Chúpalo Karol Dance // Una historia de DegeneraPresident

Piñera, erí un degenerao

Arco 2: Romance extranjero, familia y Nazis.
Capítulo 1

(Recap:
La vida amorosa y profesional de Sebastián Piñera va en decadencia. Sin embargo, todo esto se debe a un chico que es en verdad su ahijado: Karol Dance.
Karol y Sebastián huyen de Chile, mas Karol no tiene idea de su relación familiar con el presidente. Lo que si sabe, es que está enamorado. Más enamorado de lo que jamás se sintió antes).

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Sebastián Piñera:
Ver a mi Karolín con Natalia me hizo feliz. Me hizo darme cuenta que por más daño que yo le haya hecho, él podía mantener relaciones.

No lo iba a agobiar con que soy su padrino, ahora que recién llegaba a Argentina. Lo dejaría relajarse. Quizás en un tiempo podría acercarme a él, como siempre he querido.

Yo era ridículo. En serio era ridículo.
No se imaginan las cantidades de tardes que pasé llorando y comiendo helado mientras lo veía en sus programas.
Lloraba, lloraba y lloraba.

Tenerlo tan lejos se sentía horrible.

Soñaba con él. Me hacía falta una parte de mi cuerpo si mi ahijado no estaba en mi vida.

Y aunque muchas veces intenté dejar de pensar en el chiquillo, y ser más feliz, no podía estar tranquilo sabiendo lo lindo que podría ser mi día a día si era acompañado por Karol.

Karol no me pertenecía. Pero, yo sentía que tenerlo. Quería poseerlo. Pero se me era imposible por culpa de los rusos de mierda.

Involuntariamente, me pregunté qué es el amor. El amor romántico.

Qué diferencia el amor de una pareja del amor de amigos, de padres o de hijos.
¿Cómo sabes que estás enamorado?

Supuse que tan sólo lo sabías.

Cuando me enamoré de mi esposa, me sentía drogado todo el día (Sí, lo sé porque me he drogado).
No podía hacer nada aparte de pensar en ella.

Hablaba de ella con todo el mundo y hasta le escribía poemas. Era un poco deprimente quizás, la veía muy muy lejos; y eso no hacía más que bajar mi frágil autoestima de adulto joven. Recuerdo que el Feña varias veces me comentó que me había puesto muy chato desde que conocí a mi actual esposa. Y no fue el único que me dijo algo así. Con el tiempo me fui distanciando de mi círculo, sólo tenía tiempo para pensar en la Mari Ceci. Aún así, a pesar de lo solo que me pude haber considerado, todo era maravilloso. Sólo necesitaba la imagen de esta chica en mi cabeza para ser feliz, y que mi alrededor se volviera tan colorido.

No me demoré mucho tiempo en darme cuenta que estaba sintiendo por Karol exactamente lo mismo que algún día sentí por María Cecilia, mas no le di importancia. Era imposible que yo estuviera enamorado de mi ahijado, sólo lo amaba demasiado y deseaba verlo algún día. No como personajes de la farándula chilena, sino como los familiares que siempre hemos sido.

Aún así, una vocecita en mi cabeza susurraba una sucesión de palabras a intervalos regulares. Intenté ignorarla, dejarla mimetizarse con los ruidos de las personas caminando por la calle que daba camino a mi hotel. Pero cada vez era menos difícil obviar lo que mi mente me repetía y me repetía.
-Piñera, erí un degenerao.

Sí, en definitiva; era un degenerao. ¿En qué momento se me ocurrió, aunque hubiera sido por tan sólo un segundo, pensar en que estaba enamorado de mi Karolín? Inmediatamente, me sentí asqueroso, e imaginar mi reflexión en un espejo me dio náuseas. Aún así, por mucho que decidí odiarme, Karol no dejaba mis pensamientos. Eso, en definitiva; ya no era una novedad. Pero, por algún motivo, ya no era aquel Karol indefenso, de grandes ojitos y labios rosados que no podían decir nada malo. Ahora pensaba en el maduro Karol Dance, con esa gran sonrisa que quería comerse al mundo; con extremidades cuidadosamente repartidas en su cuerpo para robar la atención de cualquier mortal que osara a mirarlo. Pensé en un Karol sexy, que aunque guardara en su interior una pequeña llamita de inocencia y ternura; era alguien a quien admirar y mirar hacia arriba.