3.

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Todo era caos, el piso completo estaba abarrotado de personas en trajes azules y batas blancas corriendo en diferentes direcciones. A la distancia podia oir a Cho dando órdenes, elevando la voz por sobre el gran bullicio.

A su alrededor, sus amigos totalmente cansados se mantenian apenas despiertos sumidos en un silencio espectante, a la espera de nueva información.

El miedo era palpable en el aire, todos estaban preocupados, eso era obvio. Después de todo, sin importar los años de por medio, Peter era una persona sumamente importante para todos. Los habia marcado, tanto con su presencia como con su ausencia.

Especialmente ahora, todos tenian mucho por lo que agradecer a aquel joven adulto.


Se perdió en sus pensamientos... Era su culpa, Tony podía sentirla, calando profundo en su interior, ese gusto amargo en la garganta, la leve taquicardia, los pulmones negandose a realizar su función, el inminente calor subiendole desde los pies, el sudor frío... Estaba al borde de un ataque de ansiedad.

Si tan solo...

Si se hubiera callado

Era su culpa. Él se encargó de que Peter fuera atendido en el área medica del complejo luego del accidente.

"Para evitar sospechas, por su condición de sanación acelerada", la excusa con la que intentó enmascarar la necesidad desmedida por tenerlo cerca un poco más. Si hubiera permitido que se lo llevaran a un hospital, a cualquiera... Tal vez

Tal vez...

Pero es que no se suponía que eso pasara... ¡Por todos los cielos, el chico apenas tenia 25 años!

¡Un jodido infarto!

Y aun así, no podía quitarse la irremediable sensación de que todo era su culpa.

Comenzaba a desesperarse, no habian noticias, sin embargo el caos menguaba. Ya no se oían gritos. Pero lejos de aliviarlo, el silencio solo lograba sumarle ansiedad al momento.

Entonces la vio. De pie al final del pasillo, desorientada, como si no entendiera que hacia ahí, con una enfermera a su lado, entregandole una serie de documentos, mientras la doctora Cho trataba explicarle la condición de Peter. Parecía pérdida, sus mejillas estaban completamente empapadas y no articulaba palabra, hasta que las mujeres a su lado se fueron y se quedo sola en medio de la habitación, totalmente ida.

Llevaba el cabello revuelto, y un gran abrigo marrón la mantenía cubierta del frío, no había cambiado mucho físicamente desde la última vez que la vio. Era una mujer hermosa, sin embargo su dulce rostro estaba desencajado en una expresión de dolor.

Sus ojos conectaron y notó claramente como la mirada chocolate, ahora enrojecida por las lágrimas, se tornó sombría detrás de los anteojos.

La vio caminar en su dirección, y casi con resignación, se levantó de su lugar para acudir a su encuentro.

El sonido de la primera bofetada que le cruzó el rostro retumbó por la estancia. Luego vinieron los sollozos y los golpes frenéticos contra su pecho, era completamente comprensible, así que nisiquiera intentó detenerla. Sólo se quedó allí, de pie, aceptando los golpes, y la sostuvo cuando comenzó a desfallecer entre jadeos y gritos ahogados.

Él.     [Starker]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora