Romance farandulero, parte dos

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Karol Lucero:
¿Qué me estaba diciendo?
¿Me estaba deportando?
¿En serio debía irme del país?
¿Estaba el presidente siquiera en la posición de expulsarme?

De todas formas, preferí hacerle caso.
Irse a Argentina, donde nadie me llamaba degenerao, era una buena idea.

Es curioso, que se me había ocurrido anteriormente dejar Chile.
Pero, una vez en el aeropuerto, no me dejaron subir al avión.
Menos mal, esta vez, con mano de presidente, no hubo problema.
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Mis padres no tuvieron problema cuando les conté acerca de mi deportación.
De hecho, la idea parecía gustarles.
-Te extrañaremos, Karolín, pero definitivamente es una idea excelente - Me había dicho mi madre.
A veces, yo me preguntaba a quién se le pudo ocurrir ese apodo.
Karolín.

En el viaje en avión, no pude hacer nada aparte de pensar en Sebastián Piñera.
El gran presidente de Chile.
Con su gran sonrisa masculina y madura.
¿Podría yo, algún día, hacerlo sonreír?
Me molestaba pensar en lo irrelevante que yo tenía que ser para él. Seguro tenía un montón de cosas mejores que hacer que estar conmigo.

Pero, de cierta manera, me calmaba.
Me hacía darme cuenta que no está a mi alcance y no debería molestarme por él. Era inalcanzable después de todo.

Pero, no querer estar a su lado era imposible; y lo sabía incluso conociéndolo tan poco.

Piñera era guapo, sí. Era como si los ángeles hubieran pintado un lienzo que cobró vida.
Pero, eso era sólo un extra.

Con él me sentía seguro. Me sentía bien. Nervioso, pero bien.

Una sola palabra de su boca me incitaba a abrazarlo.
Dios, abrazarlo.

Soñaba con abrazarlo.

Llorar en su hombro y contarle mis problemas.
Un hombre duro que se preocupe por mí, que sea atento y me diga que todo estará bien.
No pensaba en él cómo alguien con quien perrear, tomar y pasarlo bien.

Era más como una figura paternal.

Alguien que pudiera dormir a mi lado y abrazarme por siempre, sin desearme por afuera sino por dentro.

¿Era eso mucho pedir?
¿Era mucho pedir una relación romántica que girara en torno a las muestras excesivas de amor junto a Sebastián Piñera?

Estaba enamorado.
No había vuelta.
Yo, Karol Dance, estaba enamorado.
Yo, el degenerao culiao.

Y no de una animadora a mi nivel.
De un hombre mayor que de paso es presidente.

¿No sería más fácil que me guste alguien como la Arenita?

No, en verdad no.

Yo no necesitaba a alguien.

No necesitaba estar junto a alguna persona. No quería estarlo.
Mi vida era buena estando soltero. ¿Para qué hacer algo con alguien más si podía hacerlo solo?,
Prefería dedicar mi tiempo a otras cosas.
No, no quería una pareja.

Lo que pasaba era que...
No sé.
Pero Sebastián me hacía querer estar a su lado.

No quería una pareja.
Quería a Sebastián.
No le veía el punto a estar con alguien.

Las personas tienden a relacionar ser feliz como tener pareja.
Pero, yo puedo ser feliz solo.

¿Quién había sido mi última relación?
Ah, la Cata Vallejos.

Habíamos terminado hace tres años, creo.
Esos tres años he estado bien.
O...
¿He estado bien?
Fue en este último tiempo que la funa hacia mí comenzó.
¿Quién habría sido el imbécil que comenzó con esto?
¿No sabría él/ella, que soy tan humano como el resto?
¿Qué puedo amar como el resto?
¿Y cometer errores como el resto?

Chúpalo Karol Dance // Una historia de DegeneraPresidentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora