Un gran camino por delante.

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Cassandra leía una y otra vez el documento con la esperanza de encontrar pistas sobre su pasado, sus padres !algo por el amor de dios!. Ya sus heridas estaban mejor, se veía menos machacada que cuando sucedió el incidente.
Obviamente su padre la regañó por lo sucedido pero detrás de ese regaño sabía que había preocupación más que nada, lo cual agradecía en esos momentos en los que su mente y corazón no parecían coincidir.

Prendió la lámpara de su habitación y vio los mensajes de Rapunzel. Adoraba la preocupación que mostraba la rubia, no era como otros adolescentes que si no eras una mierda como ellos no te aceptaban en su grupo.

Volvió a recordar ese beso, ese maldito beso la estaba torturaba por dentro.
Nunca esperó enamorarse de la rubia, nunca esperó ser su amiga, pero no quería perder esa sensación tan cálida que le brindaba la chica.
Consideraba a Eugene Fitzherbert un suertudo por tener el amor de la rubia, estaban hechos el uno para el otro, nadie les podía negar eso.

Era la primera vez que se sentía tan triste en toda su vida, nunca fue una chica que llorara por cualquier cosa, por más herida estuviera, por más que le costara llegar a la cima por sus sueños, nada de ese dolor le llegaba al gran nudo que se juntaba en su garganta. Quería un consejo de alguien, quería que alguien la abrazara en esos momentos y ese alguien fuera Rapunzel, pero era inútil, ella ya era feliz con otro.

No iba a llorar, debía de centrarse en la búsqueda de sus padres y tal vez así su vida tendría un poco más de sentido.
-Cassandra- oyó la voz de su padre a través de la puerta, escondió el documento en su armario, lo cerró con llave y se sentó en su escritorio- voy a pasar-
-!si papá¡-

El capitán entró a la habitación con una sonrisa, era algo muy raro pues su padre por lo general era serio y casi no mostraba sus sentimientos, algo a lo que Cassandra se acostumbró por muchos años.
-Cassandra, tengo algo para ti- al instante el capitán mostró un pequeño pastel redondo hecho de chocolate y con una cubierta de vainilla- mañana es tú cumpleaños y.. Quería celebrarlo por adelantado, ya sabes por.. Trabajo y esas cosas-
-oh papá- Cass abrazó a su padre que apartó el pastel y lo puso en el escritorio- no importa si no puedes estar conmigo en mi cumpleaños, con esto me basta-
-mi Cassandra- su padre besó su frente- ¡feliz casi cumpleaños!-
-jajaja gracias papá-

Ambos partieron el pastel, cenaron y charlaron durante un buen rato. Así Cassandra decidió despedirse de su padre y se fue a dormir.

En sus sueños podía oír la voz de una mujer, a veces la voz de un hombre y después aparecía una cajita musical con una hermosa melodía tocando de fondo para después encontrarse disfrutando un bello sueño a lado de Rapunzel. Fue así como se adentró en los brazos de morfeo y durmió plácidamente.

Unos rayos de sol entraban por su ventana, la chica despertó, vio la hora desde su reloj que estaba decorada como un búho. Eran las 12:00 p.m, ¿tan tarde era? ¿cuanto tiempo había dormido? Debió estar muy cansada anoche como para dormir demasiado.

Se levantó de su cama y se fue a la cocina. Su padre no estaba presente en la casa, por lo que asumió que se había ido al trabajo. Como era sábado debía aprovechar a descansar, claro que también quería seguir investigando con sus amigos sobre su familia.
Así que desayunó un pedazo de pastel, se arreglo y salió a la calle.

Cassandra caminaba sin rumbo alguno, veía por las calles a parejas y a familias ¿acaso el destino conspiraba en su contra o simplemente su mente le hacía una mala jugada?. Siguió caminando hasta toparse con las tiendas al este de la ciudad, muchos de los habitantes de Corona se conocían entre si desde hace años, la mayoría eran amables así que era fácil hacer amistades con ellos.

Decidió tomar un descanso en una banca de la calle, cerca suyo se encontraba la tienda de dulces del tío Monty. Ella conocía al tío Monty desde que tenía memoria, su padre la llevaba a comer dulces después de un largo día de trabajo y Monty se hizo muy amigo de la familia, de hecho tenía una buena relación con todo el pueblo a excepción de Rapunzel, algo que le desconcertaba pero se fue acostumbrando.
-hola Cassandra- salió el tío Monty de la tienda con una sonrisa- duro el calor ¿eh?-
-si, esta infernal tío Monty- Cass abrazó al hombre bonachón.
-con este calor es recomendable tomar algo fresco- el tío Monty le dio una paleta que tenía una carita sonriente- feliz cumpleaños Cassandra-
-gracias tío Monty- la chica volvió a abrazar al hombre.
-no es nada ¿vas a algún lugar?- preguntó Monty acomodando el letrero de su tienda.
-solo iba a pasear un rato, tal vez vea a mis amigos en el camino-
-espero que te la pases muy bien con ellos- Monty se despidió de la chica- ¡nos vemos después!-
-¡adios tío Monty!-

Cassandra caminó por la acera perdida en sus pensamientos, tenía tantas cosas en la cabeza que no sabía por cuál empezar, deseaba saber dónde se encontraban sus padres (claro si es que no estaban muertos), deseaba saber su origen, quería ver la cara de sus padres y conocer a las personas que le dieron la vida.
Además quería saber como lidiar con sus sentimientos hacía Rapunzel, quería decirle como se sentía pero era algo que realmente no era de su estilo.
Ella era feliz con Eugene y punto, a ponerle fin a esos sentimientos.

Claro no era tan sencillo como decirlo a hacerlo. De verdad que su moral y sus sentimientos se debatían, estaba con la espada en la pared.

Fue que muy pronto vio a Rapunzel, Eugene, Lance y Varian al otro lado de la calle. Al parecer veían una tienda de videojuegos al que Varian estaba emocionado de entrar, se acercó a ellos rápidamente y los saludó.
-¿que tienen planeado hacer hoy, chicos?- preguntó Cass.
-pues no mucho en realidad, estábamos viendo que comprar o que hacer- respondió Varian algo aburrido.
-¿que les parece si vamos a comer a algún restaurante?- sugirió la pelinegra sonriendo.
-!vamos¡- dijeron los chicos al unísono.

Los chicos se adelantaron a caminar a su destino, entre tanto Cassandra y Rapunzel se veían la una a la otra en silencio.
-Cass- finalmente dijo la rubia- ¡feliz cumpleaños!-

Rapunzel le dio un fuerte abrazo a Cass y la chica lo correspondió con gusto.
-muchas gracias, Raps- la pelinegra vio dulcemente a Rapunzel, sus ojos eran tan brillantes como el sol de Corona.
-¿cuantos años cumples, Cass?- preguntó Rapunzel con curiosidad.
-cumplo 17- Cass respondió muy sonriente.
-vaya eres mayor que yo- la rubia se río.
-y siempre lo seré, pequeña-

Ambas se dirigieron al restaurante en compañía de sus amigos, sin embargo, el pecho de Cass le dolía más y más, pero mejor decidió ignorar ese dolor y disfrutar esa tarde con sus amigos.

“será mejor para las dos”   pensó Cassandra sofocando esos pensamientos.

                       Continuará....

The drop of the Sun and The Moon (Cassanzel Modern!AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora