazos el cuello.

-Tengo que contarte algo -dije cogiéndola de la mano y llevándola a la mesa.

Se sentó encima de ésta y yo me puso entre sus piernas.

-¿Qué ocurre, Marcos? -preguntó acariciando mi mejilla con el pulgar.

-Este verano me voy a Valencia, casi las vacaciones entera.

Aquella noticia debió caerle como un vaso de agua fría porque su expresión cambió a ser confusa y neutra.

-Y yo a Barcelona... -añadió.

No me lo pude creer, ella también se iba. Quería llorar en ese mismo instante. Apreté los dientes y cerré los ojos. Julia apoyó su cabeza en mi hombro y yo la abracé fuertemente. Nos quedamos en absoluto silencio.

Ya estábamos abajo, apunto de empezar la graduación. Desde que le confesé a Julia que me iba a Valencia no volvimos a hablarnos. Ella se sentó con Alicia y Carla y yo con David y Bruno. De repente, se escuchó un fuerte ruido que procedía de los altavoces. Miramos todos el escenario y allí vimos al director. La ceremonia empezaba.

Fue una graduación preciosa, he de admitir. Hubo momentos emotivos, de risa y de melancolía. Pareciera como si nos fuésemos ya a la universidad, pero no era el caso. A cada rato, miraba a Julia, pero ella observaba con una sonrisa el escenario. Estaba disfrutando como una cría.

Terminó la graduación y todos salimos del salón de actos. Me separé un instante de mi familia porque alguien me llamaba. Me hice paso entre la multitud y llegué a un pequeño claro. Julia me cogió de la mano y me arrastró hasta las escaleras, donde no había nadie.

-Antes de irte a Valencia, quiero verte -dijo casi por necesidad.

-Por supuesto. -Sonreí.

Nos quedamos unos segundos en silencio y, después, me avalencé sobre ella y choqué mis labios con los suyos. Abrió la boca y dejó que mi lengua se adentrase en esta. Aproveché cada segundo que duraba el beso porque tenía la extraña sensación de que sería uno de los últimos.

Siento haberme enamorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora