CAPÍTULO 7

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HALIA

DIA 12

Un montón de agua fría cayó sobre ellos, haciendo que sus cuerpos temblaran. Intentó encogerse, pero no dejaron de tirar más agua en la celda con unas mangueras. Por mucho que trató de abrazarse y apartarse, el agua la empapó entera. Caos gruñó y trató de ponerse delante de ella para impedir que le hicieran daño con la potencia del agua.

Su cabello castaño oscuro estaba pegado a su cabeza por la humedad, su pelo largo cayendo sobre su espalda. Él gruñó a los hombres y trató de impedir que más agua cayera sobre ellos, pero nada servía. Después de lo que pareció una eternidad, los hombres pararon y los abandonaron de nuevo en la jaula.

Caos se pegó a ella. Sus ojos rasgados moviéndose inquietos.
Frotó su mejilla en su cabello mojado y trato de abrazarla con sus brazos.

-¿Halia?

Tragó saliva y lo miró. Los dientes le castañeteaban por el frío que le sacudía el cuerpo. Caos no parecía tener frío. Quién sabía el tiempo que había estado aquí y las muchas sesiones de baño que le había tocado pasar.
Para él era normal que lo rociaran con agua helada. Pero ella estaba acostumbrada a los baños calientes en su bañera, con la espuma y los olores perfumados que su madre echaba en el agua.

Esto era como una pesadilla.

Caos apretó su cuerpo y trató de ofrecerle parte de su calor corporal. Sus ojos rasgados mirando cada expresión que hacía.

-¿Halia?

Negó con la cabeza y apretó los dientes, tratando de dejar de temblar. Caos frunció el ceño y apoyó su barbilla en la coronilla mojada de ella, esperando con paciencia a que ella pudiera entrar en calor.

Cuando por fin dejó de temblar, una de las mujeres que solía venir para manejar la sesión de baño se acercó con dos harapos. Unos pantalones cortos y viejos para Caos y una especie de vestido marrón desteñido para ella.

La señora hizo un gesto hacia la ropa.

-Poneros esto. No sirve de nada que limpiemos vuestra inmundicia si vuestra ropa apesta.-Sus ojos se centraron en Caos y en su cara llena de quemaduras y cicatrices. Sus ojos bajaron sobre su cuerpo, igualmente marcado. Hizo una mueca de repugnancia.-Asqueroso.

Caos no podía entender lo que decía, pero su gesto era algo que incluso él podía comprender. Sabía perfectamente que esa mujer lo estaba despreciando. Pero Caos no le prestaba atención, él tomó la ropa rápidamente para dársela a ella y que pudiera entrar en calor con la ropa seca.

Su ropa mojada y vieja se pegaba a su cuerpo como una segunda piel, lo que hacía que fuera muy difícil desnudarse y cambiarse por la nueva. Sintió mucho reparo por que Caos estuviera ahí. Ella nunca se había desnudado frente a un niño. Solo frente a su hermano pequeño, por que aveces cuando su madre no tenía tiempo para bañar a Cody y a ella en baños separados, los metía juntos y llenaba la bañera de juguetes. Su madre decía que ellos todavía eran muy pequeños y que no pasaba nada, pero que cuando empezarán a crecer, ya no podrían hacer eso.

La diferencia era que Cody era prácticamente un bebé y siempre lo había conocido. Pero con Caos todavía se sentía tímida, a pesar de su acercamiento en los últimos días.

Pero eso ya no era algo que importara. Estaba demasiado asustada por la situación tan extrema en la que vivían cómo para ser pudorosa por que un niño pudiera verla desnuda. Se quitó la ropa dándole la espalda y trató de ponerse el vestido feo lo más rápido posible. Caos hizo lo mismo con su ropa.

Se sentó en la zona de la jaula que menos había alcanzado el agua y acercó las rodillas a su pecho. Caos se pegó a su costado pero ya no la inquietaba. De alguna manera se estaba acostumbrando a que ese niño fuera su sombra.

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⏰ Última actualización: May 08, 2020 ⏰

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