CAPÍTULO 3

3.5K 553 66
                                    


HALIA

Día 1

Un gruñido me despertó del sueño. Muy lentamente, abrí los ojos, acostumbrándome a la oscuridad. Lo primero que vi fue unos ojos rasgados, de un azul muy intenso, mirándome fijamente.

Su cercanía me hizo sobresaltar, mi espalda chocó contra la red salvajemente, causando un dolor punzante en mi columna vertebral. Me froté los ojos y acerqué mis pies hacia mi cuerpo para alejarme de él.

A sólo unos centímetros de mi, podía ver su rostro con detalle. Sus quemaduras y cicatrices se veían rojas y mal curadas y solo eran un recordatorio de mi triste realidad. Al instante tenía unas ganas casi insoportables de llorar.

Caos, completamente ajeno a mi tormento, se acostó muy lentamente en el mugriento suelo, agazapándose como un depredador, mirándome. Llevaba toda la noche allí. Lo sabía porque el ruido constante de sus cadenas siendo forzadas me despertaban una y otra vez.

Casi podía seguir escuchándolo en mi cabeza, en repetición continua.

-Aléjate.-Su cercanía me impedía moverme más allá del rinconcito en el que había sido mantenida toda la noche. Había mucho más espacio en la jaula, pero él se mantenía allí, haciéndome incapaz de dar un paso lejos de mi esquina.

Sus ojos se estrecharon, sus pupilas fijas en mi. Miré a mi alrededor, pero no había nada más que oscuridad. Ni una ventana que pudiera iluminar mi estancia aquí. El estómago me rugía, y no podía hacer nada, aunque llevaba muchísimas horas sin comer ni beber nada.

Miré de nuevo al niño agazapado frente a mí. Sus gestos, sus movimientos, cada cosa que hacia me recordaba a un animal. Jamás había visto a ningún niño comportarse de esa manera.
Tampoco había visto a nadie con un físico como el suyo.

Me aterrorizaba.

-Hay mucho espacio aquí.-Hice un gesto a mí alrededor, intentando no mirar mucho sus cicatrices.-No tienes que estar todo el rato tan cerca.-Suspiré.

Como si quisiera provocarme, Caos intentó dar otro paso hacia mí, pero de nuevo, sus cadenas estaban forzadas al tope. Lo mantenían paralizado en su lugar, incapaz de tocarme.

Gruñó y me mostró los dientes como un perro sarnoso. Sus ojos no me dejaban ni un solo segundo. Resignada, me obligué a dejarlo hacer lo que quisiera. Al fin y al cabo, mientras no me moviera de aquí, él no me alcanzaría.

Nadie vino a traernos comida ni bebida, a pesar de que mi estómago ya parecía gritar por toda la habitación. Los ruidos de mi hambre solo atraían más la atención de Caos en mi. Al final, a sabiendas de que no podía hacer nada, excepto esperar a que alguien viniera con comida, me quedé dormida.

Me asusté muchísimo cuando noté un brusco agarre en mi pie. Abrí los ojos espantada para encontrar a Caos. Me di cuenta entonces de qué me había movido más de lo previsto mientras dormía y finalmente él había podido alcanzar mi zapatilla.

Entré en pánico.

Durante varios minutos, tuvimos un pequeño momento de tira y afloja. Él intentaba morderme y yo hice todo lo posible para alejar mi pie de sus dientes. Sollozé y pataleé, y solo cuando pensaba que por fin perdería la batalla, conseguí volver a mi esquina.

¿El único problema? Él se quedó mi zapatilla.

Mantuve mi pie descalzo cerca de mi, agradecida de mantener mis miembros intactos. Volví a mirar a Caos y vi como llevaba mi zapatilla hacia su esquina, lejos de mi. Después de unos segundos, volvió a sentarse cerca, esperando otra oportunidad para quitarme cosas o peor, arrancarme un brazo.

💀CAOS🖤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora