Descubriendo nuevos sentimientos.

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Cassandra se marchó del lugar, no sabía el porqué se sentía incomoda de repente. Apenas conocía a Rapunzel, apenas era su amiga, no debía de preocuparse de su vida. Sin embargo, esa sensación de conocerla la invadía cada vez más.

Caminó a través de los pasillos, buscó su casillero y tomó sus libros, detestaba tener que aguantar a hacer las clases de aritmética para poder llegar a entrenar con su equipo.

En las clases toda su mente se llenó de pensamientos hacía la rubia, se preguntaba acerca de como vivió su infancia con su secuestradora, ¿en dónde vivió todo ese tiempo? ¿porque se le hacía muy familiar? ¿porque sentía una extraña sensación dentro de su ser al verla?.

El sonido de la campana logró sacarla de sus pensamientos, debía apresurarse a salir de su salón, tomó su mochila y su celular. Salió por la puerta de dicha habitación, le había llegado entonces un mensaje en su celular de un número desconocido, lo cuál extrañó bastante a la pelinegra.

Entre la distracción, Cassandra tropezó con las cosas de un alumno y cayó al suelo. Era claro que ella no había visto que estaba ahí una mochila de Star Wars, lo que no esperaba era que las risas de los demás alumnos se harían presentes.
-Cassandra, ¿estas bien?- preguntó Varian que la levantó del suelo cuidadosamente.
-si Varian, gracias- la chica trató de no mostrarse grosera ante el niño.
-disculpa, no había visto que venías detrás y tuve que dejar mi mochila en el piso para recoger unas cosas- se disculpó Varian avergonzado de lo sucedido.
-no hay problema- Cassandra se relajó un poco- yo iba distraída, no fue tu culpa-
-por cierto, una chica rubia me preguntó por ti- Varian cambió de tema- quería comunicarse contigo y le pasé tu número-
-¿rubia? ¿te refieres a Rapunzel?- preguntó la pelinegra muy contenta.
-si, va en algunas clases conmigo y con su novio Eugene- explicó el chico amablemente- se ve que es muy buena persona-
-entiendo- dijo Cassandra mirando a Varian- muchas gracias por avisarme-
-no es nada, además con gusto puedo ayudarte en lo que necesites- el muchacho besó delicadamente la mano de Cassandra.
-ehmm.. Gracias Varian- Cassandra quitó su mano lentamente- te veré luego-
-nos vemos Cassie-

Cassandra corrió hacía los vestidores, se cambió en pocos minutos a su uniforme deportivo y salió al campo de entrenamiento.

Allí se encontraban sus compañeros de equipo, la entrenadora del equipo, Adira; la miró seriamente e hizo sonar su silbato.
-bien equipo, como saben se acerca en tres meses el torneo contra las Focas de Equis, por eso deben esforzarse al máximo para poder declararnos por primera vez ganadores, nosotros las tuzas de Corona- explicó la mujer viendo a sus alumnos uno a uno- ¿no les quedó ninguna duda?-
-¡no entrenadora!- respondieron todos al unísono.
-bien ¡a entrenar!- la asiática sonó el silbato y los adolescentes iniciaron su calentamiento.

Después de un rato de recorrer la pista, hacer sentadillas y flexiones y tacleadas, Adira hizo llamar al equipo y los alumnos formaron una fila.
-lo han hecho bien muchachos- la mujer les sonrió orgullosa- por hoy terminó el entrenamiento-
-nos vemos luego- dijeron los chicos dirigiéndose a los vestidores.
-espera, Cassandra- Adira la detuvo- necesito hablar contigo-

Cassandra se acercó a la mujer, no sentía nervios, sin embargo, tal vez tendría que ver con su entrenamiento, eso debía de ser.
-¿que sucede, Adira?- preguntó la pelinegra cruzada de brazos.
-me he dado cuenta de tu rendimiento estas semanas y debo decir que cada día me impresionas, Cassandra- dijo la mujer sonriendo- sin embargo, creo que aún te hace falta una cosa para estar completa-
-¿que cosa?- preguntó Cassandra muy intrigada.
-pues en realidad nos hace falta un capitán en el equipo, hay muchas vacantes disponibles y quería recomendarte a ti como la capitana del equipo de Football americano de esta escuela ¿que te parece?- contestó Adira guiñando un ojo a la jovencita.
-!¿es en serio?¡ ¡acepto con gusto la responsabilidad de dirigir al equipo a la victoria!- Cassandra casi saltó de la emoción.
-sé que harás un gran trabajo, puedes marcharte-

Un rato después Cassandra salió de los vestidores, desbloqueo su celular y contestó los mensajes de Rapunzel, al parecer la rubia quería invitarla a su casa para pasar el rato juntas, cosa que le pareció perfecto a Cassandra.

La pelinegra revisó su reloj y esperó al autobús. Cuando llegó el autobús subió rápidamente y tomó asiento, fue entonces que le llegó un mensaje de su padre:
“Cassandra, hoy estaré patrullando en las calles y llegaré tarde a casa, te quiero hija”.

La chica bajó en su parada y se dirigió a su casa, abrió la puerta y dejó su mochila en la sala. Su casa no era muy grande, era de esas típicas casas rústicas que había en Estados Unidos y el ambiente era acogedor.

Sacó del refrigerador la comida del día anterior y la calentó en el microondas. Ya era costumbre que de vez en cuando no comiera con su padre todos los días, pero a veces no soportaba la soledad.

Revisó su conversación con Rapunzel, había algo en ella que le llamaba la atención, aparte de su pasado, era algo más fuerte pero no lo entendía.

Cassandra suspiró para si misma, miró la foto de ella y su padre, cuando ella tenía tan solo 6 años. No recordaba mucho de su infancia, pero esa foto la hacía sentir nostálgica.

-me pregunto.. ¿algún día conoceré a mis padres?-

                     Continuará....

The drop of the Sun and The Moon (Cassanzel Modern!AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora