Capítulo XIX.

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El día de ayer fue fantástico, a pesar de que sentía que Julia me ocultaba algo. No nos contó gran cosa de su semana en Barcelona y eso me preocupaba un poco. ¿Y si vio a su ex como dijo Diego? Ya empezaba a dudar otra vez y la congoja me iba invadiendo el cuerpo. Ya volvía a sentir ese dolor en el pecho tan jodidamente doloroso. Tenía medio.

Despistado, me subí al coche de mi padre y mis pensamientos me volvieron a absorber y ya volví a comerme la cabeza otra vez.

-¿Me estás escuchando, Marcos? -interrumpió mi padre.

-¿Decías? -Agité la cabeza volviendo al mundo real.

-Es igual.

Volví a mirar por la ventana y antes de llegar al instituto, tomé una decisión. Tengo que preguntarle a Julia si al final vio a su ex o no, aunque tema la respuesta. Entré a clase y me acerqué al asiento de Julia que se encontraba hablando con Alicia.

-Déjanos un momento a solas, Ali -la ordené.

Claro, sin problema. -Sonrió.

Una vez se marchó, me senté en el borde de su mesa y la miré con expresión neutra.

-¿Qué te pasa, Marquitos? -bromeó ella sonriente.

-Me gustaría preguntarte algo, Julia. -La cogí de la mano mirando sus ojos tan bonitos.

-Dispara.

-Verás, yo...

En ese mismo momento, entró el profesor.

-Luego hablamos -me despedí de ella con un corto beso en la mejilla y me fui a mi asiento.

Tres malditas horas escuchando aburridas palabras que salían de las bocas de mis profesores. Tres horas en las que por poco echo una cabeza de lo pesadas que eran. Por poco me quedo dormido en Historia, pero el timbre hizo que me recuperase y volviese al mundo real. Ni por asomo me di cuenta de que tenía que hablar seriamente con Julia hasta que ella me lo recordó:

-¿Qué me querías decir? -Me cogió del brazo antes de irme con mis amigos.

Me giré confuso y por fin recordé a lo que se refería.

-Ah, sí, se me olvidaba -dije riendo nerviosamente.

-Vamos a nuestro sitio -sugerió sonriente.

Asentí y la cogí de la muñeca hasta llegar a nuestro escondite. Me apoyé contra la pared y suspiré.

-Tranquilízate -dijo poniendo su mano en mi muslo.

-Es que no estoy seguro de querer saber la respuesta -confesé.

-No será para tanto, venga, dime.

-Pues...yo...tú... -empecé a liarme.

-Marcos, al grano -repuso.

Cogí aire y me lancé:

-¿Viste a tu ex? -dije por fin.

Julia se quedó unos segundos callada y, mirando al suelo, me contestó:

-Sí...

Tragué saliva amargamente y agaché la cabeza.

-Eh, pero no pasó nada. Fui con mis amigas a una fiesta y Alejandro estaba allí. Cruzamos unas palabras, me dijo que lo había dejado con su novia y poco más -dijo mirándome a los ojos.

Cerré los ojos unos instantes y luego la volví a mirar.

-¿Le dijiste que estás conmigo? -tartamudeé un poco.

-Claro que sí, aunque ya se lo habían dicho, pero, ¿a qué esa pregunta?

-Diego me puso en duda -confesé al fin.

-¿Qué?

-Sí, verás, lo de mi mano no fue por un vaso. Fue porque Diego me insinuó que me estabas engañando con tu ex y me avalancé sobre él y le pegué.

Julia abrió la boca sorprendida y luego me abrazó. Correspondí su abrazo y a los pocos segundos se separó de mí.

-Marcos, sabes perfectamente que yo te quiero a ti y no a Alejandro -repuso.

-Sí, pero ese imbécil me hizo dudar y solo de imaginarte con él me... -me interrumpió Julia.

-Calla, tonto.

Se avalanzó sobre mí y me besó. Terminamos el beso y me sonrió.

-Que nada ni nadie te haga dudar sobre nosotros -me dijo acariciando mi mejilla con ternura.

-No lo volveré a hacer.

La besé de nuevo y esta vez dejé que su lengua entrara en mi boca y que junto a la mía jugasen a cuál daba más.

-Te quiero -dije entre sus labios.

-Te quiero -sonrió en mi boca.

Ya había salido de dudas, ya no me dolía el pecho, hablarlo con Julia fue lo mejor. Escuchar de su boca que no quería a Alejandro si no a mí me reconfortó enormemente. Volvía a estar plenamente bien, volví a relajarme y volví a ser yo enteramente. Aunque, siendo sincero, tenía miedo de todo esto. Algún día acabará y todo lo que me hace sentir desaparecerá y volveré a caer. Pero en aquel momento, las vistas desde la parte alta de mi montaña rusa eran impresionantes y poder apreciarlas durante unos meses valió la pena.

Siento haberme enamorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora